14.05.2013 Views

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Versículos 1—7. La necedad <strong>de</strong> volver a <strong>la</strong>s observancias legales para <strong>la</strong> justificación. 8—11. El<br />

cambio feliz efectuado en los creyentes gentiles. 12—18. El apóstol razona en contra <strong>de</strong> seguir a<br />

los falsos maestros. 19, 20. Expresa su intensa preocupación por ellos. 21—31. Y luego explica<br />

<strong>la</strong> diferencia entre lo que <strong>de</strong>be esperarse <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley y <strong>de</strong>l evangelio.<br />

Vv. 1—7. El apóstol trata c<strong>la</strong>ramente con los que querían imponer <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Moisés junto con el<br />

evangelio <strong>de</strong> Cristo, proponiéndose sujetar a los creyentes a su esc<strong>la</strong>vitud. No podían enten<strong>de</strong>r<br />

plenamente el significado <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley dada por Moisés. Como esa era una dispensación <strong>de</strong> tinieb<strong>la</strong>s, era<br />

<strong>de</strong> esc<strong>la</strong>vitud; ellos estaban atados a tantos ritos y observancias fatigosas, por los que se les<br />

enseñaba, y se les mantenía sujetos, como niño a tutores y curadores. —Bajo <strong>la</strong> dispensación <strong>de</strong>l<br />

evangelio apren<strong>de</strong>mos el estado más feliz <strong>de</strong> los cristianos. Nótese en estos versículos <strong>la</strong>s maravil<strong>la</strong>s<br />

<strong>de</strong>l amor y <strong>la</strong> misericordia divina, particu<strong>la</strong>rmente <strong>de</strong> Dios Padre al enviar a su Hijo al mundo para<br />

redimir y salvarnos; <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios al someterse a tanta bajeza y sufrir tanto por nosotros; y <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo al con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r a habitar en los corazones <strong>de</strong> los creyentes para tales propósitos <strong>de</strong><br />

gracia. A<strong>de</strong>más, <strong>la</strong>s ventajas que disfrutan los cristianos bajo el evangelio. Aunque por naturaleza<br />

hijos <strong>de</strong> ira y <strong>de</strong>sobediencia, ellos llegan a ser por gracia hijos <strong>de</strong>l amor y participan <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza<br />

<strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Dios; porque Él hará que todos sus hijos se le parezcan. El hijo mayor es el here<strong>de</strong>ro<br />

entre los hombres; pero todos los hijos <strong>de</strong> Dios tendrán <strong>la</strong> herencia <strong>de</strong> los primogénitos. Que el<br />

temperamento y <strong>la</strong> conducta <strong>de</strong> los hijos muestre para siempre nuestra adopción y que el Espíritu<br />

Santo testifique a nuestros espíritus que somos hijos y here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Dios.<br />

Vv. 8—11. El cambio feliz por el cual los gá<strong>la</strong>tas se volvieron <strong>de</strong> los ídolos al Dios vivo, y<br />

recibieron, por medio <strong>de</strong> Cristo, <strong>la</strong> adopción <strong>de</strong> hijos, fue el efecto <strong>de</strong> su libre y rica gracia. Ellos<br />

fueron puestos bajo <strong>la</strong> obligación mayor <strong>de</strong> mantener <strong>la</strong> libertad con que Él los hizo libres. Todo<br />

nuestro conocimiento <strong>de</strong> Dios empieza <strong>de</strong> su <strong>la</strong>do; lo conocemos porque somos conocidos por Él. —<br />

Aunque nuestra religión prohíbe <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría, aún hay muchos que practican <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría espiritual en<br />

sus corazones. Porque lo que más ama un hombre, y aquello que más le interesa, eso es su dios:<br />

algunos tienen sus riquezas como su dios; algunos, sus p<strong>la</strong>ceres, y otros, sus lujurias. Muchos<br />

adoran, sin saber, a un dios <strong>de</strong> su propia hechura; un dios todo hecho <strong>de</strong> misericordia sin ninguna<br />

justicia. Porque se convencen <strong>de</strong> que hay misericordia <strong>de</strong> Dios para ellos aunque no se arrepientan y<br />

sigan en sus pecados. —Es posible que los que hicieron una gran profesión <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, <strong>de</strong>spués<br />

sean <strong>de</strong>sviados <strong>de</strong> <strong>la</strong> pureza y simplicidad. Mientras más misericordia haya mostrado Dios al llevar a<br />

alguien a conocer el evangelio, y sus liberta<strong>de</strong>s y privilegios, más gran<strong>de</strong> es su pecado y necedad al<br />

tolerar que ellos mismos sean privados <strong>de</strong> ello. De aquí, pues, que todos los miembros <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia<br />

externa <strong>de</strong>ban apren<strong>de</strong>r a temer su yo, y a sospechar <strong>de</strong> sí mismos. No <strong>de</strong>bemos contentarnos con<br />

tener algunas cosas buenas en nosotros. Pablo teme que su <strong>la</strong>bor fuera en vano, pero aún se esfuerza;<br />

y el hacerlo así, siga lo que siguiere, es <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra sabiduría y el temor <strong>de</strong> Dios. Esto <strong>de</strong>be recordar<br />

cada hombre en su puesto y l<strong>la</strong>mamiento.<br />

Vv. 12—18. El apóstol <strong>de</strong>sea que ellos sean unánimes con él en cuanto a <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Moisés y<br />

unidos con él en amor. Al repren<strong>de</strong>r a los otros, <strong>de</strong>bemos cuidar <strong>de</strong> convencerlos <strong>de</strong> que nuestra<br />

reprensión viene <strong>de</strong> una sincera consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> <strong>la</strong> honra <strong>de</strong> Dios y <strong>la</strong> religión y <strong>de</strong>l bienestar <strong>de</strong><br />

ellos. El apóstol recuerda a los gá<strong>la</strong>tas <strong>la</strong> dificultad con que trabajó cuando estuvo entre ellos por<br />

primera vez. Pero nota que fue un mensajero bien recibido por ellos. Sin embargo, ¡cuán inciertos<br />

son el favor y el respeto <strong>de</strong> los hombres! Esforcémonos por ser aceptos a Dios. —Una vez os<br />

creísteis dichosos por recibir el evangelio; ¿ahora tenéis razón para pensar lo contrario? Los<br />

cristianos no <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>la</strong> verdad por temor <strong>de</strong> ofen<strong>de</strong>r al prójimo. Los falsos maestros que<br />

<strong>de</strong>sviaron a los gá<strong>la</strong>tas <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong>l evangelio, eran hombres astutos. Pretendían afecto, pero no<br />

eran sinceros ni rectos. Se da una reg<strong>la</strong> excelente. Bueno es ser siempre celoso <strong>de</strong> algo bueno; no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!