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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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poca confianza hay que <strong>de</strong>positar en ello! No <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>primirnos si somos <strong>de</strong>spreciados,<br />

vilipendiados y odiados por los hombres impíos. Debemos mirar a Jesús que soportó <strong>la</strong><br />

contradicción <strong>de</strong> los pecadores.<br />

Vv. 15—31. Job se <strong>la</strong>menta mucho. Albergar malos pensamientos acerca <strong>de</strong> Dios era el pecado<br />

que, en esta época, acosaba más fácilmente a Job. Cuando <strong>la</strong>s tentaciones internas se unen a <strong>la</strong>s<br />

ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s externas, el alma se agita como en una tempestad, y se llena <strong>de</strong> confusión, pero ¡ay <strong>de</strong><br />

aquellos que realmente tienen por enemigo a Dios! ¿Qué son <strong>la</strong>s aflicciones internas temporales,<br />

comparadas con el horroroso estado <strong>de</strong> los hombres impíos? Hay algo con que Job se consue<strong>la</strong>, pero<br />

sólo un poco. Él prevé que <strong>la</strong> muerte será el fin <strong>de</strong> todos sus problemas. La ira <strong>de</strong> Dios pue<strong>de</strong><br />

llevarlo a <strong>la</strong> muerte, pero su alma estará segura y feliz en el mundo <strong>de</strong> los espíritus. Si nadie nos<br />

compa<strong>de</strong>ce nuestro Dios, que corrige, nos compa<strong>de</strong>ce, así como el padre compa<strong>de</strong>ce a sus hijos. Y<br />

miremos más <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong> <strong>la</strong> eternidad: entonces el creyente <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> <strong>la</strong>mentarse y gozosamente<br />

a<strong>la</strong>bará el amor re<strong>de</strong>ntor.<br />

CAPÍTULO XXXI<br />

Versículos 1—8. Job <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra su rectitud. 9—15. Su integridad. 16—23. Job misericordioso. 24—<br />

32. Job no es culpable <strong>de</strong> codicia ni ido<strong>la</strong>tría. 33—40. Job no es culpable <strong>de</strong> hipocresía ni<br />

violencia.<br />

Vv. 1—8. Job no dijo por jactancia <strong>la</strong>s cosas que aquí se registran, sino en respuesta a <strong>la</strong> acusación<br />

<strong>de</strong> hipocresía. Entendía <strong>la</strong> naturaleza espiritual <strong>de</strong> los mandamientos <strong>de</strong> Dios, que alcanza a los<br />

pensamientos e intenciones <strong>de</strong>l corazón. Mejor es <strong>de</strong>jar que nuestros actos hablen por nosotros; pero<br />

en algunos casos, por nosotros mismos y por <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>bemos protestar solemnemente<br />

nuestra inocencia <strong>de</strong> los <strong>de</strong>litos <strong>de</strong> los cuales se nos acusa falsamente. Las concupiscencias <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

carne y el amor <strong>de</strong>l mundo son dos rocas fatales contra <strong>la</strong>s cuales choca <strong>la</strong> gente; Job protesta que<br />

siempre estuvo cuidadosamente alerta contra el<strong>la</strong>s. Dios toma más exacta nota <strong>de</strong> nosotros, que<br />

nosotros mismos; por tanto, an<strong>de</strong>mos con pru<strong>de</strong>ncia. Evitaba con cuidado todo medio pecaminoso <strong>de</strong><br />

obtener riqueza. Temía toda ganancia ilícita tanto como todo p<strong>la</strong>cer prohibido. Lo que tenemos en el<br />

mundo pue<strong>de</strong> usarse con comodidad o per<strong>de</strong>rse con tranquilidad, si se obtuvo honestamente. Sin<br />

honestidad y fi<strong>de</strong>lidad estricta en todos nuestros tratos, no po<strong>de</strong>mos tener una evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra<br />

santidad. ¡Sin embargo, cuántos religosos profesantes son incapaces <strong>de</strong> permanecer en esta piedra <strong>de</strong><br />

toque!<br />

Vv. 9—15. Todas <strong>la</strong>s contaminaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> un corazón engañado. La lujuria es<br />

un fuego en el alma: se dice que quema a quienes le dan el gusto. Consume todo lo que hay <strong>de</strong> bueno<br />

y <strong>de</strong>so<strong>la</strong> <strong>la</strong> conciencia. Encien<strong>de</strong> el fuego <strong>de</strong> <strong>la</strong> ira <strong>de</strong> Dios, el cual, si no es sofocado por <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong><br />

Cristo, consumirá hasta <strong>la</strong> <strong>de</strong>strucción eterna. Consume el cuerpo; consume <strong>la</strong> sustancia. Las lujurias<br />

ardientes acarrean juicios ardientes. —Job tenía una familia numerosa y <strong>la</strong> administraba bien.<br />

Consi<strong>de</strong>ra que tiene un Amo en el cielo, y como seríamos <strong>de</strong>shechos si Dios fuera severo con<br />

nosotros, <strong>de</strong>bemos ser mansos y amables con quienes nos re<strong>la</strong>cionemos.<br />

Vv. 16—23. La conciencia <strong>de</strong> Job atestigua <strong>de</strong> su conducta justa y caritativa hacia el pobre. Se<br />

extien<strong>de</strong> mucho en este tema, porque fue particu<strong>la</strong>rmente acusado al respecto. Fue tierno con todos y<br />

a nadie perjudicó. Obsérvese los principios por los cuales Job se abstenía <strong>de</strong> ser inmisericor<strong>de</strong> y no<br />

caritativo. Consi<strong>de</strong>raba que si hacía mal al pobre era como ir contra el Señor, al cual temía. El

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