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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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cumplir sus propósitos. —Aunque José era el favorito <strong>de</strong> su padre, no fue criado ocioso. No aman<br />

verda<strong>de</strong>ramente a sus hijos, aquellos que no los ocupan en los negocios y trabajos, y cosas que<br />

requieren esfuerzo. Con buena razón se dice que mimar a los hijos es echarlos a per<strong>de</strong>r. Los que han<br />

sido educados para no hacer nada es probable que sean buenos para nada. —Pero Jacob dio a<br />

conocer su amor vistiendo a José más finamente que el resto <strong>de</strong> sus hijos. Malo es que los padres<br />

hagan diferencias entre uno y otro hijo a menos que haya una gran razón para ello, por <strong>la</strong> obediencia<br />

o <strong>de</strong>sobediencia <strong>de</strong> los hijos. Cuando los padres hacen diferencias, los niños pronto <strong>la</strong> captan y eso<br />

conduce a conflictos familiares. —Cuando estuvieron fuera <strong>de</strong>l alcance <strong>de</strong> su vista, los hijos <strong>de</strong><br />

Jacob hicieron lo que no hubieran hecho en casa con él; pero José daba cuenta a su padre <strong>de</strong> <strong>la</strong> ma<strong>la</strong><br />

conducta <strong>de</strong> ellos para que los reprimiera. No como chismoso para sembrar discordia, sino como<br />

hermano leal.<br />

Vv. 5—11. Dios dio tempranamente a José <strong>la</strong> perspectiva <strong>de</strong> su progreso, para sostenerlo y<br />

conso<strong>la</strong>rlo en sus <strong>la</strong>rgos y dolorosos problemas. Obsérvese que José soñó su exaltación pero no soñó<br />

su encarce<strong>la</strong>miento. Así, muchos jóvenes, cuando salen al mundo, no piensan en otra cosa que no sea<br />

<strong>la</strong> prosperidad y el p<strong>la</strong>cer, y nunca sueñan con los problemas. Sus hermanos interpretaron<br />

correctamente el sueño aunque aborrecieron <strong>la</strong> interpretación. Aunque cometieron <strong>de</strong>litos para<br />

<strong>de</strong>rrotar el sueño, fueron los instrumentos para su cumplimiento. Así los judíos entendieron lo que<br />

Cristo dijo <strong>de</strong> su reino. Decididos a que Él no reinara sobre ellos, tuvieron consejo para matarlo, pero<br />

por su crucifixión abrieron el camino para <strong>la</strong> exaltación que pensaron impedir.<br />

Vv. 12—22. ¡Con cuánta atención espera José <strong>la</strong>s ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> su padre! Los niños que son más<br />

amados por sus padres <strong>de</strong>ben ser los más dispuestos a obe<strong>de</strong>cerles. Véase cuán <strong>de</strong>liberadamente<br />

estaban los hermanos <strong>de</strong> José en su contra. Ellos pensaban matarlo con maldad premeditada y a<br />

sangre fría. Quien odia a su hermano es un homicida, 1 Juan iii, 15. Los hijos <strong>de</strong> Jacob odiaban a su<br />

hermano porque su padre lo amaba. Nuevas ocasiones como sus sueños y cosas semejantes, les<br />

dieron mayor impulso, y produjeron un resentimiento constante en sus corazones, hasta que<br />

resolvieron matarle. Dios tiene todos los corazones en su mano. —Rubén tenía mayor razón para<br />

estar celoso <strong>de</strong> José puesto que era el primogénito, aunque resulta ser su mejor amigo. Dios obró<br />

para que todo sirviera su propósito: el hacer <strong>de</strong> José un instrumento para salvar <strong>la</strong> vida a mucha<br />

gente. José era un tipo <strong>de</strong> Cristo; pues aunque era el Hijo amado <strong>de</strong> su Padre, y fue odiado por un<br />

mundo malo, el Padre lo mandó, no obstante, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su seno a visitarnos con gran humildad y amor.<br />

Vino <strong>de</strong>l cielo a <strong>la</strong> tierra a buscarnos y salvarnos; sin embargo, contra Él hicieron malignas<br />

conspiraciones. Los suyos no sólo no le recibieron; le crucificaron. Él se sometió a esto como parte<br />

<strong>de</strong> su <strong>de</strong>signio para redimirnos y salvarnos.<br />

Vv. 23—30. Arrojaron a José a un pozo para que pereciera <strong>de</strong> hambre y frío; tan crueles eran sus<br />

tiernas misericordias. No le tuvieron consi<strong>de</strong>ración cuando estaba sufriendo y no se dolieron por el<br />

quebrantamiento <strong>de</strong> José, véase Amós vi, 6, pues cuando estaba en el fondo <strong>de</strong>l pozo, se sentaron a<br />

comer pan. No tuvieron remordimiento <strong>de</strong> conciencia por el pecado. Pero <strong>la</strong> ira <strong>de</strong>l hombre a<strong>la</strong>bará a<br />

Dios y reprimirá el resto <strong>de</strong> <strong>la</strong> ira, Salmo lxxvi, 10. Los hermanos <strong>de</strong> José fueron mi<strong>la</strong>grosamente<br />

impedidos <strong>de</strong> matarlo y su venta resultó en forma igualmente maravillosa en a<strong>la</strong>banza para Dios.<br />

Vv. 31—36. Cuando Satanás ha enseñado a los hombres a cometer un pecado, les enseña a tratar<br />

<strong>de</strong> ocultarlo con otro, a escon<strong>de</strong>r el robo y el homicidio con mentiras y juramentos falsos: pero el<br />

que encubre su pecado no prosperará. Los hermanos <strong>de</strong> José ocultaron el suyo y lo hicieron<br />

mutuamente por un tiempo, pero su vil<strong>la</strong>nía salió a <strong>la</strong> luz finalmente, y aquí quedó publicada para el<br />

mundo. —Para apesadumbrar a su padre le mandaron <strong>la</strong> túnica <strong>de</strong> colores <strong>de</strong> José y al ver <strong>la</strong> túnica<br />

ensangrentada él pensó inmediatamente que José había sido <strong>de</strong>spedazado. Que quienes conozcan el<br />

corazón <strong>de</strong> un padre imaginen <strong>la</strong> agonía <strong>de</strong>l pobre Jacob. Con toda bajeza sus hijos fingieron

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