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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 19—28. Juan niega ser el Cristo esperado. Vino en el espíritu y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Elías, pero no era<br />

<strong>la</strong> persona <strong>de</strong> Elías. Juan no era aquel Profeta <strong>de</strong>l cual Moisés habló, que el Señor levantaría <strong>de</strong> sus<br />

hermanos como para Él. No era el profeta que ellos esperaban los rescataría <strong>de</strong> los romanos. Se<br />

presentó <strong>de</strong> tal manera que podría haberlos <strong>de</strong>spertado y estimu<strong>la</strong>do para que lo escucharan. Bautizó<br />

a <strong>la</strong> gente con agua como profesión <strong>de</strong> arrepentimiento y como señal externa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s bendiciones<br />

espirituales que les conferiría el Mesías, que estaba en medio <strong>de</strong> ellos, aunque ellos no le conocieron,<br />

Aquel al cual él era indigno <strong>de</strong> dar el servicio más vil.<br />

Vv. 29—36. Juan vio a Jesús que venía a él, y lo señaló como el Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios. El cor<strong>de</strong>ro<br />

pascual, en el <strong>de</strong>rramamiento y rociamiento <strong>de</strong> su sangre, el asar y comer su carne y todas <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más<br />

circunstancias <strong>de</strong> <strong>la</strong> or<strong>de</strong>nanza, representaban <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong> los pecadores por fe en Cristo. Los<br />

cor<strong>de</strong>ros sacrificados cada mañana y cada tar<strong>de</strong> pue<strong>de</strong>n referirse sólo a Cristo muerto como<br />

sacrificio para redimirnos para Dios por su sangre. Juan vino como predicador <strong>de</strong> arrepentimiento,<br />

aunque dijo a sus seguidores que tenían que buscar el perdón <strong>de</strong> sus pecados sólo en Jesús y en su<br />

muerte. Concuerda con <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> Dios perdonar a todos los que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l sacrificio expiatorio<br />

<strong>de</strong> Cristo. Él quita el pecado <strong>de</strong>l mundo; adquiere perdón para todos los que se arrepienten y creen el<br />

evangelio. Esto alienta nuestra fe; si Cristo quita el pecado <strong>de</strong>l mundo entonces, ¿por qué no mi<br />

pecado? Él llevó el pecado por nosotros y, así, lo quita <strong>de</strong> nosotros. Dios pudiera haber quitado el<br />

pecado quitando al pecador, como quitó el pecado <strong>de</strong>l viejo mundo, pero he aquí una manera <strong>de</strong><br />

quitar pecado salvando al pecador, haciendo pecado a su Hijo, esto es, haciéndole ofrenda por el<br />

pecado por nosotros. Véase a Jesús quitando el pecado y que eso nos haga odiar el pecado y<br />

<strong>de</strong>cidirnos en su contra. No nos aferremos <strong>de</strong> eso que el Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios vino a quitar. —Para<br />

confirmar su testimonio <strong>de</strong> Cristo, Juan <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra su aparición a su bautismo, cosa que el mismo Dios<br />

atestiguó. Vio y tomó nota <strong>de</strong> que es el Hijo <strong>de</strong> Dios. Este es el fin y el objetivo <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong><br />

Juan: que Jesús era el Mesías prometido. Juan aprovechó toda oportunidad que se le ofreció para<br />

guiar <strong>la</strong> gente a Cristo.<br />

Vv. 37—42. El argumento más fuerte y dominante <strong>de</strong> un alma vivificada para seguir a Cristo es<br />

que Él es el único que quita el pecado. Cualquiera sea <strong>la</strong> comunión que haya entre nuestras almas y<br />

Cristo, Él es quien empieza <strong>la</strong> conversación. Preguntó, ¿qué buscáis? La pregunta que les hace Jesús<br />

es <strong>la</strong> que <strong>de</strong>biéramos hacernos todos cuando empezamos a seguirle, ¿qué queremos y qué <strong>de</strong>seamos?<br />

Al seguir a Cristo, ¿buscamos el favor <strong>de</strong> Dios y <strong>la</strong> vida eterna? Los invita a acudir sin <strong>de</strong>mora.<br />

Ahora es el tiempo aceptable, 2 Corintios vi, 2. Bueno es para nosotros estar don<strong>de</strong> esté Cristo,<br />

don<strong>de</strong>quiera que sea. —Debemos trabajar por el bienestar espiritual <strong>de</strong> nuestros parientes, y procurar<br />

llevarlos a Él. Los que van a Cristo <strong>de</strong>ben ir con <strong>la</strong> resolución fija <strong>de</strong> ser firmes y constantes en Él,<br />

como piedra, sólida y firme; y es por su gracia que son así.<br />

Vv. 43—51. Véase <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong>l cristianismo verda<strong>de</strong>ro: seguir a Jesús; <strong>de</strong>dicarnos a Él y<br />

seguir sus pisadas. Fijaos en <strong>la</strong> objeción que hizo Natanael. Todos los que <strong>de</strong>sean aprovechar <strong>la</strong><br />

pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>ben cuidarse <strong>de</strong> los prejuicios contra lugares o <strong>de</strong>nominaciones <strong>de</strong> los hombres.<br />

Deben examinarse por sí mismos y, a veces, hal<strong>la</strong>rán el bien don<strong>de</strong> no lo buscaron. Mucha gente se<br />

mantiene fuera <strong>de</strong> los caminos <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión por los prejuicios irracionales que conciben. La mejor<br />

manera <strong>de</strong> eliminar <strong>la</strong>s falsas nociones <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión es juzgar<strong>la</strong>. —No había engaño en Natanael. Su<br />

profesión no era hipócrita. No era un simu<strong>la</strong>dor ni <strong>de</strong>shonesto; era un carácter sano, un hombre<br />

realmente recto y piadoso. Cristo sabe, sin duda, lo que son los hombres. ¿Nos conoce? Deseemos<br />

conocerle. Procuremos y oremos para ser un verda<strong>de</strong>ro israelita en quien no hay engaño, cristianos<br />

verda<strong>de</strong>ramente aprobados por el mismo Cristo. Algunas cosas débiles, imperfectas y pecaminosas<br />

se encuentran en todos, pero <strong>la</strong> hipocresía no correspon<strong>de</strong> al carácter <strong>de</strong>l creyente. Jesús dio<br />

testimonio <strong>de</strong> lo que pasó cuando Natanael estaba <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> <strong>la</strong> higuera. Probablemente, entonces,<br />

estaban orando con fervor, buscando dirección acerca <strong>de</strong> <strong>la</strong> Esperanza y el Consuelo <strong>de</strong> Israel, don<strong>de</strong>

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