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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Versículos 1—3. David se queja a Dios <strong>de</strong> sus enemigos y confía en Dios. 4—8. Triunfa sobre sus<br />

temores, da <strong>la</strong> gloria a Dios, y toma el consuelo para sí mismo.<br />

Vv. 1—3. El creyente activo, mientras más es abatido por Dios, ya sea por <strong>la</strong>s reprensiones <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

provi<strong>de</strong>ncia o los reproches <strong>de</strong> sus enemigos, tomará una postura más firme y se unirá más<br />

estrechamente con Él. El hijo <strong>de</strong> Dios se sobresalta ante <strong>la</strong> so<strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> esperanza <strong>de</strong> tener<br />

ayuda en Dios. Véase qué es Dios para su pueblo, lo que será, lo que hal<strong>la</strong>mos en Él, lo que David<br />

encontró en Él. —1. Seguridad: un escudo para mí; lo cual <strong>de</strong>nota <strong>la</strong> ventaja <strong>de</strong> esa protección. —2.<br />

Honra; a quienes Dios reconoce como suyos, tienen verda<strong>de</strong>ra honra sobre ellos. —3. Gozo y<br />

liberación. Si el pueblo <strong>de</strong> Dios levanta su cabeza con gozo en el peor <strong>de</strong> los momentos, sabiendo<br />

que todo les ayudará a bien, reconocerán a Dios como Quien les da motivo y corazón para<br />

regocijarse.<br />

Vv. 4—8. Los cuidados y <strong>la</strong> tristeza nos hacen bien, cuando nos llevan a orar fervorosamente a<br />

Dios. David siempre halló que Dios estaba dispuesto a respon<strong>de</strong>r sus oraciones. Nada pue<strong>de</strong> poner<br />

una separación entre <strong>la</strong>s comunicaciones <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios a nosotros, y <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> su gracia en<br />

nosotros; entre su favor y nuestra fe. Siempre había estado a salvo bajo <strong>la</strong> protección divina. Esto se<br />

aplica a <strong>la</strong>s misericordias comunes <strong>de</strong> cada noche, por <strong>la</strong>s cuales damos gracias cada mañana.<br />

Muchos se acuestan y no pue<strong>de</strong>n dormir por dolor <strong>de</strong>l cuerpo, por angustia mental o por <strong>la</strong> a<strong>la</strong>rma<br />

continua <strong>de</strong>l terror nocturno. Pero aquí más bien parece que se refiere a <strong>la</strong> calma <strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong><br />

David en medio <strong>de</strong>l peligro. El Señor lo puso en paz por su gracia y por <strong>la</strong>s conso<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> su<br />

Espíritu. Gran misericordia es que nuestra mente persevere en Dios cuando estamos con problemas.<br />

—Contemp<strong>la</strong>d al Hijo <strong>de</strong> David que se calma para su reposo sobre <strong>la</strong> cruz, ese lecho <strong>de</strong> dolores,<br />

encomendando su Espíritu a <strong>la</strong>s manos <strong>de</strong>l Padre con plena confianza <strong>de</strong> <strong>la</strong> gozosa resurrección.<br />

Contemp<strong>la</strong> esto, oh cristiano: <strong>de</strong>ja que <strong>la</strong> fe te enseñe a dormir y a morir; mientras te asegura que así<br />

como dormir es una muerte corta, <strong>la</strong> muerte es sólo un dormir prolongado; el mismo Dios te cuida en<br />

tu lecho y en tu tumba. —La fe <strong>de</strong> David llegó a ser triunfante. Él empezó el salmo con quejas <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

fuerza y malicia <strong>de</strong> sus enemigos, pero concluye regocijándose en el po<strong>de</strong>r y <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> su Dios y,<br />

ahora, ve más con él que contra él. La salvación pertenece a Jehová; Él tiene po<strong>de</strong>r para salvar<br />

aunque el peligro sea inmenso. Todos los que tienen al Señor como su Dios, están seguros <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

salvación; porque el que es el Dios <strong>de</strong> ellos es el Dios <strong>de</strong> <strong>la</strong> salvación.<br />

SALMO IV<br />

Versículos 1—5. Los hijos <strong>de</strong> los hombres son probados y <strong>la</strong> felicidad <strong>de</strong>l pueblo santo. 6—8. El<br />

favor <strong>de</strong> Dios es felicidad.<br />

Vv. 1—5. Respón<strong>de</strong>me por tu misericordia, es nuestro mejor ruego. El que no pida bendiciones<br />

como el perdón, <strong>la</strong> justificación y <strong>la</strong> vida eterna, <strong>de</strong>be perecer por falta <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. ¡Ay!, que tantos<br />

hagan una <strong>de</strong>cisión tan terrible. El salmista advierte contra el pecado. Guardad con santa reverencia<br />

<strong>la</strong> gloria y majestad <strong>de</strong> Dios. Vosotros tenéis mucho que <strong>de</strong>cir a vuestros corazones, hab<strong>la</strong>dles, que<br />

no os quedáis sin <strong>de</strong>cirlo. Examinaos con seria reflexión; que vuestros pensamientos se ajusten a lo<br />

bueno, y se mantengan cerca <strong>de</strong> eso. Consi<strong>de</strong>rad vuestros caminos y antes <strong>de</strong> iros a dormir por <strong>la</strong><br />

noche, examinad vuestra conciencia sobre lo que han hecho en el día; particu<strong>la</strong>rmente lo que<br />

hicieron mal, para que os arrepintáis. Cuando os <strong>de</strong>spertéis en <strong>la</strong> noche, meditad en Dios y en <strong>la</strong>s<br />

cosas que convienen a vuestra paz. Debemos consi<strong>de</strong>rar nuestros caminos particu<strong>la</strong>rmente cuando<br />

estamos enfermos. Cal<strong>la</strong>d. Cuando hayáis preguntado algo a <strong>la</strong> conciencia, quedaos serios, cal<strong>la</strong>dos,<br />

esperad una respuesta. No abráis <strong>la</strong> boca para excusar el pecado. Toda <strong>la</strong> confianza <strong>de</strong>be ponerse en

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