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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 23—25. Dos comandantes principales <strong>de</strong> <strong>la</strong>s huestes <strong>de</strong> Madián fueron capturados y muertos<br />

por los hombres <strong>de</strong> Efraín. Deseable es que todos nosotros hiciéramos como ellos, y que don<strong>de</strong> se<br />

necesite ayuda, que esta fuera pronta y voluntariamente dada por otro. Si se comienza algo excelente<br />

y provechoso, estuviéramos dispuestos a tener co<strong>la</strong>boradores para terminar y perfeccionar aquello, y<br />

no, como a menudo pasa, estorbarnos unos a otros.<br />

CAPÍTULO VIII<br />

Versículos 1—3. Ge<strong>de</strong>ón pacifica a Efraín. 4—12. Sucot y Peniel rehusan aliviar a Ge<strong>de</strong>ón. 13—<br />

17. Sucot y Peniel castigados. 18—21. Ge<strong>de</strong>ón venga a sus hermanos. 22—28. Ge<strong>de</strong>ón no<br />

acepta el gobierno, pero da ocasión a <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría. 29—35. La muerte <strong>de</strong> Ge<strong>de</strong>ón.—La<br />

ingratitud <strong>de</strong> Israel.<br />

Vv. 1—3. Quienes no intentan ni se aventuran en nada por <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Dios, son los más prontos<br />

para censurar y disputar con los que son <strong>de</strong> espíritu más celoso y empren<strong>de</strong>dor. Los más remolones<br />

para los servicios difíciles, son los que más se enojan por no recibir reconocimiento. Ge<strong>de</strong>ón surge<br />

aquí como gran ejemplo <strong>de</strong> abnegación y nos <strong>de</strong>muestra que <strong>la</strong> envidia se elimina mejor con <strong>la</strong><br />

humildad. Los hombres <strong>de</strong> Efraín expresaron sus pasiones con una libertad muy equivocada para<br />

hab<strong>la</strong>r, señal cierta <strong>de</strong> una causa débil: <strong>la</strong> razón vue<strong>la</strong> bajo cuando el reproche vue<strong>la</strong> alto.<br />

Vv. 4—12. Los hombres <strong>de</strong> Ge<strong>de</strong>ón estaban agotados, pero prosiguieron; fatigados con lo que<br />

habían hecho, pero ansiosos por hacer más contra sus enemigos. Muchas veces es así el caso <strong>de</strong>l<br />

cristiano verda<strong>de</strong>ro, <strong>de</strong>sfalleciente, pero sigue a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte. El mundo muy poco sabe <strong>de</strong> <strong>la</strong> lucha<br />

perseverante y exitosa que libra el creyente verda<strong>de</strong>ro con su corazón pecador. Pero él se remite a<br />

esa fuerza divina en cuya fe empezó su conflicto, y por cuya so<strong>la</strong> provisión pue<strong>de</strong> terminar con<br />

triunfo.<br />

Vv. 13—17. Los siervos activos <strong>de</strong>l Señor se enfrentan con una oposición más peligrosa <strong>de</strong> parte<br />

<strong>de</strong> los falsos maestros que <strong>de</strong> los enemigos francos; pero no <strong>de</strong>ben preocuparse por <strong>la</strong> conducta <strong>de</strong><br />

quienes son israelitas <strong>de</strong> nombre, pero madianitas <strong>de</strong> corazón. Deben perseguir a los enemigos <strong>de</strong> su<br />

alma y <strong>de</strong> <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> Dios, aunque estén a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>smayar por los conflictos internos y <strong>la</strong>s<br />

dificulta<strong>de</strong>s externas. Y serán capacitados para perseverar. Mientras menos ayu<strong>de</strong>n los hombres y<br />

más procuren estorbar, más ayudará el Señor. —Siendo <strong>de</strong>sechada <strong>la</strong> advertencia <strong>de</strong> Ge<strong>de</strong>ón, el<br />

castigo fue justo. Muchos apren<strong>de</strong>n con los abrojos y espinos <strong>de</strong> <strong>la</strong> aflicción lo que no aprendieron<br />

<strong>de</strong> otro modo.<br />

Vv. 18—21. Había que enfrentar a los reyes <strong>de</strong> Madián. —Cuando se confesaron culpables <strong>de</strong>l<br />

asesinato, Ge<strong>de</strong>ón actuó como el vengador <strong>de</strong> <strong>la</strong> sangre, puesto que era el pariente más cercano <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s personas asesinadas. No pensaron ellos que habían oído <strong>de</strong> esto hacía mucho tiempo, pero el<br />

homicidio rara vez queda sin castigo en esta vida. Se <strong>de</strong>be rendir cuenta a Dios <strong>de</strong> los pecados que el<br />

hombre ha olvidado hace mucho. ¡Qué pobre consuelo hay en esperar sufrir menos dolor en <strong>la</strong><br />

muerte, y morir con menos <strong>de</strong>sgracia que otros! Pero muchos están más ansiosos por estos aspectos<br />

que por el futuro juicio y lo que seguirá.<br />

Vv. 22—28. Ge<strong>de</strong>ón rehusó el gobierno que el pueblo le ofreció. Ningún hombre bueno se<br />

agradaría con algún honor conferido a él, que solo pertenece a Dios. —Ge<strong>de</strong>ón pensó conservar el<br />

recuerdo <strong>de</strong> esta victoria con un efod hecho <strong>de</strong> lo mejor <strong>de</strong> los <strong>de</strong>spojos. Probablemente este efod<br />

tenía, como era habitual, un terafín adosado y Ge<strong>de</strong>ón pretendió que esto fuera un oráculo para

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