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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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pensamientos, pa<strong>la</strong>bras y acciones son cambiados. Entra en un nuevo estado y tiene un carácter<br />

nuevo. He aquí, todas <strong>la</strong>s cosas son hechas nuevas por <strong>la</strong> gracia divina, que cambia su alma a <strong>la</strong><br />

imagen <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor. ¡Cuán diferente es el carácter y el final <strong>de</strong>l impío!<br />

SALMO II<br />

Versículos 1—6. Amenazas contra los enemigos <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Cristo. 7—9. Promesas a Cristo como<br />

Cabeza <strong>de</strong>l reino. 10—12. Consejo a todos, para que abracen sus intereses.<br />

Vv. 1—6. Aquí se nos dice quiénes aparecerán como adversarios <strong>de</strong> Cristo. Como este mundo es el<br />

reino <strong>de</strong> Satanás, los inconversos <strong>de</strong> todo rango, partido y carácter, son incitados por él a oponerse a<br />

<strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Dios, aunque los príncipes <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra han sido generalmente los más activos. Las<br />

verda<strong>de</strong>s y los preceptos <strong>de</strong>l cristianismo están en contra <strong>de</strong> los proyectos mundanos ambiciosos y<br />

contra <strong>la</strong>s lujurias. Se nos dice a qué apuntan ellos en esta oposición. Ellos romperán <strong>la</strong>s ligaduras <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> conciencia y echarán <strong>la</strong>s cuerdas <strong>de</strong> los mandamientos <strong>de</strong> Dios; no los recibirán sino que los<br />

arrojarán tan lejos como puedan. Esos enemigos no pue<strong>de</strong>n mostrar una buena causa para oponerse a<br />

un gobierno justo y santo que, si fuera recibido por todos, traería el cielo a <strong>la</strong> tierra. No pue<strong>de</strong>n<br />

esperar el éxito al oponerse a un reino tan po<strong>de</strong>roso. El Señor Jesús tiene toda potestad en cielo y<br />

tierra y es <strong>la</strong> Cabeza <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia por sobre todas <strong>la</strong>s cosas, a pesar <strong>de</strong> los incansables esfuerzos <strong>de</strong><br />

sus enemigos. El trono <strong>de</strong> Cristo está establecido en su iglesia, esto es, en el corazón <strong>de</strong> los<br />

creyentes.<br />

Vv. 7—9. El reino <strong>de</strong>l Mesías se fundamenta en un <strong>de</strong>creto eterno <strong>de</strong> Dios Padre. A este se<br />

refiere a menudo nuestro Señor Jesús, por cuanto se gobernaba por él. Dios le había dicho, Tú eres<br />

mi Hijo, y conviene a cada uno <strong>de</strong> nosotros <strong>de</strong>cirle: Tú eres mi Señor, mi Soberano. Al pedir a los<br />

paganos como herencia, el Hijo <strong>de</strong>sea <strong>la</strong> felicidad <strong>de</strong> ellos en Él; así que ruega por ellos, vive<br />

siempre para hacerlo, y es po<strong>de</strong>roso para salvar hasta lo sumo, y tendrá multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> súbditos leales,<br />

voluntarios, entre ellos. Los cristianos son <strong>la</strong> heredad <strong>de</strong>l Señor Jesús; son para Él un nombre y una<br />

a<strong>la</strong>banza. Dios Padre se los da a Cristo cuando, por Su Espíritu y gracia, obra en ellos para llevarlos<br />

al Señor Jesús.<br />

Vv. 10—12. En cualquier cosa en que nos regocijemos en este mundo, <strong>de</strong>be ser siempre con<br />

temblor, <strong>de</strong>bido a <strong>la</strong> incertidumbre <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s cosas. Acoger bien a Jesucristo y someterse a Él, es<br />

nuestra sabiduría e interés. Que Él os sea muy querido y precioso; amadle por sobre todas <strong>la</strong>s cosas,<br />

amadle con sinceridad, amadle mucho, como lo amaba <strong>la</strong> mujer, a <strong>la</strong> cual mucho se le perdonó, y<br />

como señal <strong>de</strong> esto, besó sus pies, Lucas vii, 38. Y con un beso <strong>de</strong> lealtad uníos a este yugo y<br />

someteos para ser gobernados por sus leyes, dispuestos por su provi<strong>de</strong>ncia y enteramente<br />

consagrados a su causa. —La incredulidad es un pecado contra el único remedio. Para vosotros será<br />

completa <strong>la</strong> <strong>de</strong>strucción; no sea que perezcáis en el camino <strong>de</strong> vuestros pecados y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el camino <strong>de</strong><br />

vuestras vanas esperanzas; para que vuestro camino no perezca, no sea que perdáis el camino a <strong>la</strong><br />

felicidad. Cristo es el camino; obe<strong>de</strong>ced, no sea que seáis cortados <strong>de</strong> Él como vuestro camino a<br />

Dios. Pensaban que estaban en el camino, pero rechazando a Cristo, perecieron. Bienaventurados en<br />

el día <strong>de</strong> ira los que confiando en Cristo, le han hecho su Refugio.<br />

SALMO III

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