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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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<strong>de</strong>voción y se fomentaron el fanatismo y <strong>la</strong> persecución por el pretendido celo por Dios y su gloria.<br />

Entonces el misterio <strong>de</strong> iniquidad sólo estaba empezando; cuando aun vivían los apóstoles, hubo<br />

personas que pretendían celo por Cristo, pero realmente se le oponían. —La caída o ruina <strong>de</strong>l estado<br />

anticristiano está <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rada. La pura pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> Dios, con el Espíritu <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>nunciará a este<br />

misterio <strong>de</strong> <strong>la</strong> iniquidad, y en su <strong>de</strong>bido momento, será <strong>de</strong>struido por el resp<strong>la</strong>ndor <strong>de</strong> <strong>la</strong> venida <strong>de</strong><br />

Cristo. —Se falsifican señales y prodigios, visiones y mi<strong>la</strong>gros, pero son señales falsas que sustentan<br />

doctrinas falsas; hacen prodigios mentirosos o sólo mi<strong>la</strong>gros simu<strong>la</strong>dos para engañar a <strong>la</strong> gente; son<br />

notorias <strong>la</strong>s obras diabólicas que el estado anticristiano ha estado sustentando. —Se <strong>de</strong>scribe a <strong>la</strong>s<br />

personas que son sus súbditos voluntarios. El pecado <strong>de</strong> ellos es éste: no amaron <strong>la</strong> verdad, y por<br />

tanto, no <strong>la</strong> creyeron; se agradaron con nociones falsas. Dios los <strong>de</strong>ja entregados a sí mismos,<br />

entonces sigue el pecado por cierto, y los juicios espirituales aquí, y los castigos eternos en el más<br />

allá. —Estas profecías han llegado a cumplirse, en gran medida, y confirman <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

Escrituras. Este pasaje concuerda exactamente con el sistema <strong>de</strong>l papado que prevalece en <strong>la</strong> iglesia<br />

romana, y bajo los papas romanos. Pero aunque el hijo <strong>de</strong> perdición haya sido reve<strong>la</strong>do, aunque se<br />

haya opuesto y exaltado por encima <strong>de</strong> todo lo que se l<strong>la</strong>ma Dios, o que es adorado, haya hab<strong>la</strong>do y<br />

actuado como si fuera un dios en <strong>la</strong> tierra, y haya proc<strong>la</strong>mado su orgullo insolente, y respaldado sus<br />

ilusiones con mi<strong>la</strong>gros mentirosos y toda c<strong>la</strong>se <strong>de</strong> frau<strong>de</strong>s, aún el Señor no lo ha <strong>de</strong>struido por<br />

completo con el fulgor <strong>de</strong> Su venida, porque aún quedan por cumplirse estas y otras profecías antes<br />

que llegue el final.<br />

Vv. 13—15. Cuando oímos <strong>de</strong> <strong>la</strong> apostasía <strong>de</strong> muchos es gran consuelo y gozo que haya un<br />

remanente conforme a <strong>la</strong> elección <strong>de</strong> gracia que persevera y perseverará; <strong>de</strong>bemos regocijarnos<br />

especialmente si tenemos razón para esperar estar en ese número. La preservación <strong>de</strong> los santos se<br />

<strong>de</strong>be a que Dios los ama con amor eterno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el comienzo <strong>de</strong>l mundo. El fin y los medios no<br />

<strong>de</strong>ben separarse. La fe y <strong>la</strong> santidad <strong>de</strong>ben unirse así como <strong>la</strong> santidad y <strong>la</strong> felicidad. El l<strong>la</strong>mamiento<br />

externo <strong>de</strong> Dios es por el evangelio; y este es hecho efectivo por <strong>la</strong> obra interior <strong>de</strong>l Espíritu. La<br />

creencia en <strong>la</strong> verdad lleva al pecador a confiar en Cristo, y así a amarle y a obe<strong>de</strong>cerle; están<br />

sel<strong>la</strong>dos por el Espíritu Santo sobre su corazón. No tenemos prueba cierta <strong>de</strong> que algo más haya sido<br />

entregado por los apóstoles fuera <strong>de</strong> lo que hal<strong>la</strong>mos contenido en <strong>la</strong>s Sagradas Escrituras.<br />

Aferrémonos firmemente a <strong>la</strong>s doctrinas enseñadas por los apóstoles y rechacemos todos los<br />

agregados y <strong>la</strong>s vanas tradiciones.<br />

Vv. 16, 17. Po<strong>de</strong>mos y <strong>de</strong>bemos dirigir nuestras oraciones no sólo a Dios Padre por medio <strong>de</strong><br />

nuestro Señor Jesucristo, sino también a nuestro Señor Jesucristo mismo. Debemos orar en su<br />

nombre a Dios, no sólo como su Padre sino como nuestro Padre en Él y por medio <strong>de</strong> Él. Manantial<br />

y fuente <strong>de</strong> todo el bien que tenemos o esperamos es el amor <strong>de</strong> Dios en Cristo Jesús. Hay buenas<br />

razones para gran<strong>de</strong>s bendiciones, porque los santos tienen una buena esperanza por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

gracia. La gracia y <strong>la</strong> misericordia gratuita <strong>de</strong> Dios son lo que ellos esperan y en <strong>la</strong>s que fundan sus<br />

esperanzas, y no algún valor o mérito propio <strong>de</strong> ellos. Mientras más p<strong>la</strong>cer tengamos en <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra,<br />

<strong>la</strong>s obras y los caminos <strong>de</strong> Dios, más probablemente seremos preservados en el<strong>la</strong>s, pero si vaci<strong>la</strong>mos<br />

en <strong>la</strong> fe y si tenemos una mente que duda, vaci<strong>la</strong>ndo y tropezando en nuestro <strong>de</strong>ber, no es raro que<br />

seamos extraños a los goces <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión.<br />

CAPÍTULO III<br />

Versículos 1—5. El apóstol expresa confianza en los tesalonicenses, y ora por ellos. 6—15. Les<br />

encarga que se aparten <strong>de</strong> los que andan <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>nadamente, particu<strong>la</strong>rmente <strong>de</strong> los perezosos e<br />

intrusos. 16—18. Concluye con una oración por ellos, y un saludo.

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