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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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CAPÍTULO XXIX<br />

Versículos 1—6. Los consuelos anteriores <strong>de</strong> Job. 7—17. El honor rendido a Job—Su utilidad. 18—<br />

25. Su perspectiva <strong>de</strong> prosperidad.<br />

Vv. 1—6. Job proce<strong>de</strong> a hacer un contraste entre su prosperidad anterior y su miseria presente, por el<br />

alejamiento <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong> él. Un alma bondadosa se comp<strong>la</strong>ce en <strong>la</strong> sonrisa <strong>de</strong> Dios, no en <strong>la</strong> sonrisa <strong>de</strong><br />

este mundo. Entonces había cuatro cosas que eran muy agradables al santo Job. —1. La confianza en<br />

<strong>la</strong> protección divina. —2. El goce <strong>de</strong>l favor divino. —3. La comunión con <strong>la</strong> divina pa<strong>la</strong>bra. —4. La<br />

seguridad que tenía <strong>de</strong> <strong>la</strong> presencia divina. La presencia <strong>de</strong> Dios con un hombre en su casa, aunque<br />

sea pobre, <strong>la</strong> convierte en castillo y pa<strong>la</strong>cio. —A<strong>de</strong>más tenía consuelo en su familia. Las riquezas y<br />

<strong>la</strong>s familias florecientes, como una ve<strong>la</strong>, pue<strong>de</strong>n extinguirse pronto. Pero cuando <strong>la</strong> mente está<br />

iluminada por el Espíritu Santo, cuando el hombre anda a <strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l rostro <strong>de</strong> Dios, toda comodidad<br />

externa se duplica, todo trastorno es disminuido, y por medio <strong>de</strong> esta luz, pue<strong>de</strong> pasar alegremente a<br />

través <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida y <strong>la</strong> muerte. Sin embargo, el consuelo racional <strong>de</strong> este estado suele ser quitado por<br />

una temporada, y corrientemente esto surge a partir <strong>de</strong>l <strong>de</strong>scuido pecaminoso y <strong>de</strong>l contristar al<br />

Espíritu Santo; a veces, pue<strong>de</strong> ser una prueba <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong>l hombre. Pero es necesario que<br />

nos examinemos, que indaguemos <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> tal cambio con oración fervorosa y que aumentemos<br />

nuestra vigi<strong>la</strong>ncia.<br />

Vv. 7—17. Toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> gente rendía sus respetos a Job, no sólo por <strong>la</strong> dignidad <strong>de</strong> su rango,<br />

sino por su mérito personal, su pru<strong>de</strong>ncia, su integridad y buena administración. ¡Dichosos los<br />

hombres que son ben<strong>de</strong>cidos con dones como esos! Tienen gran<strong>de</strong>s oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> honrar a Dios<br />

y <strong>de</strong> hacer el bien, pero tienen gran necesidad <strong>de</strong> estar vigi<strong>la</strong>ntes contra el orgullo. ¡Dichoso el<br />

pueblo ben<strong>de</strong>cido con tales hombres! Es una señal <strong>de</strong>l bien para ellos. Aquí vemos por qué Job se<br />

valoraba a sí mismo en <strong>la</strong> época <strong>de</strong> su prosperidad. Era por su utilidad. Él se valoraba a sí mismo por<br />

el freno que ponía a <strong>la</strong> violencia <strong>de</strong> los hombres viles y orgullosos. Los buenos magistrados <strong>de</strong>ben<br />

ser, pues, un freno para los malhechores y una protección para el inocente; para esto <strong>de</strong>ben armarse<br />

con celo y resolución. Tales hombres son bendición pública y lo recuerdan a Aquel que rescata a los<br />

pobres pecadores <strong>de</strong> <strong>la</strong> garra <strong>de</strong> Satanás. ¡Cuántos que estaban listos para perecer, ahora están<br />

dspuestos a ben<strong>de</strong>cirle! Pero, ¿quién pue<strong>de</strong> exhibir sus a<strong>la</strong>banzas? Confiemos en su misericordia y<br />

procuremos imitar su verdad, justicia y amor.<br />

Vv. 18—25. Siendo así honrado y útil, Job esperaba morir en paz, con honra y a una edad bien<br />

avanzada. Si tal expectativa surge <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe viva en <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia y <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> Dios, está bien,<br />

pero si surge <strong>de</strong>l engaño <strong>de</strong> nuestra sabiduría propia y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas terrenales mutables,<br />

está mal cimentada y se vuelve pecado. Todo aquel que tenga espíritu <strong>de</strong> sabiduría, no tiene el<br />

espíritu <strong>de</strong> gobierno; pero Job tenía ambos y hasta <strong>la</strong> ternura <strong>de</strong> un conso<strong>la</strong>dor. Esto pensaba con<br />

p<strong>la</strong>cer cuando él mismo era uno que se <strong>la</strong>mentaba. Nuestro Señor Jesús es un Rey que odia <strong>la</strong><br />

iniquidad, y sobre el cual viene <strong>la</strong> bendición <strong>de</strong> un mundo listo para perecer. A Él <strong>de</strong>bemos escuchar.<br />

CAPÍTULO XXX<br />

Versículos 1—14. El honor <strong>de</strong> Job se vuelve <strong>de</strong>sprecio. 15—31. Job, una carga para sí mismo.<br />

Vv. 1—14. Job contrasta su estado actual con su honor y autoridad anteriores. ¡Qué poca causa<br />

tienen los hombres para ser ambiciosos y orgullosos <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> per<strong>de</strong>rse tan fácilmente, y cuán

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