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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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manos y pies, <strong>la</strong> <strong>la</strong>nza en su costado. Fue entregado a <strong>la</strong> muerte por nuestras ofensas. Por sus<br />

sufrimientos adquirió para nosotros el Espíritu y <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios para mortificar nuestras<br />

corrupciones, que son <strong>la</strong>s insanías <strong>de</strong> nuestra alma. Bien po<strong>de</strong>mos soportar nuestros sufrimientos<br />

más leves, porque Él nos ha enseñado a estimar todas <strong>la</strong>s cosas como pérdida por amor a Él y a amar<br />

al que nos amó primero.<br />

Vv. 10—12. ¡Ven y ve cómo Cristo nos amó! Nosotros no lo pusimos en nuestro lugar; Él se<br />

puso a sí mismo. Así quitó el pecado <strong>de</strong>l mundo al llevarlo sobre sí. Se sometió a <strong>la</strong> muerte, que para<br />

nosotros es <strong>la</strong> paga <strong>de</strong>l pecado. —Fijaos en <strong>la</strong>s gracias y <strong>la</strong>s glorias <strong>de</strong> su estado <strong>de</strong> exaltación. Cristo<br />

no encarga el cuidado <strong>de</strong> su familia a ningún otro. Los propósitos <strong>de</strong> Dios tendrán efecto. Prosperará<br />

lo que se emprenda conforme al beneplácito <strong>de</strong> Dios. Él se ocupará <strong>de</strong> cumplirlo en <strong>la</strong> conversión y<br />

salvación <strong>de</strong> los pecadores. Hay muchos a quienes Cristo justifica; muchos por quienes dio su vida<br />

como rescate. Por fe somos justificados; así, Dios es más glorificado, <strong>la</strong> libre gracia se promueve, el<br />

yo es abatido y nuestra felicidad asegurada. Debemos conocerle y creer en quien llevó nuestros<br />

pecados y nos salvó <strong>de</strong> hundirnos bajo <strong>la</strong> carga llevándo<strong>la</strong> sobre sí. —El pecado y Satanás, <strong>la</strong> muerte<br />

y el infierno, el mundo y <strong>la</strong> carne, son los enemigos po<strong>de</strong>rosos que Él venció. Lo que Dios preparó<br />

para el Re<strong>de</strong>ntor, ciertamente Él lo poseerá. Cuando cautivó a <strong>la</strong> cautividad, recibió dones para los<br />

hombres, para que pudiera dar dones a los hombres. —Mientras repasamos los sufrimientos <strong>de</strong>l Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios, recor<strong>de</strong>mos nuestro <strong>la</strong>rgo catálogo <strong>de</strong> transgresiones y consi<strong>de</strong>rémosle sufriendo bajo el<br />

peso <strong>de</strong> nuestra culpa. Aquí se echa un fundamento firme sobre el cual haga <strong>de</strong>scansar su alma el<br />

pecador tembloroso. Nosotros somos <strong>la</strong> adquisición <strong>de</strong> su sangre, y los monumentos <strong>de</strong> su gracia;<br />

por esto Él continuamente interce<strong>de</strong> y prevalece <strong>de</strong>struyendo <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong>l diablo.<br />

CAPÍTULO LIV<br />

Versículos 1—5. El aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia por <strong>la</strong> conversión <strong>de</strong> los judíos y los gentiles. 6—10. Su<br />

segura liberación. 11—17. Se <strong>de</strong>scribe su estado triunfante.<br />

Vv. 1—5. Obsérvese el bajo estado <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión en el mundo por <strong>la</strong>rgo tiempo antes <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

introducción <strong>de</strong>l cristianismo. Al predicar el evangelio se convirtieron multitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> los ídolos al<br />

Dios vivo. Esto es materia <strong>de</strong> gran regocijo para <strong>la</strong> Iglesia. —Las fronteras <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia fueron<br />

extendidas. Aunque su estado en <strong>la</strong> tierra es vil y mutable, como una tienda o tabernáculo, a veces<br />

está en crecimiento y <strong>de</strong>be ser agrandada al aumentar <strong>la</strong> familia. Pero mientras más numerosa crezca<br />

<strong>la</strong> Iglesia, más <strong>de</strong>be fortalecerse contra los errores y <strong>la</strong>s corrupciones. —Tu Marido es tu Hacedor.<br />

Cristo es el Santo <strong>de</strong> Israel, el Mediador <strong>de</strong>l pacto hecho con <strong>la</strong> Iglesia veterotestamentaria. Por<br />

mucho tiempo fue l<strong>la</strong>mado Dios <strong>de</strong> Israel, pero ahora será l<strong>la</strong>mado Dios <strong>de</strong> toda <strong>la</strong> tierra. Él limpiará<br />

<strong>de</strong> pecado y hará que todo creyente verda<strong>de</strong>ro se regocije en esta unión sagrada. Nunca podremos<br />

admirar bastante esta misericordia ni valorar <strong>de</strong>bidamente este privilegio.<br />

Vv. 6—10. Así como Dios es tardo para airarse, es rápido para mostrar misericordia. ¡Cuán<br />

dulce serán los retornos <strong>de</strong> <strong>la</strong> misericordia, cuando Dios venga a conso<strong>la</strong>rlos! Él tendrá misericordia<br />

<strong>de</strong> ellos. La reunión <strong>de</strong> su pueblo nace <strong>de</strong> <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> Dios, no <strong>de</strong> mérito alguno <strong>de</strong> ellos; y es<br />

con gran<strong>de</strong>s misericordias, con bondad eterna. La ira es poca, <strong>la</strong>s misericordias son gran<strong>de</strong>s; <strong>la</strong> ira es<br />

momentánea, <strong>la</strong> bondad es eterna. No tenemos que <strong>de</strong>sesperarnos bajo <strong>la</strong>s aflicciones ni per<strong>de</strong>r <strong>la</strong><br />

esperanza <strong>de</strong> alivio. —Los montes se han estremecido y han sido removidos, pero <strong>la</strong>s promesas <strong>de</strong><br />

Dios nunca fueron quebrantadas por ningún suceso. Los montes y <strong>la</strong>s colinas también representan a<br />

gran<strong>de</strong>s hombres. Las confianzas en <strong>la</strong>s criaturas se frustran, pero cuando <strong>la</strong>s amista<strong>de</strong>s nos fal<strong>la</strong>n,<br />

nuestro Dios no. Todo esto es por igual aplicable a <strong>la</strong> Iglesia en general, y a cada creyente. Dios

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