14.05.2013 Views

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

significa <strong>de</strong>leite y p<strong>la</strong>cer. No importa cuál haya sido su localización, tenía todas <strong>la</strong>s comodida<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>seables, sin ninguna <strong>de</strong>sventaja, como nunca jamás haya sido otra casa o huerto en <strong>la</strong> tierra. Estaba<br />

adornado con todo árbol agradable a <strong>la</strong> vista y enriquecido con todo árbol que diera fruto agradable<br />

al pa<strong>la</strong>dar y bueno para comer. Como Padre tierno, Dios <strong>de</strong>seaba no sólo el provecho <strong>de</strong> Adán, sino<br />

su p<strong>la</strong>cer; porque hay p<strong>la</strong>cer con inocencia, mejor aun, hay verda<strong>de</strong>ro p<strong>la</strong>cer sólo en <strong>la</strong> inocencia.<br />

Cuando <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia nos pone en un lugar <strong>de</strong> abundancia y p<strong>la</strong>cer, <strong>de</strong>biéramos servir a Dios con<br />

alegría <strong>de</strong> corazón por <strong>la</strong>s cosas buenas que nos da. Edén tenía dos árboles exclusivos. —1. En el<br />

medio <strong>de</strong>l huerto estaba el árbol <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida. El hombre podría comer <strong>de</strong> este y vivir. Cristo es ahora<br />

el Árbol <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida para nosotros, Apocalipsis ii. 7; xxii. 2; y el Pan <strong>de</strong> vida, Juan vi. 48, 51. —2.<br />

Estaba el árbol <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciencia <strong>de</strong>l bien y el mal, l<strong>la</strong>mado así porque había una reve<strong>la</strong>ción positiva <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

voluntad <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> este árbol, <strong>de</strong> manera que por él el hombre podía llegar a conocer el bien<br />

y el mal moral. ¿Qué es bueno? Bueno es no comer <strong>de</strong> este árbol. ¿Qué es malo? Malo es comer <strong>de</strong><br />

este árbol. En estos dos árboles Dios puso ante Adán el bien y el mal, <strong>la</strong> bendición y <strong>la</strong> maldición.<br />

V. 15. Después que Dios hubo formado a Adán, lo puso en el huerto. Así toda jactancia quedó<br />

excluida. So<strong>la</strong>mente el que nos hizo pue<strong>de</strong> hacernos felices; el que es el Formador <strong>de</strong> nuestros<br />

cuerpos, y el Padre <strong>de</strong> nuestros espíritus, y nadie sino Él, pue<strong>de</strong> proveer plenamente para <strong>la</strong> felicidad<br />

<strong>de</strong> cuerpo y alma. Aún en el mismo paraíso el hombre tenía que trabajar. Ninguno <strong>de</strong> nosotros fue<br />

enviado al mundo para estar ocioso. El que hizo nuestras almas y cuerpos, nos ha dado algo con qué<br />

trabajar; y el que nos dio esta tierra por habitación, nos ha dado algo sobre qué trabajar. Los hijos y<br />

here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong>l cielo, mientras están en el mundo, tienen algo que hacer por esta tierra, <strong>la</strong> cual <strong>de</strong>be<br />

tener su cuota <strong>de</strong> tiempo y preocupación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> ellos; y si lo hacen mirando a Dios, y le sirven<br />

tan verda<strong>de</strong>ramente en ello como cuando están <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s. Observe que el l<strong>la</strong>mamiento <strong>de</strong>l<br />

agricultor es un l<strong>la</strong>mado antiguo y honorable; era necesario hasta en el paraíso. A<strong>de</strong>más, hay<br />

verda<strong>de</strong>ro p<strong>la</strong>cer en <strong>la</strong>s tareas a <strong>la</strong>s que Dios nos l<strong>la</strong>ma y en <strong>la</strong>s que nos emplea. Adán no hubiera<br />

podido ser feliz si hubiera estado ocioso: sigue siendo <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Dios que aquel que no trabaja no<br />

tiene <strong>de</strong>recho a comer, 2 Tesalonicenses iii. 10.<br />

Vv. 16, 17. No pongamos nunca nuestra propia voluntad contra <strong>la</strong> santa voluntad <strong>de</strong> Dios. No<br />

sólo se otorgó libertad al hombre para tomar los frutos <strong>de</strong>l paraíso, sino se le aseguró <strong>la</strong> vida eterna<br />

por su obediencia. Se había establecido una prueba para su obediencia. Por <strong>la</strong> transgresión él<br />

per<strong>de</strong>ría el favor <strong>de</strong> su Hacedor y se haría merecedor <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sagrado, con todos sus espantosos<br />

efectos; <strong>de</strong> esta manera él quedaría propenso al dolor, <strong>la</strong> enfermedad y <strong>la</strong> muerte. Peor que eso, él iba<br />

a per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> santa imagen <strong>de</strong> Dios y todo el consuelo <strong>de</strong> su aprobación; y sintiendo el tormento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

pasiones pecaminosas y el terror <strong>de</strong> <strong>la</strong> venganza <strong>de</strong> su Hacedor, <strong>la</strong> cual tendría que soportar para<br />

siempre con su alma que nunca muere. La prohibición <strong>de</strong> comer el fruto <strong>de</strong> un árbol en particu<strong>la</strong>r era<br />

sabiamente a<strong>de</strong>cuada para el estado <strong>de</strong> nuestros primeros padres. En su estado <strong>de</strong> inocencia y<br />

apartados <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más, ¿qué ocasión o qué tentación tenían para romper alguno <strong>de</strong> los diez<br />

mandamientos? El <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los acontecimientos prueba que toda <strong>la</strong> raza humana estaba<br />

comprometida en <strong>la</strong> prueba y caída <strong>de</strong> nuestros primeros padres. Argumentar contra estas cosas es<br />

luchar contra hechos irrebatibles, y contra <strong>la</strong> reve<strong>la</strong>ción divina; porque el hombre es pecador y<br />

muestra por sus primeros actos y por su conducta posterior, que está siempre dispuesto para hacer el<br />

mal. Está sometido al <strong>de</strong>sagrado divino, expuesto a los sufrimientos y a <strong>la</strong> muerte. Las Escrituras<br />

siempre hab<strong>la</strong>n <strong>de</strong>l hombre como que tiene un carácter pecador y está en este estado <strong>de</strong> miseria; y<br />

estas cosas valen para los hombres <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s épocas y <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s naciones.<br />

Vv. 18—25. El hombre recibió el po<strong>de</strong>r sobre <strong>la</strong>s criaturas y, como prueba <strong>de</strong> esto, les puso<br />

nombre a todas. Este hecho muestra a<strong>de</strong>más su discernimiento en cuanto a <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> Dios.<br />

Aunque era señor <strong>de</strong> <strong>la</strong>s criaturas, nada <strong>de</strong> este mundo era una ayuda idónea para el hombre. De Dios<br />

son todas nuestras ayudas. Si <strong>de</strong>scansamos en Dios Él obrará todo para bien. Dios hizo que un sueño

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!