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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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salvación <strong>de</strong> Cristo, y en los gran<strong>de</strong>s intereses <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia y el mundo, forman una prueba<br />

incuestionable <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong>l cristianismo. El Espíritu Santo inspiró a hombres santos para hab<strong>la</strong>r y<br />

escribir. Él asistió así y los dirigió para entregar lo que ellos habían recibido <strong>de</strong> Él, para que ellos<br />

expresaran c<strong>la</strong>ramente lo que daban a conocer. Así que <strong>la</strong>s Escrituras son para ser contadas como <strong>la</strong>s<br />

pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l Espíritu Santo y toda <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridad y simpleza, todo el po<strong>de</strong>r y toda <strong>la</strong> propiedad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

pa<strong>la</strong>bras y expresiones, vienen <strong>de</strong> Dios. Mezcle <strong>la</strong> fe con lo que encuentre en <strong>la</strong>s Escrituras, y estime<br />

y reverencie <strong>la</strong> <strong>Biblia</strong> como libro escrito por hombres santos enseñados por el Espíritu Santo.<br />

CAPÍTULO II<br />

Versículos 1—9. Se advierte a los creyentes contra los falsos maestros, y <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong> su castigo se<br />

muestra con ejemplos. 10—16. Un <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> los seductores como excesivamente malos.<br />

17—22. Pero hacen elevadas pretensiones <strong>de</strong> libertad y pureza.<br />

Vv. 1—9. Aunque el camino <strong>de</strong>l error es un camino dañino, muchos son los que siempre están listos<br />

para andar por él. Cuidémonos <strong>de</strong> no dar ocasión al enemigo para que b<strong>la</strong>sfeme el santo nombre por<br />

el cual somos l<strong>la</strong>mados o que hablen mal <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> salvación por Jesucristo, que es el<br />

Camino, <strong>la</strong> Verdad y <strong>la</strong> Vida. —Estos seductores usan pa<strong>la</strong>bras fingidas, y engañan los corazones <strong>de</strong><br />

sus seguidores. Los tales ya están con<strong>de</strong>nados y <strong>la</strong> ira <strong>de</strong> Dios está sobre ellos. El método habitual <strong>de</strong><br />

Dios para proce<strong>de</strong>r se muestra con ejemplos. Los ángeles fueron <strong>de</strong>rribados <strong>de</strong> toda su gloria y<br />

dignidad, por su <strong>de</strong>sobediencia. Si <strong>la</strong>s criaturas pecan, aun en el cielo, <strong>de</strong>ben sufrir en el infierno. El<br />

pecado es <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s, y <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s es <strong>la</strong> paga <strong>de</strong>l pecado. —Nótese cómo trató Dios al<br />

mundo antiguo. El número <strong>de</strong> ofensores no procura más favor que su calidad. Si el pecado es<br />

universal, el castigo se exten<strong>de</strong>rá por igual a todos. —Si en un terreno fértil <strong>la</strong> gente abunda en<br />

pecado, Dios pue<strong>de</strong> volver <strong>de</strong> inmediato una tierra fértil en estéril, y un país bien regado en cenizas.<br />

No hay p<strong>la</strong>nes ni políticos que puedan impedir los juicios para un pueblo pecador. El que evita que<br />

el agua y el fuego dañen a su pueblo, Isaías xliii, 2, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir también a sus enemigos; ellos<br />

nunca están a salvo. —Cuando envía <strong>de</strong>strucción al impío, Dios manda liberación para el justo. En<br />

ma<strong>la</strong>s compañías no po<strong>de</strong>mos obtener sino culpa o tristeza. Que los pecados <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más sean<br />

tribu<strong>la</strong>ción para nosotros. Pero es posible que los hijos <strong>de</strong>l Señor vivan entre los más profanos, pero<br />

retengan su integridad; hay más po<strong>de</strong>r en <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Cristo y su morada en ellos que en <strong>la</strong>s<br />

tentaciones <strong>de</strong> Satanás, o que en el ejemplo <strong>de</strong>l malo, con todos sus terrores o seducciones. En<br />

nuestras intenciones e inclinaciones a cometer pecado po<strong>de</strong>mos encontrarnos con raros<br />

impedimentos, si los notamos. Cuando preten<strong>de</strong>mos hacer el mal, Dios envía muchas estorbos para<br />

<strong>de</strong>tenernos, como diciendo: Cuidado con lo que hacéis. —Su sabiduría y po<strong>de</strong>r lograrán con toda<br />

seguridad los propósitos <strong>de</strong> su amor, y los compromisos <strong>de</strong> su verdad; aunque los impíos suelen<br />

escapar <strong>de</strong>l sufrimiento aquí, es porque son conservados para el día <strong>de</strong>l juicio, cuando serán<br />

castigados con el diablo y sus ángeles.<br />

Vv. 10—16. Los seductores impuros y sus seguidores incondicionales se entregan a sus<br />

propósitos carnales. Rehúsan llevar cautivo cada pensamiento a <strong>la</strong> obediencia a Cristo, actúan contra<br />

los preceptos justos <strong>de</strong> Dios. Andan en pos <strong>de</strong> <strong>la</strong> carne, van por rumbos pecaminosos y alcanzan los<br />

mayores grados <strong>de</strong> impureza y maldad. A<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>sprecian a los que Dios ha puesto en autoridad<br />

sobre ellos, y a quienes requiere que honren. —Las cosas temporales externas y buenas son <strong>la</strong> paga<br />

que los pecadores esperan y se prometen a sí mismos. Nadie tiene más razón para temb<strong>la</strong>r que los<br />

que son osados para entregarse a sus lujurias pecaminosas, por presumir <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong><br />

misericordia divina. Ha habido muchos y hay, que hab<strong>la</strong>n a <strong>la</strong> ligera <strong>de</strong> <strong>la</strong>s restricciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> ley <strong>de</strong><br />

Dios y no se consi<strong>de</strong>ran obligados a obe<strong>de</strong>cer<strong>la</strong>. Que los cristianos se aparten <strong>de</strong> los tales.

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