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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 1, 2. El pecado es <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> nuestra <strong>de</strong>sgracia; pero <strong>la</strong>s transgresiones <strong>de</strong>l creyente verda<strong>de</strong>ro a<br />

<strong>la</strong> ley divina son todas perdonadas puesto que están cubiertas por <strong>la</strong> expiación. Cristo llevó sus<br />

pecados, en consecuencia, no se le imputan. Puesto que se nos imputa <strong>la</strong> justicia <strong>de</strong> Cristo, y por<br />

haber sido hechos justicia <strong>de</strong> Dios en Él, no se nos imputa nuestra iniquidad, porque Dios cargó<br />

sobre Él el pecado <strong>de</strong> todos nosotros, y lo hizo ofrenda por el pecado por nosotros. No imputar el<br />

pecado es un acto <strong>de</strong> Dios, porque Él es el Juez. Dios es el que justifica. —Fijaos en el carácter <strong>de</strong><br />

aquel cuyos pecados son perdonados; es sincero y busca <strong>la</strong> santificación por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. No profesa arrepentirse con <strong>la</strong> intención <strong>de</strong> darse el gusto pecando, porque el Señor esté listo<br />

para perdonar. No abusa <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> libre gracia. Y al hombre cuya iniquidad es perdonada,<br />

se le promete toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> bendiciones.<br />

Vv. 3—7. Es muy difícil llevar al hombre pecador a que acepte humil<strong>de</strong>mente <strong>la</strong> misericordia<br />

gratuita, con <strong>la</strong> confesión total <strong>de</strong> sus pecados y <strong>la</strong> con<strong>de</strong>na <strong>de</strong> sí mismo. Pero el único camino<br />

verda<strong>de</strong>ro a <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> conciencia es confesar nuestros pecados para que sean perdonados; <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rarlos<br />

para ser justificados. Aunque el arrepentimiento y <strong>la</strong> confesión no merecen el perdón <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

transgresión, son necesarios para disfrutar realmente <strong>la</strong> misericordia que perdona. ¡Y qué lengua<br />

podría expresar <strong>la</strong> felicidad <strong>de</strong> esa hora cuando el alma, oprimida por el pecado, es capacitada para<br />

<strong>de</strong>rramar libremente sus penas ante Dios, y para recibir <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong>l pacto en Cristo Jesús! —<br />

Los que prosperan en oración, <strong>de</strong>ben buscar al Señor cuando, por su provi<strong>de</strong>ncia, Él los l<strong>la</strong>ma a<br />

buscarlo y, por su Espíritu, los incita a que lo busquen a Él. —En el tiempo <strong>de</strong> encontrar, cuando el<br />

corazón está ab<strong>la</strong>ndado por <strong>la</strong> tristeza y cargado por <strong>la</strong> culpa; cuando fal<strong>la</strong> todo refugio humano;<br />

cuando no se pue<strong>de</strong> hal<strong>la</strong>r reposo para <strong>la</strong> mente turbada, entonces Dios aplica el bálsamo sanador por<br />

su Espíritu.<br />

Vv. 8—11. Dios enseña por su pa<strong>la</strong>bra y guía con <strong>la</strong>s intimaciones secretas <strong>de</strong> su voluntad.<br />

David da una pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> advertencia a los pecadores. La razón <strong>de</strong> esta advertencia es que el camino<br />

<strong>de</strong>l pecado terminará ciertamente en dolor. —Aquí hay una pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> consuelo para los santos.<br />

Vean ellos que <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> comunión con Dios es lo más grato y conso<strong>la</strong>dor. Que nos regocijemos en<br />

ti, oh Señor Jesús, y en tu salvación; así ciertamente nos regocijaremos.<br />

SALMO XXXIII<br />

Versículos 1—11. Dios <strong>de</strong>be ser a<strong>la</strong>bado. 12—22. Su pueblo es animado por su po<strong>de</strong>r.<br />

Vv. 1—11. El gozo santo es el corazón y el alma <strong>de</strong> <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza, cosa que aquí se pi<strong>de</strong> al justo. La<br />

a<strong>la</strong>banza <strong>de</strong> agra<strong>de</strong>cimiento es el aliento y el lenguaje <strong>de</strong>l gozo santo. Los cánticos religiosos son <strong>la</strong><br />

expresión a<strong>de</strong>cuada <strong>de</strong> <strong>la</strong> a<strong>la</strong>banza por gratitud. Todo don <strong>de</strong>bemos usarlo con toda nuestra <strong>de</strong>streza<br />

y fervor al servicio <strong>de</strong> Dios. —Todas sus promesas son sabias y buenas. Recta es su pa<strong>la</strong>bra y, por<br />

tanto, sólo estamos bien cuando estamos <strong>de</strong> acuerdo con el<strong>la</strong>. Toda su obra es hecha con fi<strong>de</strong>lidad. Él<br />

es el justo Jehová, por tanto, ama <strong>la</strong> justicia. ¡Que lástima es que esta tierra, que está tan llena <strong>de</strong><br />

pruebas y <strong>de</strong> muestras <strong>de</strong> <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> Dios, esté tan vacía <strong>de</strong> a<strong>la</strong>banzas a Él; y que haya tan pocos<br />

que vivan para su gloria en <strong>la</strong>s multitu<strong>de</strong>s que viven <strong>de</strong> su generosidad! Lo que el Señor hace, lo<br />

hace a propósito; permanece firme. Pasa por alto todos los consejos <strong>de</strong> los hombres, y hace que<br />

sirvan a sus consejos; nada pue<strong>de</strong> impedir que el consejo eterno <strong>de</strong> Dios llegue a cumplirse, cosa que<br />

para nosotros es <strong>de</strong> lo más sorpren<strong>de</strong>nte.<br />

Vv. 12—22. Todos los movimientos y operaciones <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> los hombres, que ningún mortal<br />

conoce sino ellos mismos, Dios los conoce mejor que ellos. En su mano están sus corazones todos y

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