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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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que no <strong>de</strong>bemos gratitud a Dios por el<strong>la</strong>s. El<strong>la</strong>s <strong>de</strong>muestran el favor particu<strong>la</strong>r que Él <strong>de</strong>muestra a su<br />

pueblo. Sin duda que hay luz don<strong>de</strong> hay un israelita, don<strong>de</strong> hay un hijo <strong>de</strong> luz, aunque sea en este<br />

mundo <strong>de</strong> tinieb<strong>la</strong>s. Cuando Dios hizo esta diferencia entre los israelitas y los egipcios, ¿quién no<br />

hubiera preferido <strong>la</strong> pobre choza <strong>de</strong> un israelita al hermoso pa<strong>la</strong>cio <strong>de</strong> un egipcio? Hay una<br />

diferencia real entre <strong>la</strong> casa <strong>de</strong>l impío que está bajo maldición y <strong>la</strong> vivienda <strong>de</strong>l justo que es<br />

ben<strong>de</strong>cido. —Faraón renovó su tratado con Moisés y Aarón y consintió en que llevaran a sus hijos,<br />

pero <strong>de</strong>jando el ganado. Es común que los pecadores regateen con Dios Todopo<strong>de</strong>roso; así tratan <strong>de</strong><br />

bur<strong>la</strong>rse <strong>de</strong> Él, pero se engañan a sí mismos. Las condiciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> reconciliación con Dios han sido<br />

fijadas <strong>de</strong> modo que, aunque los hombres <strong>la</strong>s discutan por <strong>la</strong>rgo tiempo, no pue<strong>de</strong>n alterar<strong>la</strong>s ni<br />

rebajar<strong>la</strong>s. Tenemos que cumplir <strong>la</strong>s exigencias <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios; no po<strong>de</strong>mos esperar que Él<br />

con<strong>de</strong>scienda a los términos que dicte nuestra lujuria. Debemos consagrar todas nuestras<br />

pertenencias mundanas, con nosotros mismos y nuestros hijos, al servicio <strong>de</strong> Dios; nosotros no<br />

sabemos qué uso hará Él <strong>de</strong> alguna parte <strong>de</strong> lo que tenemos. —Faraón se retiró abruptamente <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

conferencia y resolvió no hacer más tratos. ¿Se había olvidado <strong>de</strong> <strong>la</strong> frecuencia con que mandaba<br />

traer a Moisés para que lo aliviara <strong>de</strong> sus p<strong>la</strong>gas? ¿Ahora había que <strong>de</strong>cirle que no viniera más?<br />

¡Vana maldad! ¡Amenazar con <strong>la</strong> muerte, a quien estaba armado con tamaño po<strong>de</strong>r! ¡A qué punto<br />

llevará a los hombres <strong>la</strong> dureza <strong>de</strong> su corazón y el <strong>de</strong>sprecio por <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios y sus<br />

mandamientos! Después <strong>de</strong> esto Moisés no volvió a venir hasta que lo mandaron l<strong>la</strong>mar. Cuando los<br />

hombres echan <strong>de</strong> sí <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios Él los entrega justamente a sus propios engaños.<br />

CAPÍTULO XI<br />

Versículos 1—3. Las últimas instrucciones <strong>de</strong> Dios a Moisés respecto a Faraón y los egipcios. 4—<br />

10. Anuncio <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> los primogénitos.<br />

Vv. 1—3. Una reve<strong>la</strong>ción secreta fue hecha a Moisés mientras aún estaba en <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> Faraón,<br />

para que le diera <strong>la</strong> advertencia <strong>de</strong>l último juicio espantoso antes <strong>de</strong> irse. Este fue el último día <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

servidumbre <strong>de</strong> Israel; estaban por partir. Sus amos, que habían abusado <strong>de</strong> ellos en su trabajo, los<br />

hubieran enviado con <strong>la</strong>s manos vacías, pero Dios hizo provisión para que los trabajadores no<br />

perdieran lo que les correspondía por su trabajo y les or<strong>de</strong>nó pedir ahora, en su partida, y les fue<br />

dada. Dios curará al herido que, en humil<strong>de</strong> silencio le encomendó su causa; y al final ninguno <strong>de</strong> los<br />

que sufren con paciencia sale perdiendo. El Señor les dio gracia ante los egipcios, haciendo evi<strong>de</strong>nte<br />

cuánto los favorecía. A<strong>de</strong>más cambió el espíritu <strong>de</strong> los egipcios hacia ellos, y los hizo tener <strong>la</strong><br />

compasión <strong>de</strong> sus opresores. Los que honran a Dios serán honrados por Él.<br />

Vv. 4—10. La muerte <strong>de</strong> todos los primogénitos <strong>de</strong> Egipto <strong>de</strong> una so<strong>la</strong> vez: esta p<strong>la</strong>ga había sido<br />

<strong>la</strong> primera en anunciarse, pero fue <strong>la</strong> última en ejecutarse. Fijaos cuán lento es Dios para <strong>la</strong> ira. La<br />

p<strong>la</strong>ga se anuncia y se fija el tiempo; todos sus primogénitos dormirían el sueño <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, no<br />

silenciosamente sino como para <strong>de</strong>spertar a <strong>la</strong>s familias a medianoche. El príncipe no estaba tan alto<br />

como para no ser alcanzado por esto, ni los esc<strong>la</strong>vos <strong>de</strong>l molino estaban <strong>de</strong>masiado bajo para pasar<br />

inadvertidos. —Mientras los ángeles mataban a los egipcios, ni tan siquiera un perro iba a <strong>la</strong>drar<br />

entre los hijos <strong>de</strong> Israel. Esto es un anticipo <strong>de</strong> <strong>la</strong> diferencia que habrá en el gran día entre el pueblo<br />

<strong>de</strong> Dios y sus enemigos. Si los hombres supieran cuál es <strong>la</strong> diferencia que marca Dios, y marcará por<br />

toda <strong>la</strong> eternidad, entre los que le sirven y quienes no le sirven, <strong>la</strong> religión no les parecería cosa<br />

indiferente; ni tampoco actuarían en esto con tanta negligencia como lo hacen. —Cuando Moisés<br />

hubo así entregado su mensaje, se fue <strong>de</strong> <strong>la</strong> presencia <strong>de</strong> Faraón con gran enojo por su obstinación,<br />

aunque él era el hombre más manso <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra. —La Escritura ha anunciado <strong>la</strong> incredulidad <strong>de</strong><br />

muchos que oyen el evangelio, para que no sea una sorpresa o una piedra <strong>de</strong> tropiezo para nosotros,

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