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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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con Dios, sino qué siervo fue para Labán. Los beneficios que hemos tenido <strong>de</strong> <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios,<br />

empeoran nuestro pecado y necedad si tratamos sin respeto esa pa<strong>la</strong>bra. Mejor es seguir el trabajo<br />

más duro en pobreza que enriquecerse pecando. Po<strong>de</strong>mos juzgar nuestra propia conducta<br />

comparándo<strong>la</strong> con <strong>la</strong> <strong>de</strong> los creyentes antiguos en circunstancias semejantes. Quienquiera <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñe el<br />

mensaje <strong>de</strong> Dios, perecerá. Que todos oigamos su pa<strong>la</strong>bra con fe humil<strong>de</strong> y obediente.<br />

CAPÍTULO XIII<br />

Versículos 1—8. El abuso <strong>de</strong>l favor <strong>de</strong> Dios conduce al castigo. 9—16. Una promesa <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

misericordia <strong>de</strong> Dios.<br />

Vv. 1—8. Mientras Efraín mantuvo una santa reverencia a Dios y le adoró en temor, fue muy digno<br />

<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración durante ese período. Efraín zozobró cuando abandonó a Dios y siguió <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría.<br />

Que los hombres que sacrifican, besen a los becerros como muestra <strong>de</strong> su adoración a ellos, afecto<br />

por ellos y obediencia a ellos; pero el Señor no dará su gloria a otro, y por tanto serán confundidas<br />

todas esas imágenes <strong>de</strong> adoración. Ningún consuelo firme y dura<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>be esperarse sino <strong>de</strong> Dios.<br />

—Él no sólo cuidó <strong>de</strong> los israelitas en el <strong>de</strong>sierto, sino que les dio posesión <strong>de</strong> Canaán, una tierra<br />

buena; pero <strong>la</strong> prosperidad mundana, cuando alimenta el orgullo <strong>de</strong> los hombres, los hace olvidarse<br />

<strong>de</strong> Dios. Por tanto, el Señor los encontrará con justa venganza como <strong>la</strong> bestia más terrible que vivía<br />

en sus bosques. El abuso <strong>de</strong> <strong>la</strong> bondad exige mayor severidad.<br />

Vv. 9—16. Israel fue <strong>de</strong>struido por su rebelión, pero no podía salvarse a sí mismo; su socorro era<br />

sólo <strong>de</strong>l Señor. Esto pue<strong>de</strong> aplicarse bien al caso <strong>de</strong> <strong>la</strong> re<strong>de</strong>nción espiritual, el estado <strong>de</strong> perdición en<br />

que todos caímos por los pecados voluntarios. Dios suele conce<strong>de</strong>r <strong>de</strong>scontento a lo que <strong>de</strong>seamos<br />

estando en pecado. Felicidad <strong>de</strong> los santos es que si Dios da o quita, todo es con amor. Pero<br />

<strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong>l impío es que si Dios da o quita, todo es con ira, nada es conso<strong>la</strong>dor. Si los pecadores<br />

no se arrepienten y creen el evangelio, <strong>la</strong> angustia le sobrevendrá pronto. La profecía <strong>de</strong> <strong>la</strong> ruina <strong>de</strong><br />

Israel como nación también muestra que habría una intervención misericordiosa y po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> Dios<br />

para salvar a un remanente <strong>de</strong> ellos. Pero esto no era sino un tipo <strong>de</strong>l rescate <strong>de</strong>l Israel verda<strong>de</strong>ro por<br />

<strong>la</strong> muerte, sepultación y resurrección <strong>de</strong> Cristo. Él <strong>de</strong>struirá <strong>la</strong> muerte y el sepulcro. El Señor no se<br />

arrepentirá <strong>de</strong> su propósito y promesa. Pero, mientras tanto, Israel sería <strong>de</strong>vastada por sus pecados.<br />

—Sin fructificar en buenas obras, provenientes <strong>de</strong>l Espíritu Santo, toda otra fertilidad será hal<strong>la</strong>da<br />

tan vana como <strong>la</strong>s riquezas inciertas <strong>de</strong>l mundo. La ira <strong>de</strong> Dios marchitará sus ramas, sus brotes se<br />

secarán, serán anonadados. Ayes más terribles que <strong>la</strong> guerra más cruel, recaerán sobre quienes se<br />

rebelen contra Dios. Que el Señor nos libre <strong>de</strong> tales <strong>de</strong>sgracias, y <strong>de</strong>l pecado, <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> ellos.<br />

CAPÍTULO XIV<br />

Versículos 1—3. Exhortación al arrepentimiento. 4—8. Bendiciones prometidas que seña<strong>la</strong>n los<br />

ricos consuelos <strong>de</strong>l evangelio. 9. El justo y el injusto.<br />

Vv. 1—3. Se exhorta a Israel que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus pecados e ídolos se vuelva a Jehová, por fe en su<br />

misericordia y gracia a través <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor prometido y atendiendo con diligencia a su adoración y<br />

servicio. Quita <strong>la</strong> iniquidad; sáca<strong>la</strong> como carga bajo <strong>la</strong> cual estás listo para sucumbir, o como piedra<br />

<strong>de</strong> tropiezo en que caemos a menudo. Quíta<strong>la</strong> toda por un perdón libre y completo, porque no

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