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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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animados, y una pa<strong>la</strong>bra amable pue<strong>de</strong> hacer mucho bien. Debemos tolerar y soportar. Debemos ser<br />

pacientes y contro<strong>la</strong>r el enojo, y esto con todos los hombres. Sean cuales sean <strong>la</strong>s cosas que nos<br />

hagan los hombres, nosotros tenemos que hacer el bien al prójimo.<br />

Vv. 16—22. Tenemos que regocijarnos en <strong>la</strong>s bendiciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> criatura, como si no nos<br />

regocijáramos, sin esperar vivir muchos años y gozándonos durante todos ellos, pero si nos<br />

regocijamos en Dios po<strong>de</strong>mos hacerlo para siempre jamás. Una vida verda<strong>de</strong>ramente religiosa es una<br />

vida <strong>de</strong> gozo constante. Po<strong>de</strong>mos regocijarnos más si oramos más. La oración ayudará a llevar<br />

a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte todo asunto lícito y toda buena obra. Si oramos sin cesar no nos faltará tema para dar<br />

gracias en todo. Veremos razones para dar gracias por perdonar y prevenir, por <strong>la</strong>s misericordias<br />

comunes y <strong>la</strong>s excepcionales, <strong>la</strong>s pasadas y <strong>la</strong>s presentes, <strong>la</strong>s espirituales y <strong>la</strong>s temporales. No sólo<br />

por <strong>la</strong>s cosas prósperas y agradables, sino también por <strong>la</strong>s provi<strong>de</strong>ncias aflictivas, por los castigos y<br />

<strong>la</strong>s correcciones, porque Dios <strong>de</strong>signa todo para nuestro bien, aunque, en <strong>la</strong> actualidad, no veamos en<br />

qué nos ayuda. —No apaguéis al Espíritu. Se dice que los cristianos son bautizados con el Espíritu<br />

Santo y con fuego. Él obró como fuego, iluminando, avivando y purificando <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> los<br />

hombres. Como el fuego se apaga quitándole el combustible, y se sofoca echándole agua, o<br />

poniéndole mucha tierra encima, así <strong>de</strong>bemos tener cuidado <strong>de</strong> no apagar al Espíritu Santo<br />

consintiendo los afectos y concupiscencias carnales, preocupándonos sólo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas terrenales.<br />

Los creyentes suelen impedir su crecimiento en <strong>la</strong> gracia al no darse a los afectos espirituales<br />

producidos en sus corazones por el Espíritu Santo. —Por profecía entiéndase aquí <strong>la</strong> predicación <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra, <strong>la</strong> interpretación y <strong>la</strong> aplicación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s Escrituras. No <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>spreciar <strong>la</strong> predicación<br />

aunque sea simple, y no nos diga más <strong>de</strong> lo que sabíamos antes. Debemos escudriñar <strong>la</strong>s Escrituras.<br />

Si probamos todas <strong>la</strong>s cosas, <strong>de</strong>bemos retener lo que es bueno. Debemos abstenernos <strong>de</strong> pecar, y <strong>de</strong><br />

todo lo que tenga apariencia <strong>de</strong> pecado, que conduzca o se aproxime al pecado. El que no se refrena<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>s apariencias <strong>de</strong>l pecado, el que no elimina <strong>la</strong>s ocasiones <strong>de</strong> pecar, y no evita <strong>la</strong>s tentaciones ni<br />

el acercamiento al pecado, no se mantendrá por mucho tiempo sin pecar.<br />

Vv. 23—28. El apóstol ora que ellos puedan ser santificados con más perfección, porque los<br />

mejores están santificados, pero en parte mientras estén en este mundo; por tanto, <strong>de</strong>bemos orar por<br />

<strong>la</strong> santidad completa mientras seguimos a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte hacia el<strong>la</strong>. Y como vamos a caer si Dios no sigue<br />

haciendo su buena obra en el alma, <strong>de</strong>bemos orar a Dios que perfeccione su obra hasta que seamos<br />

presentados sin falta ante el trono <strong>de</strong> su gloria. —Debemos orar unos por otros, y los hermanos<br />

<strong>de</strong>ben expresar así su amor fraternal. —Esta epísto<strong>la</strong> iba a ser leída a todos los hermanos. No sólo se<br />

permite a <strong>la</strong> gente corriente que lea <strong>la</strong>s Escrituras, pero es su <strong>de</strong>ber y se les <strong>de</strong>be exhortar a que lo<br />

hagan. La pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios no <strong>de</strong>be mantenerse en idioma <strong>de</strong>sconocido, sino traducirse, puesto que a<br />

todos los hombres correspon<strong>de</strong> conocer <strong>la</strong>s Escrituras, y para que todos los hombres puedan leer<strong>la</strong>s.<br />

Las Escrituras <strong>de</strong>ben ser leídas en todas <strong>la</strong>s congregaciones públicas, especialmente, para el<br />

beneficio <strong>de</strong> los indoctos. —No necesitamos más que conocer <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo<br />

para hacernos dichosos. Él es una fuente <strong>de</strong> gracia que siempre fluye y rebasa para suplir todas<br />

nuestras carencias.<br />

SEGUNDA DE TESALONICENSES<br />

La segunda epísto<strong>la</strong> a los tesalonicenses fue escrita poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> primera. Se le dijo al<br />

apóstol que por algunas expresiones <strong>de</strong> su primera carta, muchos tenían <strong>la</strong> esperanza <strong>de</strong> que <strong>la</strong>

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