14.05.2013 Views

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

Comentario de la Biblia Matthew Henry

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

lo hicieron para ser vistos por los hombres, y son vistos por los hombres. Cuando menos notamos<br />

nuestras buenas obras, Dios <strong>la</strong>s nota más. Él te recompensará; no como amo que da a su siervo lo<br />

que se gana, y nada más, sino como Padre que da abundantemente a su hijo lo que le sirve.<br />

Vv. 5—8. Se da por sentado que todos los que son discípulos <strong>de</strong> Cristo oran. Pue<strong>de</strong> que sea más<br />

rápido hal<strong>la</strong>r un hombre vivo que no respire que a un cristiano vivo que no ore. Si no hay oración,<br />

entonces no hay gracia. Los escribas y los fariseos eran culpables <strong>de</strong> dos gran<strong>de</strong>s faltas en <strong>la</strong> oración:<br />

<strong>la</strong> vanagloria y <strong>la</strong> vana repetición. —―Verda<strong>de</strong>ramente ellos tienen su recompensa‖; si en algo tan<br />

gran<strong>de</strong> entre nosotros y Dios, cuando estamos orando, po<strong>de</strong>mos tener en cuenta una cosa tan pobre<br />

como el ha<strong>la</strong>go <strong>de</strong> los hombres, justo es que eso sea toda nuestra recompensa. Pero no hay un<br />

musitar secreto y repetido en busca <strong>de</strong> Dios que Él no vea. Se le l<strong>la</strong>ma recompensa, pero es <strong>de</strong><br />

gracia, no por <strong>de</strong>uda; ¿qué mérito pue<strong>de</strong> haber en mendigar? Si no da a su pueblo lo que pi<strong>de</strong>n, se<br />

<strong>de</strong>be a que sabe que no lo necesitan y que no es para su bien. Tanto dista Dios <strong>de</strong> ser convencido por<br />

el <strong>la</strong>rgo o <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> nuestras oraciones, que <strong>la</strong>s intercesiones más fuertes son <strong>la</strong>s que se emiten<br />

con gemidos in<strong>de</strong>cibles. Estudiemos bien lo que muestra <strong>la</strong> actitud mental en que <strong>de</strong>bemos ofrecer<br />

nuestras oraciones, y aprendamos diariamente <strong>de</strong> Cristo cómo orar.<br />

Vv. 9—15. Cristo vio que era necesario mostrar a sus discípulos cuál <strong>de</strong>be ser corrientemente el<br />

tema y el método <strong>de</strong> su oración. No se trata que estemos atados sólo a usar <strong>la</strong> misma oración<br />

siempre, pero, indudablemente, es muy bueno orar según un mo<strong>de</strong>lo. Dice mucho en pocas pa<strong>la</strong>bras;<br />

se usa en forma aceptable no más <strong>de</strong> lo que se usa con entendimiento y sin vanas repeticiones. —<br />

Seis son <strong>la</strong>s peticiones: <strong>la</strong>s primeras tres se re<strong>la</strong>cionan más expresamente a Dios y su honra; <strong>la</strong>s otras<br />

tres, a nuestras preocupaciones temporales y espirituales. Esta oración nos enseña a buscar primero<br />

el reino <strong>de</strong> Dios y su justicia, y todas <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más cosas serán añadidas. —Después <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

gloria, <strong>de</strong>l reino y <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad <strong>de</strong> Dios, oramos por el sustento y el consuelo necesario en <strong>la</strong> vida<br />

presente. Aquí cada pa<strong>la</strong>bra contiene una lección. Pedimos pan; eso nos enseña sobriedad y<br />

temp<strong>la</strong>nza: y sólo pedimos pan, no lo que no necesitamos. Pedimos por nuestro pan; eso nos enseña<br />

honestidad y trabajo; no tenemos que pedir el pan <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más ni el pan <strong>de</strong>l engaño, Proverbios xx,<br />

17. Ni el pan <strong>de</strong>l ocio, Proverbios xxxi, 27, sino el pan honestamente obtenido. Pedimos por nuestro<br />

pan diario, lo que nos enseña a <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r constantemente <strong>de</strong> <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia divina. Rogamos a Dios<br />

que nos los dé; no que lo venda ni lo preste, sino que lo dé. El más gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>be<br />

dirigirse a <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> Dios para su pan diario. Oramos, dánoslo. Esto nos enseña compasión<br />

por el pobre. También que <strong>de</strong>bemos orar con nuestra familia. Oramos que Dios nos lo dé este día, lo<br />

que nos enseña a renovar los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> nuestras almas en cuanto a Dios, como son renovadas <strong>la</strong>s<br />

necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> nuestros cuerpos. Al llegar el día <strong>de</strong>bemos orar a nuestro Padre celestial y reconocer<br />

que podríamos pasar muy bien el día sin comida, pero no sin oración. —Se nos enseña a odiar y<br />

aborrecer el pecado mientras esperamos misericordia, a <strong>de</strong>sconfiar <strong>de</strong> nosotros, a confiar en <strong>la</strong><br />

provi<strong>de</strong>ncia y <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios para impedirnos pecar, a estar preparados para resistir al tentador, y<br />

no volvernos tentadores <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más. —Aquí hay una promesa: Si perdonas tu Padre celestial<br />

también te perdonará. Debemos perdonar porque esperamos ser perdonados. Los que <strong>de</strong>sean hal<strong>la</strong>r<br />

misericordia <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>ben mostrar misericordia a sus hermanos. Cristo vino al mundo como el gran<br />

Pacificador no sólo para reconciliarnos con Dios sino los unos con los otros.<br />

Vv. 16—18. El ayuno religioso es un <strong>de</strong>ber requerido a los discípulos <strong>de</strong> Cristo pero no es tanto<br />

un <strong>de</strong>ber en sí mismo, sino como medio para disponernos para otros <strong>de</strong>beres. Ayunar es humil<strong>la</strong>r el<br />

alma, Salmo xxxv, 13; esta es <strong>la</strong> faz interna <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber; por tanto, que sea tu principal interés, y en<br />

cuanto a <strong>la</strong> externa, no permitas que se vea codicia. Dios ve en lo secreto, y te recompensará en<br />

público.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!