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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 9—23. Los tiempos <strong>de</strong> terror <strong>de</strong>ben ser tiempo <strong>de</strong> oración: sea lo que sea que cause el temor,<br />

<strong>de</strong>be ponernos <strong>de</strong> rodil<strong>la</strong>s ante nuestro Dios. Jacob había visto recientemente a sus ángeles<br />

guardianes pero, en su malestar, recurrió a Dios, no a ellos; él sabía que ellos eran sus consiervos,<br />

Apocalipsis xxii, 9. No pue<strong>de</strong> haber una pauta mejor que esta para <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra oración. Aquí hay un<br />

reconocimiento agra<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> favores anteriores inmerecidos; una humil<strong>de</strong> confesión <strong>de</strong> indignidad;<br />

una sencil<strong>la</strong> <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ración <strong>de</strong> sus temores e inquietu<strong>de</strong>s; una referencia plena <strong>de</strong> todo el asunto al<br />

Señor y el <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> todas sus esperanzas en Él. Lo mejor que po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>cir a Dios en oración es<br />

lo que Él nos ha dicho. Así, él hizo <strong>de</strong>l nombre <strong>de</strong>l Señor su torre fuerte y no pudo sino estar a salvo.<br />

El temor <strong>de</strong> Jacob no le hizo hundirse en <strong>la</strong> <strong>de</strong>sesperación, ni su oración le hizo presuponer <strong>la</strong><br />

misericordia <strong>de</strong> Dios, sin el uso <strong>de</strong> medios. Dios respon<strong>de</strong> oraciones enseñándonos a or<strong>de</strong>nar<br />

correctamente nuestros asuntos. —Jacob envió un regalo para apaciguar a Esaú. No <strong>de</strong>bemos<br />

<strong>de</strong>sesperar <strong>de</strong> reconciliarnos con otros por muy enojados que estén con nosotros.<br />

Vv. 24—32. Un buen rato antes <strong>de</strong>l alba, estando solo, Jacob <strong>de</strong>splegó más plenamente sus<br />

temores orando a Dios. Mientras estaba así ocupado, Uno semejante a un hombre luchó con él.<br />

Cuando el Espíritu nos ayuda en nuestras <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s y casi no hal<strong>la</strong>mos pa<strong>la</strong>bras para expresar<br />

nuestros <strong>de</strong>seos más vastos y fervientes, y queremos <strong>de</strong>cir más <strong>de</strong> lo que po<strong>de</strong>mos expresar,<br />

entonces, <strong>la</strong> oración lucha, sin duda, con Dios. Por atribu<strong>la</strong>dos o <strong>de</strong>scorazonados que estemos,<br />

prevaleceremos y, al prevalecer con Él en oración, prevaleceremos contra todos los enemigos que<br />

luchan contra nosotros. Nada requiere más vigor y esfuerzo incesante que luchar. Es un emblema <strong>de</strong>l<br />

verda<strong>de</strong>ro espíritu <strong>de</strong> fe y oración. Jacob mantuvo su terreno; aunque <strong>la</strong> lucha continuó <strong>la</strong>rgo rato,<br />

esto no remeció su fe, ni silenció su oración. Él tendrá una bendición y prefería que todos sus huesos<br />

fueran dislocados antes que irse sin una. Los que quieren tener <strong>la</strong> bendición <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>ben<br />

<strong>de</strong>cidirse a no aceptar una negativa. La oración ferviente es <strong>la</strong> oración eficaz. —El Ángel le puso una<br />

marca <strong>de</strong> honor perdurable cambiándole el nombre. Jacob significa usurpador. Des<strong>de</strong> ahora en<br />

a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte será celebrado, no por su astucia y hábil manipu<strong>la</strong>ción, sino por el valor verda<strong>de</strong>ro. ―Serás<br />

l<strong>la</strong>mado Israel‖, príncipe <strong>de</strong> Dios, un nombre más gran<strong>de</strong> que el <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s hombres <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra.<br />

Indudablemente él es un príncipe, esto es, un príncipe <strong>de</strong> Dios; son verda<strong>de</strong>ramente honorables<br />

aquellos que son po<strong>de</strong>rosos en oración. Al tener po<strong>de</strong>r con Dios también tendrán po<strong>de</strong>r con los<br />

hombres; él prevalecerá y ganará el favor <strong>de</strong> Esaú. —Jacob da un nombre nuevo al lugar. Lo l<strong>la</strong>ma<br />

Peniel, el rostro <strong>de</strong> Dios, porque ahí había visto aparecer a Dios y obtuvo el favor <strong>de</strong> Dios. A quienes<br />

Dios honra les correspon<strong>de</strong> admirar su gracia para con ellos. El Ángel que luchó con Jacob era <strong>la</strong><br />

segunda Persona <strong>de</strong> <strong>la</strong> sagrada Trinidad que, <strong>de</strong>spués, fue Dios manifestado en <strong>la</strong> carne y que, en su<br />

naturaleza humana, es l<strong>la</strong>mado Emanuel, Oseas xii, 4, 5. —Jacob fue herido en su muslo. Ello podría<br />

servirle para evitar que se sintiera superior con <strong>la</strong> abundancia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s reve<strong>la</strong>ciones. El sol le salió a<br />

Jacob; amanece para aquel<strong>la</strong> alma que ha tenido comunión con Dios.<br />

CAPÍTULO XXXIII<br />

Versículos 1—16. La amistosa reunión <strong>de</strong> Jacob y Esaú. 17—20. Jacob va a Sucot y Siquem—<br />

Construye un altar.<br />

Vv. 1—16. Habiendo encomendado su causa en oración a Dios, Jacob siguió su camino. Pase lo que<br />

pase nada pue<strong>de</strong> salir mal para aquel cuyo corazón está firme confiando en Dios. Jacob se inclinó<br />

ante Esaú. Una conducta humil<strong>de</strong> y sumisa hace mucho para quitar <strong>la</strong> ira. Esaú abrazó a Jacob. Dios<br />

tiene los corazones <strong>de</strong> todos los hombres en sus manos y pue<strong>de</strong> volverlos cuando y cómo le p<strong>la</strong>zca.<br />

No es en vano confiar en Dios e invocarle en el día malo. Cuando los caminos <strong>de</strong>l hombre agradan al<br />

Señor, Él hace que hasta sus enemigos estén en paz con él. —Esaú recibe a Jacob como hermano y

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