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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 2—4. En estos versículos tenemos el re<strong>la</strong>to <strong>de</strong> <strong>la</strong> limpieza <strong>de</strong> un leproso hecha por Cristo; el<br />

leproso se acercó a Él y lo adoró como a Uno investido <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r divino. Esta purificación no sólo<br />

nos guía a acudir a Cristo, que tiene po<strong>de</strong>r sobre <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s físicas, para <strong>la</strong> sanidad <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s;<br />

también nos enseña <strong>la</strong> manera <strong>de</strong> ape<strong>la</strong>r a Él. Cuando no po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong><br />

Dios, po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> su sabiduría y misericordia. Por gran<strong>de</strong> que sea <strong>la</strong> culpa, en <strong>la</strong> sangre<br />

<strong>de</strong> Cristo hay aquello que <strong>la</strong> expía; ninguna corrupción es tan fuerte que no haya en su gracia lo que<br />

pue<strong>de</strong> someter<strong>la</strong>. Para ser purificados <strong>de</strong>bemos encomendarnos a su piedad; no po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>mandarlo<br />

como <strong>de</strong>uda; <strong>de</strong>bemos pedirlo humil<strong>de</strong>mente como un favor. —Quienes por fe ape<strong>la</strong>n a Cristo por<br />

misericordia y gracia, pue<strong>de</strong>n estar seguros <strong>de</strong> que Él les está dando libremente <strong>la</strong> misericordia y <strong>la</strong><br />

gracia que ellos así procuran. Benditas sean <strong>la</strong>s aflicciones que nos llevan a conocer a Cristo, y nos<br />

hacen buscar su ayuda y su salvación. —Quienes son limpios <strong>de</strong> su lepra espiritual, vayan a los<br />

ministros <strong>de</strong> Cristo y expongan su caso, para ser aconsejados, conso<strong>la</strong>dos y para que oren por ellos.<br />

Vv. 5—13. Este centurión era pagano, un soldado romano. Aunque era soldado, no obstante, era<br />

un buen hombre. Ninguna vocación ni posición <strong>de</strong>l hombre será excusa para <strong>la</strong> incredulidad y el<br />

pecado. Véase cómo expone el caso <strong>de</strong> su siervo. Debemos interesarnos por <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> nuestros<br />

hijos y siervos, espiritualmente enfermos, que no sienten los males espirituales, y no conocen lo que<br />

es espiritualmente bueno; <strong>de</strong>bemos llevarlos a Cristo por fe y por <strong>la</strong> oración. —Obsérvese su<br />

humil<strong>la</strong>ción. Las almas humil<strong>de</strong>s se hacen más humil<strong>de</strong>s por <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Cristo en el trato con ellos.<br />

Obsérvese su gran fe. Mientras menos nos fiemos <strong>de</strong> nosotros mismos, más fuerte será nuestra<br />

confianza en Cristo. Aquí el centurión le reconoce mando con po<strong>de</strong>r divino y pleno sobre todas <strong>la</strong>s<br />

criaturas y po<strong>de</strong>res <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza, como un amo sobre sus siervos. Este tipo <strong>de</strong> siervos <strong>de</strong>bemos<br />

ser todos para Dios; <strong>de</strong>bemos ir y venir, conforme a los mandatos <strong>de</strong> su pa<strong>la</strong>bra y <strong>la</strong>s disposiciones<br />

<strong>de</strong> su provi<strong>de</strong>ncia. —Pero cuando el Hijo <strong>de</strong>l Hombre viene, encuentra poca fe, por tanto, hal<strong>la</strong> poco<br />

fruto. Una profesión externa hace que se nos l<strong>la</strong>me hijos <strong>de</strong>l reino, pero si <strong>de</strong>scansamos en eso, y<br />

nada más po<strong>de</strong>mos mostrar, seremos <strong>de</strong>sechados. —El siervo obtuvo <strong>la</strong> sanidad <strong>de</strong> su enfermedad y<br />

el amo obtuvo <strong>la</strong> aprobación <strong>de</strong> su fe. Lo que se le dijo a él, se dice a todos: Cree y recibirás; sólo<br />

cree. Véase el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Cristo y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe. La curación <strong>de</strong> nuestras almas es, <strong>de</strong> inmediato, el<br />

efecto y <strong>la</strong> prueba <strong>de</strong> nuestro interés en <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> Cristo.<br />

Vv. 14—17. Pedro tenía una esposa aunque era apóstol <strong>de</strong> Cristo, lo que <strong>de</strong>muestra que aprobaba<br />

el estado <strong>de</strong>l matrimonio, siendo bondadoso con <strong>la</strong> madre <strong>de</strong> <strong>la</strong> esposa <strong>de</strong> Pedro. La iglesia <strong>de</strong> Roma,<br />

que prohíbe que sus ministros se casen, contradice a este apóstol, sobre el cual tanto se apoyan.<br />

Tenía a su suegra consigo en su familia, lo que es ejemplo <strong>de</strong> ser bueno con nuestros padres. En <strong>la</strong><br />

sanidad espiritual, <strong>la</strong> Escritura dice <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, el Espíritu da el toque, toca el corazón, toca <strong>la</strong> mano.<br />

Aquellos que se recuperan <strong>de</strong> una fiebre suelen estar débiles por un tiempo; pero para mostrar que<br />

esta curación estaba por sobre el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza, <strong>la</strong> mujer estuvo tan bien que <strong>de</strong> inmediato se<br />

<strong>de</strong>dicó a los quehaceres <strong>de</strong> <strong>la</strong> casa. —Los mi<strong>la</strong>gros que hizo Jesús fueron publicados ampliamente,<br />

<strong>de</strong> modo que muchos se agolparon viniendo a Él, y sanó a todos los que estaban enfermos, aunque el<br />

paciente estuviera muy débil y el caso fuera <strong>de</strong> lo peor. Muchas son <strong>la</strong>s enfermeda<strong>de</strong>s y <strong>la</strong>s<br />

ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cuerpo a <strong>la</strong>s que estamos propensos; y hay más en esas pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l evangelio que<br />

dicen que Jesucristo llevó nuestras enfermeda<strong>de</strong>s y nuestros dolores, para sostenernos y conso<strong>la</strong>rnos<br />

cuando estamos sometidos a ellos, que en todos los escritos <strong>de</strong> los filósofos. No nos quejemos por el<br />

trabajo, el problema o el gasto al hacer el bien al prójimo.<br />

Vv. 18—22. Uno <strong>de</strong> los escribas se apresuró a prometer; se dice cercano seguidor <strong>de</strong> Cristo.<br />

Parece muy resuelto. Muchas <strong>de</strong>cisiones religiosas son producidas por una súbita convicción <strong>de</strong><br />

pecado, y asumidas sin una <strong>de</strong>bida reflexión; estas llegan a nada. Cuando este escriba ofreció seguir<br />

a Cristo, se podría pensar que Jesús <strong>de</strong>bió sentirse animado; un escriba podía dar más crédito y<br />

servicio que doce pescadores; pero Cristo vio su corazón, y respondió a sus pensamientos, y, enseña

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