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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 54—60. Nada es tan conso<strong>la</strong>dor para los santos moribundos, o tan animador para los santos<br />

que sufren, que ver a Jesús a <strong>la</strong> diestra <strong>de</strong> Dios: bendito sea Dios, por fe po<strong>de</strong>mos verlo ahí. Esteban<br />

ofreció dos oraciones breves en sus momentos <strong>de</strong> agonía. Nuestro Señor Jesús es Dios, al cual<br />

tenemos que buscar, y en quien tenemos que confiar y conso<strong>la</strong>rnos, viviendo y muriendo. Si esto ha<br />

sido nuestro cuidado mientras vivimos, será nuestro consuelo cuando muramos. —Aquí hay una<br />

oración por sus perseguidores. Aunque el pecado fue muy gran<strong>de</strong>, si a ellos les pesaba en el corazón,<br />

Dios no los pondría en <strong>la</strong> cuenta <strong>de</strong> ellos. —Esteban murió tan apremiado como nunca murió<br />

hombre alguno, pero al morir, se dice que durmió; él se <strong>de</strong>dicó a <strong>la</strong> tarea <strong>de</strong> morir con tanta<br />

compostura como si se hubiera ido a dormir. Despertará <strong>de</strong> nuevo en <strong>la</strong> mañana <strong>de</strong> <strong>la</strong> resurrección<br />

para ser recibido en <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong>l Señor, don<strong>de</strong> hay plenitud <strong>de</strong> gozo, y para compartir los<br />

p<strong>la</strong>ceres que están a su diestra para siempre.<br />

CAPÍTULO VIII<br />

Versículos 1—4. Saulo persigue a <strong>la</strong> Iglesia. 5—13. El éxito <strong>de</strong> Felipe en Samaria.—Simón el mago<br />

es bautizado 14—25. La hipocresía <strong>de</strong> Simón es <strong>de</strong>tectada. 26—40. Felipe y el etíope.<br />

Vv. 1—4. Aunque <strong>la</strong> persecución no <strong>de</strong>be apartarnos <strong>de</strong> nuestra obra, pue<strong>de</strong>, no obstante, enviarnos<br />

a trabajar en otra parte. Don<strong>de</strong> sea llevado el creyente estable, lleva consigo el conocimiento <strong>de</strong>l<br />

evangelio y da a conocer lo precioso <strong>de</strong> Cristo en todo lugar. Don<strong>de</strong> el simple <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> hacer el bien<br />

influya sobre el corazón, será imposible impedir que el hombre no use todas <strong>la</strong>s oportunida<strong>de</strong>s para<br />

servir.<br />

Vv. 5—13. En cuanto el evangelio prevalece, son <strong>de</strong>salojados los espíritus malignos, en<br />

particu<strong>la</strong>r los espíritus inmundos. Estos son todas <strong>la</strong>s inclinaciones a <strong>la</strong>s lujurias <strong>de</strong> <strong>la</strong> carne que<br />

batal<strong>la</strong>n contra el alma. Aquí se nombran los trastornos que más cuesta curar siguiendo el curso <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

naturaleza y los que mejor expresan <strong>la</strong> enfermedad <strong>de</strong>l pecado. —Orgullo, ambición y <strong>de</strong>seos <strong>de</strong><br />

gran<strong>de</strong>za siempre han causado abundante mal al mundo y a <strong>la</strong> iglesia. —La gente <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> Simón,<br />

este hombre tiene gran po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios. Véase en esto en qué manera ignorante e irreflexiva yerra <strong>la</strong><br />

gente, pero ¡cuán gran<strong>de</strong> es el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia divina, por <strong>la</strong> cual son llevados a Cristo que es <strong>la</strong><br />

Verdad misma! La gente no sólo oía lo que <strong>de</strong>cía Felipe; fueron plenamente convencidos <strong>de</strong> que era<br />

<strong>de</strong> Dios, y no <strong>de</strong> los hombres, y se <strong>de</strong>jaron ser dirigidos por eso. Hasta los hombres malos, y ésos<br />

con corazones que aún andan en pos <strong>de</strong> <strong>la</strong> codicia, pue<strong>de</strong>n ir ante Dios como va su pueblo, y por un<br />

tiempo, continuar con ellos. Muchos que se asombran ante <strong>la</strong>s pruebas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s divinas,<br />

nunca experimentaron el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. El evangelio predicado pue<strong>de</strong> efectuar una operación común<br />

en un alma don<strong>de</strong> nunca produjo santidad interior. No todos los que profesan creer el evangelio son<br />

convertidos para salvación.<br />

Vv. 14—25. El Espíritu Santo aún no se había <strong>de</strong>rramado sobre ninguno <strong>de</strong> esos convertidos, con<br />

los po<strong>de</strong>res extraordinarios transmitidos por el <strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong>l Espíritu en el día <strong>de</strong> Pentecostés.<br />

Nosotros po<strong>de</strong>mos cobrar ánimo <strong>de</strong> este ejemplo, orando a Dios que dé <strong>la</strong>s gracias renovadoras <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo a todos aquellos por cuyo bienestar espiritual estamos interesados, porque el<strong>la</strong>s<br />

incluyen todas <strong>la</strong>s bendiciones. Ningún hombre pue<strong>de</strong> dar el Espíritu Santo imponiendo sus manos,<br />

pero <strong>de</strong>bemos usar los mejores esfuerzos para instruir a aquellos por quienes oramos. —Simón el<br />

mago ambicionaba tener el honor <strong>de</strong> un apóstol, pero no le interesaba en absoluto tener el espíritu y<br />

<strong>la</strong> disposición <strong>de</strong>l cristiano. Deseaba más tener honor para sí que hacer el bien al prójimo. Pedro le<br />

enrostra su <strong>de</strong>lito. Estimaba <strong>la</strong> riqueza <strong>de</strong> este mundo como si correspondieran con <strong>la</strong>s cosas que se<br />

re<strong>la</strong>cionan con <strong>la</strong> otra vida, y <strong>de</strong>seaba comprar el perdón <strong>de</strong> pecado, el don <strong>de</strong>l Espíritu Santo y <strong>la</strong>

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