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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 48—53. Obsérvese el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> Cristo por los ap<strong>la</strong>usos <strong>de</strong> los hombres. Los que están<br />

muertos para los elogios <strong>de</strong> los hombres pue<strong>de</strong>n tolerar el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> ellos. Dios procura el honor<br />

<strong>de</strong> todos los que no buscan lo suyo propio. —En estos versículos tenemos <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong> <strong>la</strong> dicha<br />

eterna <strong>de</strong> los creyentes. Tenemos el carácter <strong>de</strong>l creyente; éste es el que guarda <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús. El privilegio <strong>de</strong>l creyente es que no verá para siempre <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> ninguna manera.<br />

Aunque ahora no pue<strong>de</strong>n evitar ver <strong>la</strong> muerte y, también saborear<strong>la</strong>, sin embargo, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco<br />

tiempo estarán don<strong>de</strong> para siempre no habrá más muerte, Exodo xiv, 13.<br />

Vv. 54—59. Cristo y todos los suyos, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Dios en cuanto al honor. Los hombres pue<strong>de</strong>n<br />

ser capaces <strong>de</strong> <strong>de</strong>batir sobre Dios aunque no le conozcan. Se pone juntos a los que no conocen a<br />

Dios con los que no obe<strong>de</strong>cen el evangelio <strong>de</strong> Cristo, 2 Tesalonisenses i, 8. Todos los que conocen<br />

rectamente algo <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>sean fervorosamente saber más <strong>de</strong> Él. Los que disciernen el alborear <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> luz <strong>de</strong>l Sol <strong>de</strong> Justicia, <strong>de</strong>sean ver su levante. —―YO SOY antes que Abraham‖. Esto hab<strong>la</strong> <strong>de</strong><br />

Abraham como una criatura y <strong>de</strong> nuestro Señor como el Creador; por tanto, bien pue<strong>de</strong> Él<br />

engran<strong>de</strong>cerse más que Abraham. YO SOY es el nombre <strong>de</strong> Dios, Exodo iii, 14; hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> su<br />

existencia <strong>de</strong> Sí mismo y por sí mismo; Él es el Primero y el Último, siempre el mismo, Apocalipsis<br />

i, 8. Así, pues, no sólo era antes que Abraham, sino antes que todos los mundos, Proverbios viii, 23;<br />

capítulo i, 1. Como Mediador fue el Mesías ungido mucho antes <strong>de</strong> Abraham; el Cor<strong>de</strong>ro inmo<strong>la</strong>do<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> fundación <strong>de</strong>l mundo, Apocalipsis xiii, 8. El Señor Jesús fue hecho Sabiduría, Justicia,<br />

Santificación y Re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> Dios para Adán y Abel, y para todos los que antes <strong>de</strong> Abraham<br />

vivieron y murieron por fe en Él. —Los judíos estaban por <strong>la</strong>pidar a Jesús por b<strong>la</strong>sfemar, pero Él se<br />

retiró; por su po<strong>de</strong>r mi<strong>la</strong>groso pasó ileso a través <strong>de</strong> ellos. Profesemos constantemente lo que<br />

sabemos y creemos acerca <strong>de</strong> Dios; y si somos here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe <strong>de</strong> Abraham, nos regocijaremos<br />

esperando el día en que el Salvador se aparecerá en gloria para confusión <strong>de</strong> sus enemigos, y para<br />

completar <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong> todos los que creen en Él.<br />

CAPÍTULO IX<br />

Versículos 1—7. Cristo da vista a un ciego <strong>de</strong> nacimiento. 8—12. El re<strong>la</strong>to <strong>de</strong>l ciego. 13—17. Los<br />

fariseos interrogan al hombre que había sido ciego. 18—23. Le preguntan <strong>de</strong> Él. 24—34. Lo<br />

expulsan. 35—38. Las pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> Cristo al hombre que había sido ciego. 39—41. Repren<strong>de</strong> a<br />

los fariseos.<br />

Vv. 1—7. Cristo curó a muchos que eran ciegos por enfermedad o acci<strong>de</strong>nte; aquí sana a uno que<br />

nació ciego. Así mostró su po<strong>de</strong>r para socorrer en los casos más <strong>de</strong>sesperados, y <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> su gracia<br />

en <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> los pecadores, que da vista a los que son ciegos por naturaleza. Este pobre hombre<br />

no podía ver a Cristo, pero Cristo lo vio a Él. Y si sabemos o captamos algo <strong>de</strong> Cristo se <strong>de</strong>be a que<br />

primeramente fuimos conocidos por Él. Cristo hab<strong>la</strong> <strong>de</strong> ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s extraordinarias, que no siempre<br />

tienen que consi<strong>de</strong>rarse como castigos especiales <strong>de</strong>l pecado; a veces, son para <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> Dios y<br />

para manifestar sus obras. —Nuestra vida es nuestro día en el que nos correspon<strong>de</strong> hacer el trabajo<br />

<strong>de</strong>l día. Debemos estar ocupados y no <strong>de</strong>sperdiciar el tiempo <strong>de</strong>l día; el tiempo <strong>de</strong> reposo será<br />

cuando nuestro día esté terminado, porque no es sino un día. El acercamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong>biera<br />

estimu<strong>la</strong>rnos para aprovechar todas <strong>la</strong>s oportunida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> hacer y recibir el bien. Debemos hacer<br />

rápidamente el bien que tengamos oportunidad <strong>de</strong> hacer. Y aquel que nunca hace una buena obra<br />

hasta que no hay nada que objetar contra el<strong>la</strong>, <strong>de</strong>jará más <strong>de</strong> una buena obra sin hacer, Eclesiastés xi,<br />

4. —Cristo magnificó su po<strong>de</strong>r al hacer que un ciego viera, haciendo lo que uno pensaría como más<br />

probable para enceguecer a uno que ve. La razón humana no pue<strong>de</strong> juzgar los métodos <strong>de</strong>l Señor que<br />

usa medios e instrumentos que los hombres <strong>de</strong>sprecian. Los que serán sanados por Cristo <strong>de</strong>ben ser

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