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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 16—42. Nuestro Señor advierte a sus discípulos que se preparen para <strong>la</strong> persecución. Ellos<br />

tenían que evitar todas <strong>la</strong>s cosas que <strong>de</strong>n ventaja a sus enemigos, toda intromisión en los afanes<br />

políticos o mundanos, toda apariencia <strong>de</strong> mal o egoísmo, y todas <strong>la</strong>s medidas c<strong>la</strong>n<strong>de</strong>stinas. Cristo<br />

predice dificulta<strong>de</strong>s no sólo para que los trastornos no sean sorpresa sino para que ellos puedan<br />

confirmar su fe. Les dice que <strong>de</strong>ben sufrir y <strong>de</strong> quiénes. Así, Cristo nos ha tratado fiel y<br />

equitativamente, diciéndonos lo peor que po<strong>de</strong>mos hal<strong>la</strong>r en su servicio; y quiere que así nos<br />

tratemos a nosotros mismos, al sentarnos a calcu<strong>la</strong>r el costo. —Los perseguidores son peores que <strong>la</strong>s<br />

bestias, porque hacen presa <strong>de</strong> los mismos <strong>de</strong> su especie. Los <strong>la</strong>zos <strong>de</strong> amor y <strong>de</strong>ber más sólidos a<br />

menudo se han roto por enemistad contra Cristo. Los sufrimientos <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> amista<strong>de</strong>s y parientes<br />

son muy dolorosos; nada hiere más. Simplemente parece que todos los que quieren vivir<br />

piadosamente en Cristo Jesús pa<strong>de</strong>cerán persecución; y <strong>de</strong>bemos esperar que a través <strong>de</strong> muchas<br />

tribu<strong>la</strong>ciones entremos en el reino <strong>de</strong> Dios. —En esta predicción <strong>de</strong> problemas, hay consejos y<br />

consuelo para los momentos <strong>de</strong> prueba. Los discípulos <strong>de</strong> Cristo son odiados y perseguidos como<br />

serpientes, y se procura su ruina, y necesitan <strong>la</strong> sabiduría <strong>de</strong> <strong>la</strong> serpiente, pero <strong>la</strong> sencillez <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

palomas. No sólo no dañen a nadie sino que no le tengan ma<strong>la</strong> voluntad a nadie. Debe haber cuidado<br />

pru<strong>de</strong>nte, pero no <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>jarse dominar por pensamientos <strong>de</strong> angustia y confusión; que esta<br />

preocupación sea echada sobre Dios. Los discípulos <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>ben pensar más en hacer el bien que<br />

en hab<strong>la</strong>r bien. En el caso <strong>de</strong> gran peligro, los discípulos <strong>de</strong> Cristo pue<strong>de</strong>n salirse <strong>de</strong>l camino<br />

peligroso, aunque no <strong>de</strong>ben salirse <strong>de</strong>l camino <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber. No se <strong>de</strong>ben usar medios pecaminosos e<br />

ilícitos para escapar; porque entonces, no es una puerta que Dios ha abierto. El temor al hombre le<br />

pone una trampa, una trampa <strong>de</strong> confusión que perturba nuestra paz; una trampa que enreda, por <strong>la</strong><br />

cual somos atraídos al pecado; y, por tanto, se <strong>de</strong>be luchar y orar en su contra. La tribu<strong>la</strong>ción, <strong>la</strong><br />

angustia y <strong>la</strong> persecución no pue<strong>de</strong>n quitarles el amor <strong>de</strong> Dios por ellos o el <strong>de</strong> ellos por Él. Temed a<br />

aquel que pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir cuerpo y alma en el infierno. —Ellos <strong>de</strong>ben dar su mensaje públicamente,<br />

porque todos están profundamente preocupados <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>l evangelio. Hay que dar a conocer<br />

todo el consejo <strong>de</strong> Dios, Hechos xx, 27. Cristo les muestra por qué <strong>de</strong>ben estar <strong>de</strong> buen ánimo. Sus<br />

sufrimientos testifican contra los que se oponen a su evangelio. Cuando Dios nos l<strong>la</strong>ma a hab<strong>la</strong>r por<br />

Él, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Él para que nos enseñe qué <strong>de</strong>cir. Una perspectiva fiel <strong>de</strong>l final <strong>de</strong> nuestras<br />

aflicciones será muy útil para sostenernos cuando estemos sometidos a el<strong>la</strong>s. El po<strong>de</strong>r será conforme<br />

al día. De gran aliento para los que están haciendo <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> Dios es que sea una obra que<br />

ciertamente será hecha. —Véase cómo el cuidado <strong>de</strong> <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia se extien<strong>de</strong> a todas <strong>la</strong>s criaturas,<br />

aun a los gorriones. Esto <strong>de</strong>be acal<strong>la</strong>r todos los temores <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios: Vosotros valéis más que<br />

muchos gorriones. Los mismos cabellos <strong>de</strong> vuestra cabeza están todos contados. Esto <strong>de</strong>nota <strong>la</strong><br />

cuenta que Dios hace y mantiene <strong>de</strong> su pueblo. Nuestro <strong>de</strong>ber es no sólo creer en Cristo, sino<br />

profesar esa fe, sufriendo por Él, cuando somos l<strong>la</strong>mados a ello, como asimismo a servirlo. Aquí<br />

sólo se alu<strong>de</strong> a <strong>la</strong> negación <strong>de</strong> Cristo que es persistente, y esa confesión sólo pue<strong>de</strong> tener <strong>la</strong> bendita<br />

recompensa aquí prometida, que es el lenguaje verda<strong>de</strong>ro y constante <strong>de</strong>l amor y <strong>la</strong> fe. La religión<br />

vale todo; todos los que creen su verdad, llegarán al premio y harán que todo lo <strong>de</strong>más se rinda a<br />

ello. Cristo nos guiará a través <strong>de</strong> los sufrimientos para gloriarnos con Él. Los mejores preparados<br />

para <strong>la</strong> vida veni<strong>de</strong>ra son los que están más libres <strong>de</strong> esta vida presente. —Aunque <strong>la</strong> bondad hecha a<br />

los discípulos <strong>de</strong> Cristo sea sumamente pequeña, será aceptada cuando haya ocasión para el<strong>la</strong> y no<br />

haya capacidad <strong>de</strong> hacer más. Cristo no dice que merezcan recompensa, porque no po<strong>de</strong>mos merecer<br />

nada <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> Dios; pero recibirán un premio <strong>de</strong> <strong>la</strong> dádiva gratuita <strong>de</strong> Dios. Confesemos<br />

osadamente a Cristo y mostremos nuestro amor por Él en todas <strong>la</strong>s cosas.<br />

CAPÍTULO XI

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