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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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que éste no hizo; pero nunca temió que pudiera <strong>de</strong>spertar su propia conciencia en su contra, lo que sí<br />

ocurrió. Los hombres temen ser colgados por lo que no temen ser con<strong>de</strong>nados. Las épocas <strong>de</strong> alegría<br />

y júbilo carnal son temporadas convenientes para ejecutar malos <strong>de</strong>signios contra el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />

—Hero<strong>de</strong>s recompensó profusamente una danza indigna, mientras <strong>la</strong> prisión y <strong>la</strong> muerte fueron <strong>la</strong><br />

recompensa para el hombre <strong>de</strong> Dios que procuraba salvarle su alma. Pero había una verda<strong>de</strong>ra<br />

maldad contra Juan tras su consentimiento o, <strong>de</strong> lo contrario, Hero<strong>de</strong>s hubiera hal<strong>la</strong>do formas <strong>de</strong><br />

librarse <strong>de</strong> su promesa. —Cuando los pastores <strong>de</strong> abajo son <strong>de</strong>rribados, <strong>la</strong>s ovejas no tienen que<br />

dispersarse mientras tengan al Gran Pastor al cual acudir. Es mejor ser llevado a Cristo por<br />

necesidad y por pérdida que <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ir a Él completamente.<br />

Vv. 13—21. Cuando se retiran Cristo y su pa<strong>la</strong>bra, es mejor para nosotros seguirlo, procurando<br />

los medios <strong>de</strong> gracia para nuestra alma antes que cualquiera ventaja mundanal. La presencia <strong>de</strong><br />

Cristo y <strong>de</strong> su evangelio, no sólo hacen soportable el <strong>de</strong>sierto, sino también <strong>de</strong>seable. —La pequeña<br />

provisión <strong>de</strong> pan fue aumentada por el po<strong>de</strong>r creador <strong>de</strong> Cristo, hasta que toda <strong>la</strong> multitud se<br />

satisfizo. Al buscar el bienestar para el alma <strong>de</strong> los hombres, <strong>de</strong>bemos tener compasión igualmente<br />

<strong>de</strong> sus cuerpos. También recor<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> anhe<strong>la</strong>r siempre una bendición para nuestra comida, y<br />

aprendamos a evitar todo <strong>de</strong>sperdicio, porque <strong>la</strong> frugalidad es <strong>la</strong> fuente apropiada <strong>de</strong> <strong>la</strong> generosidad.<br />

Véase en este mi<strong>la</strong>gro un emblema <strong>de</strong>l Pan <strong>de</strong> vida que <strong>de</strong>scendió <strong>de</strong>l cielo para sustentar nuestra<br />

alma que perecía. Las provi<strong>de</strong>ncias <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> Cristo parecen magras y escasas para el mundo,<br />

pero satisfacen a todos los que por fe se alimentan <strong>de</strong> Él en sus corazones con acción <strong>de</strong> gracias.<br />

Vv. 22—33. No son seguidores <strong>de</strong> Cristo los que no pue<strong>de</strong>n disfrutar el estar a so<strong>la</strong>s con Dios y<br />

sus corazones. En ocasiones especiales, y cuando hal<strong>la</strong>mos ensanchados nuestros corazones, es<br />

bueno continuar orando secretamente por <strong>la</strong>rgo tiempo, y <strong>de</strong>rramar nuestros corazones ante el Señor.<br />

—No es cosa nueva para los discípulos <strong>de</strong> Cristo toparse con tormentas en el camino <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, pero,<br />

por eso Él se muestra con más gracia a ellos y a favor <strong>de</strong> ellos. Él pue<strong>de</strong> tomar el camino que le<br />

p<strong>la</strong>zca para salvar a su pueblo. Pero hasta <strong>la</strong>s apariencias <strong>de</strong> liberación ocasionan a veces problemas<br />

y perplejidad al pueblo <strong>de</strong> Dios por los errores que tienen acerca <strong>de</strong> Cristo. Nada <strong>de</strong>biera asustar a<br />

los que tienen a Cristo junto a ellos y que saben que es suyo; ni <strong>la</strong> misma muerte. —Pedro caminó<br />

sobre el agua, no por diversión ni por jactancia, sino para ir a Jesús, y en eso fue sostenido<br />

maravillosamente. Se promete sustento especial, y <strong>de</strong>ben esperarse, pero sólo en <strong>la</strong>s empresas<br />

espirituales; tampoco po<strong>de</strong>mos siquiera ir a Jesús a menos que seamos sostenidos por su po<strong>de</strong>r.<br />

Cristo le dijo a Pedro que fuera a Él, no sólo para que pudiera andar sobre el agua, y así conocer el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su Señor, sino para que conociera su propia <strong>de</strong>bilidad. A menudo el Señor permite que Sus<br />

siervos tengan lo que eligen, para humil<strong>la</strong>rlos y probarlos, y para mostrar <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r y<br />

su gracia. —Cuando <strong>de</strong>jamos <strong>de</strong> mirar a Cristo para mirar <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> <strong>la</strong>s dificulta<strong>de</strong>s que se nos<br />

oponen, empezamos a <strong>de</strong>sfallecer, pero cuando le invocamos, Él extien<strong>de</strong> su brazo y nos salva.<br />

Cristo es el gran Salvador; quienes serán salvados <strong>de</strong>ben ir a Él y c<strong>la</strong>mar pidiendo salvación; nunca<br />

somos llevados a este punto, sino hasta que nos hal<strong>la</strong>mos zozobrando: el sentido <strong>de</strong> <strong>la</strong> necesidad nos<br />

lleva a Él. —Reprendió a Pedro. Si pudiéramos creer más, sufriríamos menos. La <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe y<br />

el predominio <strong>de</strong> nuestras dudas, <strong>de</strong>sagradan a nuestro Señor Jesús, porque no hay buena razón para<br />

que los discípulos <strong>de</strong> Cristo tengan dudas. Aun en un día tempestuoso, Él es para ellos una ayuda<br />

muy presente. —Nadie sino el Creador <strong>de</strong>l mundo podía multiplicar los panes, nadie sino su<br />

Gobernador podría andar sobre <strong>la</strong>s aguas <strong>de</strong>l mar: los discípulos se rindieron a <strong>la</strong> evi<strong>de</strong>ncia y<br />

confesaron su fe. Ellos fueron apropiadamente afectados y adoraron a Cristo. El que va a Dios <strong>de</strong>be<br />

creer; y el que cree en Dios, irá a Él, Hebreos xi, 6.<br />

Vv. 34—36. Don<strong>de</strong>quiera que fuera, Cristo hacía el bien. Ellos llevaban a Él a todos los que<br />

estaban enfermos. Acudían humil<strong>de</strong>mente implorándole su ayuda. Las experiencias <strong>de</strong>l prójimo<br />

pue<strong>de</strong>n guiarnos y estimu<strong>la</strong>rnos a buscar a Cristo. A tantos como tocó, hizo perfectamente íntegros.

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