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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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como fuego santo, el cristiano <strong>de</strong>be ofrecerse completamente, espíritu, alma y cuerpo a Dios. —8. Se<br />

dice que esto era una ofrenda <strong>de</strong> olor grato. Como acto <strong>de</strong> obediencia a un mandato divino, y como<br />

tipo <strong>de</strong> Cristo, era agradable a Dios; los sacrificios espirituales <strong>de</strong> los creyentes son aceptables para<br />

Dios por medio <strong>de</strong> Cristo, 1 Pedro ii, 5.<br />

Vv. 10—17. Los que no podían ofrendar un vacuno tenían que traer una oveja o una cabra; los<br />

que no podían hacer eso eran aceptados por Dios si traían una tórto<strong>la</strong> o un palomino. Las criaturas<br />

escogidas para el sacrificio tenían que ser mansas, <strong>de</strong>licadas e inofensivas para mostrar <strong>la</strong> inocencia<br />

y mansedumbre que hubo en Cristo, y que <strong>de</strong>be haber en los cristianos. La ofrenda <strong>de</strong>l pobre es tan<br />

tipo <strong>de</strong> <strong>la</strong> expiación <strong>de</strong> Cristo como los sacrificios más caros, y expresaba tan completamente como<br />

los otros el arrepentimiento, fe y <strong>de</strong>voción a Dios. —No tenemos excusa si rehusamos el culto a<br />

Dios agradable y racional ahora requerido.<br />

Pero no po<strong>de</strong>mos ofrecer el sacrificio <strong>de</strong> un corazón quebrantado, o <strong>de</strong> a<strong>la</strong>banza y acción <strong>de</strong><br />

gracias, así como un israelita no podía ofrendar un vacuno o cabra, si Dios no se daba a sí mismo<br />

primero. Mientras más hagamos en el servicio <strong>de</strong>l Señor, más obligados estamos con Él, por su<br />

voluntad, <strong>la</strong> capacitación y <strong>la</strong> oportunidad. En muchas cosas Dios <strong>de</strong>ja que nosotros fijemos lo que<br />

<strong>de</strong>berá gastarse en su servicio, sea <strong>de</strong> nuestro tiempo o <strong>de</strong> nuestra sustancia; sin embargo, cuando <strong>la</strong><br />

provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios haya dado mucho a un hombre, no se aceptarán ofrendas magras, pues no son<br />

expresiones correctas <strong>de</strong> una mente bien dispuesta. Consagrémonos a su servicio en cuerpo y alma,<br />

sea lo que fuere que nos pida que <strong>de</strong>mos, aventuremos, hagamos o suframos por amor a Él.<br />

CAPÍTULO II<br />

Versículos 1—11. La ob<strong>la</strong>ción. 12—16. La ofrenda <strong>de</strong> <strong>la</strong>s primicias.<br />

Vv. 1—11. Las ofrendas vegetales pue<strong>de</strong>n ser tipo <strong>de</strong> Cristo, que se ofreció a Dios por nosotros,<br />

como el Pan <strong>de</strong> vida para nuestras almas; pero más bien parecen significar nuestra obligación para<br />

con Dios por <strong>la</strong>s bendiciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia, y <strong>la</strong>s buenas obras aceptables para Dios. La ob<strong>la</strong>ción<br />

era comestible y ese nombre abarcaba, y aún compren<strong>de</strong>, cualquier c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> provisión; <strong>la</strong> mayor<br />

parte <strong>de</strong> esta ofrenda era para comer<strong>la</strong>, y no para quemar<strong>la</strong>. Estas ofrendas se mencionan <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

los holocaustos: estos servicios no pue<strong>de</strong>n ser aceptados sin que haya interés en el sacrificio <strong>de</strong><br />

Cristo, y <strong>de</strong>dicación a Dios <strong>de</strong> todo corazón. —La levadura es el emblema <strong>de</strong>l orgullo, <strong>la</strong> maldad,<br />

hipocresía, y <strong>la</strong> miel <strong>de</strong>l p<strong>la</strong>cer sensual. Lo primero se opone directamente a <strong>la</strong>s virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

humildad, el amor y <strong>la</strong> sinceridad, que Dios aprueba; lo segundo aparta a los hombres <strong>de</strong> los<br />

ejercicios <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción y <strong>de</strong> <strong>la</strong> práctica <strong>de</strong> <strong>la</strong>s buenas obras. Cristo, en su carácter y sacrificio, estaba<br />

totalmente libre <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas representadas por <strong>la</strong> levadura; y su vida <strong>de</strong> sufrimientos y sus dolores <strong>de</strong><br />

muerte eran exactamente lo opuesto <strong>de</strong>l p<strong>la</strong>cer mundano. Su pueblo ha sido l<strong>la</strong>mado a seguirle, y a<br />

ser como Él.<br />

Vv. 12—16. La sal se necesita en todas <strong>la</strong>s ofrendas. Aquí Dios les insinúa que sus sacrificios,<br />

en sí mismos, son insípidos. Todos los servicios religiosos <strong>de</strong>ben estar sazonados con <strong>la</strong> gracia. El<br />

cristianismo es <strong>la</strong> sal <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra. —Se dan instrucciones sobre <strong>la</strong> ofrenda <strong>de</strong> <strong>la</strong>s primicias en <strong>la</strong><br />

cosecha. Si un hombre, con gratitud por <strong>la</strong> bondad <strong>de</strong> Dios al darle una cosecha abundante, estaba<br />

dispuesto a presentar una ofrenda a Dios, que traiga los primeros frutos maduros y espigas. Lo que<br />

se llevara a Dios <strong>de</strong>bía ser lo mejor <strong>de</strong> su c<strong>la</strong>se, aunque solo fueran espigas ver<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trigo. —Sobre<br />

ellos había que poner aceite e incienso. La sabiduría y <strong>la</strong> humildad suavizan y endulzan el espíritu y<br />

el servicio <strong>de</strong> <strong>la</strong> gente joven, y así sus espigas ver<strong>de</strong>s <strong>de</strong> trigo serán aceptables. Dios se agrada en <strong>la</strong>s

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