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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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CAPÍTULO II<br />

Versículos 1—5. Los pecados y <strong>la</strong>s <strong>de</strong>so<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> Israel. 6—11. Sus ma<strong>la</strong>s costumbres. 12, 13.<br />

Una promesa <strong>de</strong> restauración.<br />

Vv. 1—5. ¡Ay <strong>de</strong>l pueblo que maquina el mal durante <strong>la</strong> noche y se levanta temprano para<br />

ejecutarlo! Malo es hacer el mal por un impulso súbito, mucho peor es hacerlo con premeditación y<br />

alevosía. Gran momento es aprovechar y usar <strong>la</strong>s horas <strong>de</strong> retiro y soledad en forma apropiada. Si <strong>la</strong><br />

codicia reina en el corazón, <strong>de</strong>saparece <strong>la</strong> compasión; y cuando el corazón está así comprometido,<br />

corrientemente <strong>la</strong> violencia y el frau<strong>de</strong> ocupan <strong>la</strong>s manos. —El más altivo y seguro <strong>de</strong> su<br />

prosperidad suele ser el que está más listo para <strong>de</strong>sesperarse en <strong>la</strong> adversidad. ¡Ay <strong>de</strong> los que Dios<br />

abandona! —Las ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s más dolorosas son <strong>la</strong>s que nos sacan <strong>de</strong> <strong>la</strong> congregación <strong>de</strong>l Señor o<br />

nos apartan <strong>de</strong>l <strong>de</strong>leite <strong>de</strong> sus privilegios.<br />

Vv. 6—11. Puesto que dicen, ―no profeticéis‖. Dios les cobrará <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra y su pecado será su<br />

castigo. Que el médico no atienda más al paciente que no será sanado. Enemigos no sólo <strong>de</strong> Dios<br />

sino <strong>de</strong> su país, son los que silencian a los buenos ministros y <strong>de</strong>tienen los medios <strong>de</strong> gracia. ¿Qué<br />

<strong>la</strong>zos retendrán a los que no tienen reverencia por <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios? Los pecadores no pue<strong>de</strong>n<br />

esperar el reposo en una tierra que han contaminado. No sólo serás obligado a irte <strong>de</strong> esta tierra, sino<br />

que el<strong>la</strong> te <strong>de</strong>struirá. Aplíquese esto a nuestro estado en este mundo presente. Hay corrupción en el<br />

mundo por <strong>la</strong> lujuria, y <strong>de</strong>bemos mantenernos alejados <strong>de</strong> el<strong>la</strong>. No es nuestro reposo: fue <strong>de</strong>signado<br />

para nuestro peregrinar, pero no como porción nuestra; nuestra posada, pero no nuestra casa; aquí no<br />

tenemos ciudad permanente; por tanto, levantémonos y partamos, busquemos <strong>la</strong> ciudad permanente<br />

<strong>de</strong> lo alto. —Puesto que quieren ser engañados, sean engañados. Los maestros que recomiendan <strong>la</strong><br />

auto indulgencia por medio <strong>de</strong> su doctrina y ejemplo, son los que convienen a tales pecadores.<br />

Vv. 12, 13. Estos versículos pue<strong>de</strong>n referirse al cautiverio <strong>de</strong> Israel y Judá. Pero el pasaje<br />

también es una profecía <strong>de</strong> <strong>la</strong> conversión a Cristo <strong>de</strong> los judíos. El Señor no sólo los sacaría <strong>de</strong>l<br />

cautiverio y los multiplicaría, sino que el Señor Jesús les abriría el camino hacia Dios, tomando <strong>la</strong><br />

naturaleza <strong>de</strong> hombre, y por <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> su Espíritu en sus corazones, rompiendo <strong>la</strong>s ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong><br />

Satanás. De esta manera, Él ha ido a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte y <strong>la</strong> gente sigue, irrumpiendo con su po<strong>de</strong>r por entre los<br />

enemigos que <strong>de</strong>tendrían el camino <strong>de</strong> ellos al cielo.<br />

CAPÍTULO III<br />

Versículos 1—8. La crueldad <strong>de</strong> los príncipes, y <strong>la</strong> falsedad <strong>de</strong> los profetas. 9—12. Su falsa<br />

seguridad.<br />

Vv. 1—8. Los hombres no pue<strong>de</strong>n esperar que les vaya bien si hacen el mal, pero encontrarán que se<br />

les hace lo que ellos hicieron a otros. ¡Cuán raro es que <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s íntegras lleguen a los oídos <strong>de</strong><br />

los que están en puestos elevados o en autoridad! Los que engañan al prójimo están preparando<br />

confusión para sus propios rostros. —El profeta tenía un amor ardiente por Dios y por <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong><br />

los hombres; profundo interés por su gloria y su salvación, y celo contra el pecado. Las dificulta<strong>de</strong>s<br />

que halló no lo alejaron <strong>de</strong> su trabajo. Tenía po<strong>de</strong>r, no <strong>de</strong> sí mismo, pero estaba lleno <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r por<br />

el Espíritu <strong>de</strong>l Señor. Los que actúan honestamente pue<strong>de</strong>n actuar directamente. Los que vienen a oír<br />

<strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>ben estar dispuestos a que les hablen <strong>de</strong> sus faltas, <strong>de</strong>ben tomarlo amablemente<br />

y estar agra<strong>de</strong>cidos.

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