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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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el hombre tenga todos los p<strong>la</strong>ceres mundanales. Nada hay que obre el arrepentimiento tan bien como<br />

el pensamientos correcto acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> misericordia y el amor <strong>de</strong> Dios. No nos atrevamos a abusar ni<br />

a afrentar <strong>la</strong> libre gracia <strong>de</strong> Dios si queremos ser salvados por el<strong>la</strong>; pero todos los que quieran ser<br />

contados entre los que obtienen misericordia an<strong>de</strong>n como su pueblo.<br />

Vv. 11, 12. Hasta el mejor <strong>de</strong> los hombres, el linaje escogido, el pueblo <strong>de</strong> Dios tiene que ser<br />

exhortado a guardarse <strong>de</strong> los peores pecados. Las concupiscencias carnales son <strong>la</strong>s más <strong>de</strong>structivas<br />

para el alma <strong>de</strong>l hombre. Es un juicio doloroso ser entregado a el<strong>la</strong>s. —Hay un día <strong>de</strong> visitación que<br />

viene, en el cual Dios pue<strong>de</strong> l<strong>la</strong>mar al arrepentimiento por su pa<strong>la</strong>bra y su gracia; entonces, muchos<br />

glorificarán a Dios y <strong>la</strong>s santas vidas <strong>de</strong> su pueblo habrán promovido el feliz cambio.<br />

Vv. 13-17. La conducta <strong>de</strong>l cristiano <strong>de</strong>be ser honesta; lo cual no pue<strong>de</strong> ser, si no se cumplen<br />

justa y cuidadosamente todos los <strong>de</strong>beres re<strong>la</strong>cionados; el apóstol los trata aquí con c<strong>la</strong>ridad.<br />

Consi<strong>de</strong>rar esos <strong>de</strong>beres es <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios; en consecuencia, es <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l cristiano y el modo <strong>de</strong><br />

silenciar <strong>la</strong>s calumnias viles <strong>de</strong> hombres ignorantes y necios. Los cristianos <strong>de</strong>ben proponerse, en<br />

todas sus re<strong>la</strong>ciones, conducirse rectamente para que no hagan <strong>de</strong> su libertad un manto o cubierta <strong>de</strong><br />

alguna maldad, o <strong>de</strong>scuido <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, pero <strong>de</strong>ben recordar que son siervos <strong>de</strong> Dios.<br />

Vv. 18-25. Los criados <strong>de</strong> aquellos tiempos por lo general eran esc<strong>la</strong>vos, y tenían amos paganos,<br />

que solían utilizarlos con crueldad; pero el apóstol les instruye que se sometan a sus amos puestos<br />

sobre ellos por <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia, con el temor <strong>de</strong> <strong>de</strong>shonrar u ofen<strong>de</strong>r a Dios. No sólo a los agradados<br />

con el servicio razonable, sino con los severos y con los que se enojan sin causa. La ma<strong>la</strong> conducta<br />

pecaminosa <strong>de</strong> una persona no justifica <strong>la</strong> conducta pecaminosa <strong>de</strong> <strong>la</strong> otra; el siervo tiene que<br />

cumplir su <strong>de</strong>ber aunque el amo sea pecaminosamente perverso y malo. Pero los amos <strong>de</strong>bieran ser<br />

mansos y buenos con sus siervos e inferiores. —¿Qué gloria o distinción habría en que los cristianos<br />

profesos sean pacientes cuando se les corrigen sus faltas? Pero si cuando se comportan bien y son<br />

maltratados por los amos paganos, soberbios y apasionados, lo soportan sin quejas sin ira y sin<br />

propósitos <strong>de</strong> venganza, y perseveran en su <strong>de</strong>ber, esto será aceptable para Dios como efecto<br />

distintivo <strong>de</strong> su gracia y será recompensado por Él. —La muerte <strong>de</strong> Cristo tenía el propósito no sólo<br />

<strong>de</strong> ser ejemplo <strong>de</strong> paciencia en los sufrimientos, sino <strong>de</strong> llevar nuestros pecados; soportó el castigo<br />

<strong>de</strong> ellos, y con ello satisfizo <strong>la</strong> justicia divina. Por ello, nos los quita. Los frutos <strong>de</strong> los sufrimientos<br />

<strong>de</strong> Cristo son <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong>l pecado, y una nueva vida santa <strong>de</strong> justicia; <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s tenemos ejemplo,<br />

motivaciones po<strong>de</strong>rosas, y capacidad para cumplirlos, por <strong>la</strong> muerte y resurrección <strong>de</strong> Cristo.<br />

Nuestra justificación: Cristo fue molido y crucificado como sacrificio por nuestros pecados, y por<br />

sus l<strong>la</strong>gas fueron curadas <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestra alma. —Aquí está el pecado <strong>de</strong>l hombre: él se<br />

<strong>de</strong>scarría y esto es su propio acto. Su <strong>de</strong>sgracia: él se aleja <strong>de</strong>l redil, <strong>de</strong>l Pastor y <strong>de</strong>l rebaño, y, así, se<br />

expone a peligros sin cuenta. Aquí está <strong>la</strong> recuperación por <strong>la</strong> conversión; ahora vuelven como<br />

efecto <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia divina. De todos sus errores y <strong>de</strong>scarríos regresan a Cristo. Los pecadores siempre<br />

están <strong>de</strong>scarriados antes <strong>de</strong> su conversión; <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> ellos es un error continuo.<br />

CAPÍTULO III<br />

Versículos 1—7. Los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> <strong>la</strong>s esposas y los esposos. 8—13. Los cristianos son exhortados a<br />

armonizar. 14—22. Exhortados a <strong>la</strong> paciencia en <strong>la</strong>s persecuciones por amor a <strong>la</strong> justicia,<br />

consi<strong>de</strong>rando que Cristo sufrió con paciencia.<br />

Vv. 1-7. La esposa <strong>de</strong>be cumplir su <strong>de</strong>ber con su esposo, aunque él no obe<strong>de</strong>zca <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra.<br />

Diariamente vemos cuán <strong>de</strong> cerca observan los hombres malos los caminos y <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> los que

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