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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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en amor santo y comunión cristiana, <strong>de</strong> modo que toda es como una ciudad. Si todos los discípulos<br />

<strong>de</strong> Cristo fueran unánimes y mantuvieran <strong>la</strong> unidad <strong>de</strong>l Espíritu en el vínculo <strong>de</strong> <strong>la</strong> paz, sus enemigos<br />

serían privados <strong>de</strong> sus principales ventajas contra ellos. Pero <strong>la</strong> máxima <strong>de</strong> Satanás siempre ha sido<br />

dividir para vencer; y pocos cristianos se dan cuenta <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>signios.<br />

Vv. 6—9. Los que nada pue<strong>de</strong>n hacer por <strong>la</strong> paz <strong>de</strong> Jerusalén pue<strong>de</strong>n orar por el<strong>la</strong>. Miremos a<br />

todos los que buscan <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor, como nuestros hermanos y compañeros <strong>de</strong> viaje, sin<br />

tomar en cuenta <strong>la</strong>s diferencias que no afectan nuestro bienestar eterno. Bendito Espíritu <strong>de</strong> paz y<br />

amor, que habitas en el alma <strong>de</strong>l santo Jesús, <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> a su iglesia y llena a quienes <strong>la</strong> componen<br />

con su carácter celestial; haz que cese <strong>la</strong> amarga contención y haz que seamos todos <strong>de</strong> un solo<br />

ánimo. —El amor <strong>de</strong> los hermanos y el amor <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>bieran estimu<strong>la</strong>rnos a tratar <strong>de</strong> ser como el<br />

Señor Jesús, en oración ferviente y <strong>la</strong>bor infatigable por <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong> los hombres y para <strong>la</strong> gloria<br />

divina.<br />

SALMO CXXIII<br />

Confianza en Dios cuando estamos sujetos al <strong>de</strong>sprecio.<br />

Nuestro Señor Jesús nos ha enseñado a mirar a Dios en oración como nuestro Padre celestial. En<br />

toda oración el hombre bueno eleva su alma a Dios; especialmente cuando está con problemas.<br />

Deseamos misericordia <strong>de</strong> Él; esperamos que nos muestre misericordia y continuaremos esperando<br />

en Él hasta que venga. —Los ojos <strong>de</strong>l siervo están fijos en <strong>la</strong> mano directora <strong>de</strong> su amo, esperando<br />

que Él le asigne su trabajo. Y también en <strong>la</strong> mano que suple. Los siervos miran a su señor o a su ama<br />

para recibir su porción <strong>de</strong> carne en el momento <strong>de</strong>bido. Debemos mirar a Dios por el pan diario, por<br />

<strong>la</strong> gracia suficiente; <strong>de</strong> Él <strong>de</strong>bemos recibir<strong>la</strong> agra<strong>de</strong>cidos. ¿Adón<strong>de</strong> po<strong>de</strong>mos recurrir por socorro<br />

sino a nuestro Señor? Debemos recurrir a su mano protectora. Si el siervo es herido e injuriado en su<br />

trabajo, ¿quién <strong>de</strong>be solucionarlo sino su amo? Debemos recurrir a su mano correctora. ¿Adón<strong>de</strong> se<br />

volverán los pecadores sino al que los golpea? Ellos se humil<strong>la</strong>n bajo <strong>la</strong> po<strong>de</strong>rosa mano <strong>de</strong> Dios.<br />

Debemos recurrir a su mano que recompensa. Los hipócritas miran a <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>l mundo, <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual<br />

tienen su recompensa, pero los cristianos verda<strong>de</strong>ros miran a Dios como su Señor y ga<strong>la</strong>rdonador. —<br />

El pueblo <strong>de</strong> Dios hal<strong>la</strong> poca misericordia en los hombres, pero el consuelo <strong>de</strong> ellos es que hay<br />

misericordia junto al Señor. La bur<strong>la</strong> y el <strong>de</strong>sprecio han sido, son y probablemente serán <strong>la</strong> suerte <strong>de</strong>l<br />

pueblo <strong>de</strong> Dios en este mundo. Es duro <strong>de</strong> sobrellevar, pero los siervos <strong>de</strong> Dios no <strong>de</strong>ben quejarse si<br />

son tratados como lo fue su amado Hijo. Entonces, cuando estemos prontos a <strong>de</strong>sfallecer bajo <strong>la</strong>s<br />

pruebas, miremos a Jesús, y por fe y oración arrojémonos a <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> Dios.<br />

SALMO CXXIV<br />

Versículos 1—5. La liberación <strong>de</strong> <strong>la</strong> Iglesia. 6—8. Agra<strong>de</strong>cimiento por <strong>la</strong> liberación.<br />

Vv. 1—5. A veces Dios tolera que los enemigos <strong>de</strong> su pueblo prevalezcan mucho contra ellos, para<br />

que se vea mejor su po<strong>de</strong>r en <strong>la</strong> liberación <strong>de</strong> ellos. Dichoso el pueblo cuyo Dios es Jehová, el Dios<br />

absolutamente suficiente. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> aplicar esto a cualquier liberación en particu<strong>la</strong>r obrada en<br />

nuestros días y en <strong>la</strong>s épocas antiguas, <strong>de</strong>bemos tener en nuestro pensamiento <strong>la</strong> gran obra <strong>de</strong><br />

re<strong>de</strong>nción hecha por Jesucristo, por <strong>la</strong> cual los creyentes fueron rescatados <strong>de</strong> Satanás.

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