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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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<strong>de</strong>spreciaron, serán horrorosamente convencidos <strong>de</strong> su pecado y necedad. —He aquí una noble<br />

asamblea reunida para oír <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l evangelio, aunque ellos sólo querían satisfacer su<br />

curiosidad asistiendo a <strong>la</strong> <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> un prisionero. Aun ahora hay muchos que van a los lugares<br />

don<strong>de</strong> se oye <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios con ―gran pompa‖ y <strong>de</strong>masiado a menudo sin mejor motivo que <strong>la</strong><br />

curiosidad. Aunque ahora los ministros no son prisioneros que <strong>de</strong>ban <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus vidas, aun así hay<br />

muchos que preten<strong>de</strong>n juzgarlos, <strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> hacerlos ofensores por una pa<strong>la</strong>bra, antes que apren<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> ellos <strong>la</strong> verdad y <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios para <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong> sus almas. La pompa <strong>de</strong> esta<br />

comparecencia fue apagada por <strong>la</strong> gloria real <strong>de</strong>l pobre prisionero en el estrado. ¡Qué era el honor<br />

<strong>de</strong>l fino aspecto <strong>de</strong> ellos comparado con el <strong>de</strong> <strong>la</strong> sabiduría, y <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong> santidad <strong>de</strong> Pablo, su valor<br />

y su constancia para sufrir por Cristo! No es poca misericordia que Dios ac<strong>la</strong>re como <strong>la</strong> luz nuestra<br />

justicia, y como el mediodía nuestro trato justo; sin que haya nada cierto cargado en nuestra contra.<br />

Dios hace que hasta los enemigos <strong>de</strong> su pueblo les hagan el bien.<br />

CAPÍTULO XXVI<br />

Versículos 1—11. La <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Pablo ante Agripa. 12—23. Su conversión y predicación a los<br />

gentiles. 24—32. Festo y Agripa convencidos <strong>de</strong> <strong>la</strong> inocencia <strong>de</strong> Pablo.<br />

Vv. 1—11. El cristianismo nos enseña a dar razón <strong>de</strong> <strong>la</strong> esperanza que hay en nosotros y, también, a<br />

honrar a quien se <strong>de</strong>be rendir honores, sin ha<strong>la</strong>gos ni temor al hombre. Agripa era bien versado en<br />

<strong>la</strong>s Escrituras <strong>de</strong>l Antiguo Testamento, por tanto, podía juzgar mejor en <strong>la</strong> polémica <strong>de</strong> que Jesús es<br />

el Mesías. Ciertamente los ministros pue<strong>de</strong>n esperar, cuando predican <strong>la</strong> fe <strong>de</strong> Cristo, que se les oiga<br />

con paciencia. Pablo confiesa que él aún adhería a todo lo bueno en que fue primeramente educado y<br />

preparado. Véase aquí cuál era su religión. Era un moralista, un hombre virtuoso, y no había<br />

aprendido <strong>la</strong>s artes <strong>de</strong> los astutos fariseos codiciosos; a él no se podía acusar <strong>de</strong> ningún vicio franco<br />

ni <strong>de</strong> profano. Era firme en <strong>la</strong> fe. Siempre había tenido santa consi<strong>de</strong>ración por <strong>la</strong> antigua promesa<br />

hecha por Dios a los padres, y edificado su esperanza sobre el<strong>la</strong>. El apóstol sabía muy bien que todo<br />

eso no lo justificaba ante Dios, pero sabía que era para su reputación entre los judíos, y un<br />

argumento <strong>de</strong> que no era <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> hombre que ellos <strong>de</strong>cían que era. Aunque contaba esto como<br />

pérdida para ganar a Cristo, aún así, lo menciona cuando sirve para honrar a Cristo. —Véase aquí<br />

cuál es <strong>la</strong> religión <strong>de</strong> Pablo; él no tiene el celo por <strong>la</strong> ley ceremonial que tuvo en su juventud; los<br />

sacrificios y <strong>la</strong>s ofrendas <strong>de</strong>signadas por el<strong>la</strong>, están terminadas por el gran Sacrificio que el<strong>la</strong>s<br />

tipificaban. No hace mención <strong>de</strong> los <strong>la</strong>vados ceremoniales y piensa que el sacerdocio levítico<br />

terminó por el sacerdocio <strong>de</strong> Cristo, pero en cuanto a los principales fundamentos <strong>de</strong> su religión,<br />

sigue tan celoso como siempre. Cristo y el cielo son <strong>la</strong>s dos gran<strong>de</strong>s doctrinas <strong>de</strong>l evangelio; que<br />

Dios nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. Estos son el tema <strong>de</strong> <strong>la</strong> promesa hecha a los<br />

antepasados. El servicio <strong>de</strong>l templo o el curso continuo <strong>de</strong> los <strong>de</strong>beres religiosos, día y noche, era<br />

mantenido como profesión <strong>de</strong> fe en <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida eterna, y como expectativa <strong>de</strong> el<strong>la</strong>. La<br />

perspectiva <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida eterna <strong>de</strong>be comprometernos a ser diligentes y constantes en todos los<br />

ejercicios religiosos. No obstante, los saduceos odiaban a Pablo por predicar <strong>la</strong> resurrección; y los<br />

otros judíos se unieron a ellos porque él testificaba que Jesús había resucitado y que era el prometido<br />

Re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong> Israel. Muchas cosas se piensan que están más allá <strong>de</strong> <strong>la</strong> creencia, sólo porque pasan por<br />

alto <strong>la</strong> naturaleza y <strong>la</strong>s perfecciones infinitas <strong>de</strong> quien <strong>la</strong>s reveló, cumplió o prometió. —Pablo<br />

reconoce que mientras fue fariseo, era un enemigo enconado <strong>de</strong>l cristianismo. Este era su carácter y<br />

estilo <strong>de</strong> vida al comienzo <strong>de</strong> su tiempo; y había toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> cosas que obstaculizaban que él fuese<br />

cristiano. Quienes han sido más estrictos en su conducta antes <strong>de</strong> <strong>la</strong> conversión, <strong>de</strong>spués verán que<br />

hay muchos motivos para humil<strong>la</strong>rse aún por cosas que entonces pensaban que <strong>de</strong>bían hacerse.

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