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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Versículos 1—19. David se regocija en <strong>la</strong> liberación que obró Dios. 20—28. Se consue<strong>la</strong> en su<br />

integridad que Dios ha vindicado. 29—50. Da <strong>la</strong> gloria a Dios por todas sus po<strong>de</strong>rosas obras.<br />

Vv. 1—19. Las primeras pa<strong>la</strong>bras: ―Te amo, oh Jehová, fortaleza mía‖ son <strong>la</strong> ocasión y el contenido<br />

<strong>de</strong>l salmo. Quienes aman verda<strong>de</strong>ramente a Dios pue<strong>de</strong>n triunfar en Él como Roca y Refugio <strong>de</strong><br />

ellos y, con confianza, pue<strong>de</strong>n invocarle. Bueno es que nosotros observemos todas <strong>la</strong>s circunstancias<br />

<strong>de</strong> una misericordia que magnifica el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios y su bondad para nosotros. David era hombre <strong>de</strong><br />

oración y halló que Dios es un Dios que oye <strong>la</strong> oración. Si oramos como David, nos irá bien como a<br />

él. Se <strong>de</strong>scribe plenamente <strong>la</strong> manifestación <strong>de</strong> <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> Dios, versículos 7—15. Poco hay <strong>de</strong>l<br />

hombre, pero mucho <strong>de</strong> Dios en estas liberaciones. No se pue<strong>de</strong>n aplicar a <strong>la</strong> historia <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Isaí<br />

<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras estupendas, majestuosas y sobrecogedoras que se usan en <strong>la</strong> <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

manifestación divina. Cada parte <strong>de</strong> una escena tan solemne <strong>de</strong> terror nos dice que ahí está uno más<br />

gran<strong>de</strong> que David. —Dios no sólo librará a su pueblo <strong>de</strong> sus problemas en el momento <strong>de</strong>bido;<br />

mientras tanto lo sostendrá en sus tribu<strong>la</strong>ciones. ¿Po<strong>de</strong>mos meditar en el versículo 18 sin dirigir el<br />

pensamiento al Getsemaní y al Calvario? ¿Po<strong>de</strong>mos olvidar que fue en <strong>la</strong> hora <strong>de</strong> <strong>la</strong> ca<strong>la</strong>midad más<br />

profunda <strong>de</strong> Cristo, cuando Judas lo traicionó, cuando sus amigos lo abandonaron, cuando <strong>la</strong><br />

multitud le escarneció, y <strong>la</strong>s sonrisas <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> su Padre fueron retenidas, que <strong>la</strong>s potesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

tinieb<strong>la</strong>s lo acosaron? Los dolores <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte lo ro<strong>de</strong>aron, en su dolor Él oró, Hebreos v, 7. Dios<br />

hizo estremecerse y temb<strong>la</strong>r <strong>la</strong> tierra, y se partieron <strong>la</strong>s rocas, y lo sacó, en su resurrección, porque se<br />

comp<strong>la</strong>cía en Él y en su empresa.<br />

Vv. 20—28. Quienes abandonan los caminos <strong>de</strong>l Señor se apartan <strong>de</strong> su Dios. Pero aunque<br />

estamos conscientes <strong>de</strong> muchos pasos falsos, no nos apartemos <strong>de</strong> nuestro Dios. David tuvo su ojo<br />

puesto en <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> los mandamientos <strong>de</strong> Dios. El cuidado constante <strong>de</strong> guardarse <strong>de</strong>l pecado,<br />

cualquiera sea, que nos tienta con mayor facilidad, <strong>de</strong>muestra que somos rectos ante Dios. —Los que<br />

muestran misericordia al prójimo, también necesitan misericordia. Quienes son fieles a Dios,<br />

hal<strong>la</strong>rán que Él es para ellos todo lo que ha prometido ser. Las pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l Señor son pa<strong>la</strong>bras puras,<br />

muy seguras para confiar en el<strong>la</strong>s, y muy dulces para <strong>de</strong>leitarse en el<strong>la</strong>s. Quienes resisten a Dios y<br />

caminan al contrario que Él, verán que Él caminará en sentido contrario que ellos, Levítico xxvi, 21–<br />

24. La recompensa bondadosa <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual hab<strong>la</strong> David pue<strong>de</strong> ser esperada, en general, por quienes<br />

actúan con buenos motivos. De ahí que él hable consuelo para el humil<strong>de</strong> y terror para el orgulloso;<br />

“Humil<strong>la</strong>s los ojos altivos”. Y él se da valor: “Tú encien<strong>de</strong>s mi lámpara, oh Señor”: Tú revivirás y<br />

conso<strong>la</strong>rás mi espiritu apenado; Tú guiarás mi camino para que yo pueda evitar <strong>la</strong>s trampas puestas<br />

para mí. Tú encen<strong>de</strong>rás mi lámpara para obrar, y me darás <strong>la</strong> oportunidad <strong>de</strong> servirte. Cobren valor<br />

quienes andan en tinieb<strong>la</strong>s y trabajan sometidos al <strong>de</strong>saliento; el mismo Dios será una Luz para ellos.<br />

Vv. 29—50. Cuando damos gracias por una misericordia, <strong>de</strong>bemos observar <strong>la</strong>s muchas otras<br />

con que hemos sido ro<strong>de</strong>ados toda nuestra vida. Muchas cosas habían contribuido al <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

David, y él reconoce <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> Dios en todas para enseñarnos a hacer lo mismo. En el versículo 32,<br />

y los siguientes, están los dones <strong>de</strong> Dios para el guerrero espiritual, por los cuales es preparado para<br />

<strong>la</strong> contienda, conforme al ejemplo <strong>de</strong> su Lí<strong>de</strong>r victorioso. Apren<strong>de</strong>mos que <strong>de</strong>bemos procurar <strong>la</strong><br />

liberación <strong>de</strong>l problema a través <strong>de</strong> Cristo. Será rechazada <strong>la</strong> oración que se eleva sin que haya<br />

reconciliación por medio <strong>de</strong> Cristo. En David, el símbolo, contemp<strong>la</strong>mos a nuestro re<strong>de</strong>ntor Jesús,<br />

combatiendo con enemigos, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> aflicciones y abrumado por hombres impíos, soportando por<br />

nosotros no sólo los dolores <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, sino <strong>la</strong> ira <strong>de</strong> Dios; sin embargo, invoca al Padre con<br />

fuertes gritos y lágrimas; rescatado <strong>de</strong> <strong>la</strong> tumba, proce<strong>de</strong> a reconciliar o a poner bajo sus pies a todos<br />

los <strong>de</strong>más enemigos, hasta que <strong>la</strong> muerte, el postrer enemigo, sea <strong>de</strong>struida. Debemos amar al Señor,<br />

nuestra Roca y nuestra Salvación; <strong>de</strong>bemos acudir a Él en cada problema, y a<strong>la</strong>barlo por cada<br />

liberación; <strong>de</strong>bemos orientarnos a andar con Él en toda justicia y santidad verda<strong>de</strong>ra, evitando pecar.<br />

Si pertenecemos a Él, Él vence y reina por nosotros, y nosotros venceremos y reinaremos por Él, y

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