14.05.2013 Views

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

que estén interesados en el<strong>la</strong>. El Señor continúa estando igualmente preparado para mostrar<br />

misericordia a todos los que <strong>la</strong> buscan, y esta es <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> toda nuestra esperanza y consuelo.<br />

Vv. 10—22. Las gran<strong>de</strong>s cosas que Dios hizo por Israel cuando los sacó <strong>de</strong> Egipto, fueron<br />

misericordias que les duraron por mucho tiempo; nuestra re<strong>de</strong>nción por Cristo, tipificada por<br />

aquel<strong>la</strong>s, dura por siempre. Bueno es entrar en <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> los favores <strong>de</strong> Dios y en cada uno<br />

observar y reconocer, que su misericordia dura por siempre. Los puso en posesión <strong>de</strong> una tierra<br />

buena; es figura <strong>de</strong> <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo.<br />

Vv. 23—26. La misericordia eterna <strong>de</strong> Dios es aquí a<strong>la</strong>bada por <strong>la</strong> re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> su iglesia; en<br />

todas sus glorias y todos sus dones. Bendito sea Dios, que nos ha provisto y dado a conocer <strong>la</strong><br />

salvación a través <strong>de</strong> su Hijo. Que nos conceda que conozcamos y sintamos su po<strong>de</strong>r re<strong>de</strong>ntor, para<br />

que le sirvamos en justicia todos nuestros días. Que Aquel que da alimento a toda carne, alimente<br />

nuestras almas para vida eterna, y vivifique nuestros afectos por su gracia, para que le agra<strong>de</strong>zcamos<br />

y a<strong>la</strong>bemos su santo nombre, porque su misericordia dura para siempre. Remontemos todos los<br />

favores recibidos a esta verda<strong>de</strong>ra fuente y ofrezcamos a<strong>la</strong>banza continuamente.<br />

SALMO CXXXVII<br />

Versículos 1—4. Los judíos <strong>la</strong>mentan su cautiverio. 5—9. El afecto <strong>de</strong> ellos por Jerusalén.<br />

Vv. 1—4. Los enemigos habían llevado cautivos a los judíos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su propia patria. Para completar<br />

sus ayes los insultaban; les exigían alegría y una canción. Esto era muy bárbaro; también profano,<br />

porque ninguna canción serviría, sino <strong>la</strong>s canciones <strong>de</strong> Sion. No hay que dar satisfacción a los<br />

bur<strong>la</strong>dores. Ellos no dicen: ¿cómo cantaremos cuando estamos tan apenados? Sino, Es <strong>la</strong> canción <strong>de</strong>l<br />

Señor, por tanto, no nos atrevemos a cantar<strong>la</strong> entre los idó<strong>la</strong>tras.<br />

Vv. 5—9. Nos gusta pensar en lo que amamos. Quienes se regocijan en Dios hacen <strong>de</strong> Jerusalén<br />

su gozo por amor <strong>de</strong> Él. Ellos resolvieron firmemente conservar este afecto. Cuando sufrimos,<br />

<strong>de</strong>bemos recordar con santa tristeza <strong>la</strong>s misericordias abandonadas y los pecados por los cuales <strong>la</strong>s<br />

perdimos. Si los beneficios temporales alguna vez hacen que el creyente profeso se sienta satisfecho,<br />

estando alejado <strong>de</strong> <strong>la</strong>s or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> Dios, o avergonzado <strong>de</strong> su profesión <strong>de</strong> fe, es que le ha<br />

sobrevenido <strong>la</strong> peor ca<strong>la</strong>midad. —Lejos esté <strong>de</strong> nosotros el vengarnos; se lo <strong>de</strong>jaremos al que dijo:<br />

Mía es <strong>la</strong> venganza. Los que se alegran en <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s, especialmente por <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

Jerusalén, no quedarán impunes. —No po<strong>de</strong>mos orar por el éxito no prometido a <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong> Dios<br />

sin mirar <strong>la</strong> ruina <strong>de</strong> sus enemigos, aunque no emitamos una oración por el<strong>la</strong>. Pero recor<strong>de</strong>mos a<br />

Aquel cuya so<strong>la</strong> gracia y salvación consumada es, que tengamos alguna esperanza <strong>de</strong> ser llevados a<br />

casa, a <strong>la</strong> Jerusalén celestial.<br />

SALMO CXXXVIII<br />

Versículos 1—5. El salmista a<strong>la</strong>ba a Dios por respon<strong>de</strong>r <strong>la</strong> oración. 6—8. El trato <strong>de</strong> Dios para con<br />

el humil<strong>de</strong> y el orgulloso.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!