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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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enseñado en el camino <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia por <strong>la</strong> luz <strong>de</strong> <strong>la</strong> sabiduría divina, que bril<strong>la</strong> en Jesucristo, y ser<br />

guiado por esta luz y verdad a <strong>la</strong> Nueva Jerusalén.<br />

SALMO XLIV<br />

Pedido <strong>de</strong> socorro y alivio.<br />

Vv. 1—8. Las experiencias anteriores <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> Dios son fuerte apoyo para <strong>la</strong> fe y<br />

po<strong>de</strong>rosos argumentos al orar cuando se está sometido a <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s presentes. Las muchas<br />

victorias que obtuvo Israel no se <strong>de</strong>bieron a su propia fuerza o mérito, sino al favor y a <strong>la</strong> libre gracia<br />

<strong>de</strong> Dios. Mientras menos nuestro sea el mérito, mayor el consuelo que proporciona para que veamos<br />

que todo viene <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios. —Él peleó por Israel, porque <strong>de</strong> lo contrario Israel hubiera luchado<br />

en vano. Esto se aplica a p<strong>la</strong>ntar <strong>la</strong> Iglesia cristiana en el mundo, cosa que no fue por política<br />

humana ni po<strong>de</strong>r humano alguno. Cristo, por su Espíritu, salió venciendo y para vencer; y puesto que<br />

p<strong>la</strong>nta una iglesia en el mundo para sí, <strong>la</strong> sostendrá por su mismo po<strong>de</strong>r y bondad. Ellos confiaron y<br />

triunfaron en Él y por medio <strong>de</strong> Él. El que se gloría, gloríese en el Señor. Pero si tienen el consuelo<br />

<strong>de</strong> su nombre, <strong>de</strong>n a Él <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong>bida a su nombre.<br />

Vv. 9—16. El creyente <strong>de</strong>be tener tiempos <strong>de</strong> tentación, aflicción y <strong>de</strong>saliento; <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong>be<br />

tener temporadas <strong>de</strong> persecución. En tales momentos el pueblo <strong>de</strong> Dios estará dado a temer que Él<br />

los haya <strong>de</strong>sechado, y que su nombre y su verdad serán <strong>de</strong>shonrados. Pero ellos <strong>de</strong>ben mirar hacia<br />

arriba a los instrumentos <strong>de</strong> sus problemas, a Dios, sabiendo bien que sus peores enemigos no tienen<br />

po<strong>de</strong>r contra ellos, sino el que se les conce<strong>de</strong> <strong>de</strong> lo alto.<br />

Vv. 17—26. No <strong>de</strong>bemos buscar alivio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s aflicciones por ninguna pecaminosa sumisión;<br />

tenemos que meditar continuamente en <strong>la</strong> verdad, <strong>la</strong> pureza y el conocimiento <strong>de</strong> nuestro Dios que<br />

escudriña el corazón. El corazón peca y los pecados secretos son conocidos por Dios y <strong>de</strong>ben ser<br />

reconocidos. Conoce los secretos <strong>de</strong>l corazón, por tanto juzga <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras y los actos. Mientras<br />

nuestros problemas no nos separen <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>ber para con Dios, no <strong>de</strong>bemos tolerar que nos<br />

aparten <strong>de</strong> nuestro consuelo en Dios. Cui<strong>de</strong>mos que <strong>la</strong> prosperidad y <strong>la</strong> comodidad no nos hagan<br />

negligentes ni tibios. —La iglesia <strong>de</strong> Dios no pue<strong>de</strong> inclinarse a olvidar a Dios en <strong>la</strong> persecución; el<br />

corazón <strong>de</strong>l creyente no se aparta <strong>de</strong> Dios. El Espíritu <strong>de</strong> profecía se refería a los que sufrieron hasta<br />

morir por el testimonio <strong>de</strong> Cristo. —Obsérvese los argumentos usados, versículos 25, 26. No su<br />

propio mérito, ni su justicia, sino los ruegos <strong>de</strong>l pobre pecador. Nadie que pertenezca a Cristo será<br />

echado fuera; cada uno <strong>de</strong> ellos será salvado, y eso es para siempre. La misericordia <strong>de</strong> Dios,<br />

adquirida, prometida y <strong>de</strong>rramada constantemente, y ofrecida a los creyentes, aleja toda duda que<br />

surja <strong>de</strong> nuestros pecados; mientras oramos en fe: Redímenos por amor a tus misericordias.<br />

SALMO XLV<br />

Este salmo es una profecía <strong>de</strong>l Mesías Príncipe, y lo seña<strong>la</strong> como el Esposo que <strong>de</strong>sposa consigo a<br />

<strong>la</strong> iglesia, y como Rey que reina en el<strong>la</strong> y por el<strong>la</strong>.<br />

Vv. 1—5. La lengua <strong>de</strong>l salmista era guiada por el Espíritu <strong>de</strong> Dios como <strong>la</strong> pluma por <strong>la</strong> mano <strong>de</strong><br />

un ágil escritor. Este salmo se refiere al Rey Jesús, su reinado y gobierno. Es vergonzoso que esta

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