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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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<strong>de</strong> todos, Santiago ii, 10. Omitir o variar algo en el corazón o en <strong>la</strong> conducta, en pensamiento,<br />

pa<strong>la</strong>bra u obra, es pecado y <strong>la</strong> paga <strong>de</strong>l pecado es muerte.<br />

Vv. 3—11. Los primeros cuatro <strong>de</strong> los diez mandamientos, corrientemente l<strong>la</strong>mados <strong>la</strong><br />

PRIMERA tab<strong>la</strong>, hab<strong>la</strong>n <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>ber hacia Dios. Es a<strong>de</strong>cuado que estos se pusieran primero,<br />

porque el hombre tuvo un Hacedor para amar antes <strong>de</strong> tener a un prójimo para amar. No pue<strong>de</strong><br />

esperarse que sea veraz con su hermano, aquel que es falso con su Dios. —El primer mandamiento<br />

se refiere al objeto <strong>de</strong> adoración, JEHOVÁ, y solo a Él. Aquí se prohíbe adorar criaturas pero el<br />

mandamiento alcanza mucho más allá. Aquí se prohíbe amar, <strong>de</strong>sear, <strong>de</strong>leitarse o esperar algo bueno<br />

<strong>de</strong> cualquier comp<strong>la</strong>cencia pecaminosa. Transgre<strong>de</strong> este mandamiento todo lo que no sea amor,<br />

gratitud, reverencia o adoración perfecta. Todo lo que hacéis, hacedlo todo para <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> Dios. —<br />

El segundo mandamiento se refiere a <strong>la</strong> adoración que <strong>de</strong>bemos rendir al Señor nuestro Dios. Se<br />

prohíbe hacer imagen o retrato <strong>de</strong> <strong>la</strong> Deidad en cualquier forma o propósito; o adorar cualquier<br />

criatura, imagen o cuadro, pero el alcance espiritual <strong>de</strong> este mandamiento va mucho más allá. Aquí<br />

se prohíbe toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> superstición y el empleo <strong>de</strong> inventos puramente humanos para <strong>la</strong> adoración<br />

<strong>de</strong> Dios. —El tercer mandamiento se refiere a <strong>la</strong> manera <strong>de</strong> adorar, que sea con toda <strong>la</strong> reverencia y<br />

seriedad posible. Se prohíben los votos falsos. Toda liviana alusión a Dios, toda maldición profana<br />

es una horrenda transgresión <strong>de</strong> este mandamiento. No importa si se usan <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras con o sin<br />

sentido. Toda broma profana con <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios o con <strong>la</strong>s cosas sagradas y todas <strong>la</strong>s cosas<br />

semejantes vio<strong>la</strong>n este mandamiento y no hay provecho, honra ni p<strong>la</strong>cer en el<strong>la</strong>s. El Señor no dará<br />

por inocente a quien toma su nombre en vano. —La forma <strong>de</strong>l cuarto mandamiento, ―Acuérdate‖,<br />

<strong>de</strong>muestra que aquí no es <strong>la</strong> primera vez que se da, sino que era conocido antes por el pueblo. Un día<br />

<strong>de</strong> cada siete <strong>de</strong>be ser santificado. Seis días se <strong>de</strong>dican a los asuntos <strong>de</strong>l mundo, pero no como para<br />

<strong>de</strong>scuidar el servicio <strong>de</strong> Dios y el cuidado <strong>de</strong> nuestras almas. En esos días <strong>de</strong>bemos hacer todo<br />

nuestro trabajo, sin <strong>de</strong>jar nada por hacer para el día <strong>de</strong> reposo. Cristo permitió los trabajos<br />

inevitables, y <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> caridad y piedad; porque el día <strong>de</strong> reposo fue hecho para el hombre y no el<br />

hombre para el día <strong>de</strong> reposo, Marcos ii, 27; pero están prohibidos todos los trabajos superfluos,<br />

vanidosos, o darse el gusto en cualquier forma. Comerciar, pagar sa<strong>la</strong>rios, arreg<strong>la</strong>r cuentas, escribir<br />

cartas <strong>de</strong> negocio, estudios secu<strong>la</strong>res, visitas superfluas, viajes o conversaciones livianas, no guardan<br />

santo este día para el Señor. La pereza e indolencia pue<strong>de</strong>n ser un reposo carnal, pero no santo. El<br />

día <strong>de</strong> reposo para el Señor <strong>de</strong>be ser un día <strong>de</strong> <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong>l trabajo secu<strong>la</strong>r, para reposar en el<br />

servicio <strong>de</strong> Dios. Las ventajas <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>bida observancia <strong>de</strong> este día santo, aunque so<strong>la</strong>mente fueran<br />

por <strong>la</strong> salud y <strong>la</strong> felicidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad, más el tiempo que otorga para el cuidado <strong>de</strong>l alma,<br />

muestran <strong>la</strong> excelencia <strong>de</strong> este mandamiento. El día es bendito; los hombres son ben<strong>de</strong>cidos por él y<br />

en él. La bendición y <strong>la</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> guardarlo santo no se limitan a un séptimo día sino que se dicen <strong>de</strong>l<br />

día <strong>de</strong> reposo.<br />

Vv. 12—17. Las leyes <strong>de</strong> <strong>la</strong> SEGUNDA tab<strong>la</strong>, esto es, los últimos seis <strong>de</strong> los diez<br />

mandamientos, afirman nuestro <strong>de</strong>ber para con nosotros mismos y <strong>de</strong> unos a otros, y explican el gran<br />

mandamiento: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, Lucas x, 27. La santidad y <strong>la</strong> honestidad <strong>de</strong>ben<br />

ir juntas. —El quinto mandamiento se refiere a los <strong>de</strong>beres hacia nuestros parientes. ―Honra a tu<br />

padre y a tu madre‖, incluye estimarlos, lo que se <strong>de</strong>muestra en nuestra conducta, en <strong>la</strong> obediencia a<br />

sus mandatos legítimos: ir cuando os l<strong>la</strong>men, ir don<strong>de</strong> os envíen, hacer lo que os pidan, refrenarse <strong>de</strong><br />

lo que os prohiban; y esto, como hijos, hacerlo alegremente a partir <strong>de</strong> un principio <strong>de</strong> amor.<br />

A<strong>de</strong>más, <strong>la</strong> sumisión a sus consejos y correcciones. Esforzarse en todo para dar comodidad a los<br />

padres y hacer fácil su vejez; mantenerlos si necesitan sostenimiento, cosa que nuestro Salvador hace<br />

que esté particu<strong>la</strong>rmente comprendida en este mandamiento, Mateo xv, 4–6. Los observadores<br />

acuciosos han notado una bendición peculiar en cosas temporales para los hijos obedientes y lo<br />

inverso para los hijos <strong>de</strong>sobedientes. —El sexto mandamiento requiere que consi<strong>de</strong>remos <strong>la</strong> vida y<br />

seguridad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más así como tenemos consi<strong>de</strong>ración por <strong>la</strong> propia. Los magistrados y sus

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