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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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temperamento mental cristiano, que vivan por fe en Cristo y para quienes Él es el todo en todo,<br />

tienen <strong>la</strong> vestimenta para <strong>la</strong> boda. La justicia <strong>de</strong> Cristo que nos es imputada y <strong>la</strong> santificación <strong>de</strong>l<br />

Espíritu son, ambas, por igual necesarias. Nadie tiene el ropaje <strong>de</strong> boda por naturaleza ni pue<strong>de</strong><br />

hacérselo por sí mismo. Llega el día en que los hipócritas serán l<strong>la</strong>mados a rendir cuentas <strong>de</strong> todas<br />

sus intrusiones presuntuosas en <strong>la</strong>s or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong>l evangelio y <strong>de</strong> <strong>la</strong> usurpación <strong>de</strong> los privilegios <strong>de</strong>l<br />

evangelio. Echadlo a <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s <strong>de</strong> afuera. Los que andan en forma indigna <strong>de</strong>l cristianismo,<br />

abandonan toda <strong>la</strong> dicha que proc<strong>la</strong>man presuntuosamente. —Nuestro Salvador pasa aquí <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

parábo<strong>la</strong> a su enseñanza. Los hipócritas andan a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l evangelio mismo camino a <strong>la</strong> extrema<br />

oscuridad. Muchos son l<strong>la</strong>mados a <strong>la</strong> fiesta <strong>de</strong> boda, esto es, a <strong>la</strong> salvación, pero pocos tienen el<br />

ropaje <strong>de</strong> <strong>la</strong> boda, <strong>la</strong> justicia <strong>de</strong> Cristo, <strong>la</strong> santificación <strong>de</strong>l Espíritu. Entonces, examinémonos si<br />

estamos en <strong>la</strong> fe y procuremos ser aprobados por el Rey.<br />

Vv. 15—22. Los fariseos enviaron sus discípulos a los herodianos, un partido <strong>de</strong> los judíos, que<br />

apoyaba <strong>la</strong> sumisión total al emperador romano. Aunque eran contrarios entre sí, se unieron contra<br />

Cristo. Lo que dijeron <strong>de</strong> Cristo estaban bien; sea que lo supieran o no, bendito sea Dios que<br />

nosotros lo sabemos. Jesucristo fue un maestro fiel, uno que reprueba directamente. —Cristo vio su<br />

iniquidad. Cualquiera sea <strong>la</strong> máscara que se ponga el hipócrita, nuestro Señor Jesús ve a través <strong>de</strong><br />

el<strong>la</strong>. Cristo no intervino como juez en materias <strong>de</strong> esta naturaleza, porque su reino no es <strong>de</strong> este<br />

mundo, pero insta a sujetarse pacíficamente a los po<strong>de</strong>res que hay. Reprobó a sus adversarios y<br />

enseñó a sus discípulos que <strong>la</strong> religión cristiana no es enemiga <strong>de</strong>l gobierno civil. —Cristo es y será<br />

<strong>la</strong> maravil<strong>la</strong> no sólo <strong>de</strong> sus amigos, sino <strong>de</strong> sus enemigos. Ellos admiran su sabiduría, pero no serán<br />

guiados por el<strong>la</strong>, y su po<strong>de</strong>r, pero no se someterán.<br />

Vv. 23—33. Las doctrinas <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>sagradan a los infieles saduceos y a los fariseos y<br />

herodianos. Él lleva <strong>la</strong>s gran<strong>de</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> resurrección y el estado futuro más allá <strong>de</strong> lo que se<br />

había reve<strong>la</strong>do hasta entonces. No hay modo <strong>de</strong> <strong>de</strong>ducir <strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> cosas en este mundo lo que<br />

acontecerá en el más allá. La verdad sea puesta a <strong>la</strong> luz c<strong>la</strong>ra y se manifieste con toda su fuerza.<br />

Habiéndolos silenciado <strong>de</strong> este modo, nuestro Señor procedió a mostrar <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

resurrección a partir <strong>de</strong> los libros <strong>de</strong> Moisés. Dios le <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ró a Moisés que era el Dios <strong>de</strong> los<br />

patriarcas que habían muerto hacía mucho tiempo; esto <strong>de</strong>muestra que ellos estaban entonces en un<br />

estado <strong>de</strong>l ser capaz <strong>de</strong> disfrutar su favor y prueba que <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> resurrección es c<strong>la</strong>ramente<br />

enseñada en el Antiguo Testamento y en el Nuevo. Pero esta doctrina estaba reservada para una<br />

reve<strong>la</strong>ción más plena <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> resurrección <strong>de</strong> Cristo, primicia <strong>de</strong> los que durmieron. Todos los<br />

errores surgen <strong>de</strong> no conocer <strong>la</strong>s Escrituras y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. —En este mundo <strong>la</strong> muerte se lleva a<br />

uno tras otro y así, termina con todas <strong>la</strong>s esperanzas, los goces, <strong>la</strong>s penas y <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones terrenales.<br />

¡Qué <strong>de</strong>sgraciados son los que no esperan nada mejor más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> tumba!<br />

Vv. 34—40. Un intérprete <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley preguntó algo a nuestro Señor para probar no tanto su<br />

conocimiento como su juicio. El amor <strong>de</strong> Dios es el primer y gran mandamiento, y el resumen <strong>de</strong><br />

todos los mandamientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> primera tab<strong>la</strong>. Nuestro amor por Dios <strong>de</strong>be ser sincero, no sólo <strong>de</strong><br />

pa<strong>la</strong>bra y lengua. Todo nuestro amor es poco para dárselo, por tanto todos los po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l alma<br />

<strong>de</strong>ben comprometerse con Él y ejecutados para Él. —Amar a nuestro prójimo como a nosotros<br />

mismos es el segundo gran mandamiento. Hay un amor propio que es corrompido y raíz <strong>de</strong> los<br />

pecados más gran<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>be ser <strong>de</strong>jado y mortificado; pero hay un amor propio que es <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>ber más gran<strong>de</strong>: hemos <strong>de</strong> tener el <strong>de</strong>bido interés por el bienestar <strong>de</strong> nuestra alma y nuestro<br />

cuerpo. Debemos amar a nuestro prójimo tan verda<strong>de</strong>ra y sinceramente como nos amamos a<br />

nosotros mismos; en muchos casos <strong>de</strong>bemos negarnos a nosotros por el bien <strong>de</strong>l prójimo. Por estos<br />

dos mandamientos mol<strong>de</strong>en, nuestro corazón.

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