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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Versículos 1—4. El mal estado <strong>de</strong>l impío. 5—12. La bondad <strong>de</strong> Dios.<br />

Vv. 1—4. Por este salmo nuestro corazón <strong>de</strong>biera ser afectado con odio por el pecado y buscar<br />

satisfacción en <strong>la</strong> bondad amorosa <strong>de</strong> Dios. He aquí <strong>la</strong> raíz <strong>de</strong> amargura <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual viene toda <strong>la</strong><br />

maldad <strong>de</strong> los hombres impíos. Surge <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong> Dios y <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>bida consi<strong>de</strong>ración<br />

hacia Él. También <strong>de</strong>l engaño que imponen a su alma. Roguemos diariamente a Dios que nos<br />

preserve <strong>de</strong> <strong>la</strong> jactancia. El pecado es muy dañino para el mismo pecador y, por tanto, <strong>de</strong>be ser<br />

aborrecido; pero no lo es. —No es asombroso si los que se engañan a sí mismos, procuran engañar a<br />

toda <strong>la</strong> humanidad; ¿a quiénes serán fieles los que son falsos con sus propias almas? Malo es hacer el<br />

mal, pero peor es pensarlo, hacerlo p<strong>la</strong>neada y premeditadamente. —Si <strong>de</strong>sechamos voluntariamente<br />

<strong>la</strong> meditación santa en nuestras horas a so<strong>la</strong>s, Satanás ocupará pronto nuestra mente con<br />

imaginaciones pecaminosas. Los pecadores endurecidos <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n lo que han hecho, como si<br />

pudieran justificarlo ante Dios mismo.<br />

Vv. 5—12. Los hombres pue<strong>de</strong>n cerrar su compasión, pero en Dios hal<strong>la</strong>remos misericordia.<br />

Este es gran consuelo para todo creyente, que se verá c<strong>la</strong>ramente, para no ser quitado. Dios hace<br />

todo sabiamente y bien, pero ahora no sabemos qué hace; en el más allá hay tiempo suficiente para<br />

saber. —La amorosa bondad <strong>de</strong> Dios es preciosa para los santos. Ellos se ponen bajo su protección<br />

y, entonces, están seguros y a salvo. —Las almas bondadosas, aunque aún <strong>de</strong>sean más <strong>de</strong> Dios,<br />

nunca <strong>de</strong>sean más que Dios. Los dones <strong>de</strong> <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia hasta aquí los satisfacen, y están contentos<br />

con <strong>la</strong>s cosas que tienen. El beneficio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s santas or<strong>de</strong>nanzas es dulce para un alma santificada y<br />

fortaleza para <strong>la</strong> vida espiritual y divina. Pero <strong>la</strong> satisfacción total está reservada para el estado<br />

futuro. Sus goces serán constantes. Dios no sólo obra en ellos el <strong>de</strong>seo gracioso <strong>de</strong> esos p<strong>la</strong>ceres sino<br />

que, por su Espíritu, llena su alma con gozo y paz al creer. Él vivifica a quien quiere; y quienquiera<br />

<strong>de</strong>see pue<strong>de</strong> venir y tomar <strong>de</strong> Él gratuitamente <strong>la</strong>s aguas vivas. —Conozcamos, amemos y sirvamos<br />

justamente al Señor; entonces, ningún enemigo orgulloso, <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra o <strong>de</strong>l infierno, nos separará <strong>de</strong><br />

su amor. La fe l<strong>la</strong>ma a <strong>la</strong>s cosas que no son como si fueran. Nos lleva a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte al final <strong>de</strong>l tiempo;<br />

nos muestra al Señor en su trono <strong>de</strong> juicio; el imperio <strong>de</strong>l pecado caído para nunca más levantarse.<br />

SALMO XXXVII<br />

David convence <strong>de</strong> tener paciencia y confianza en Dios por el estado <strong>de</strong>l santo y el <strong>de</strong>l impío.<br />

Vv. 1—6. Cuando miramos alre<strong>de</strong>dor vemos el mundo lleno <strong>de</strong> malhechores que florecen y viven<br />

con comodidad. Así se ha visto <strong>de</strong> antaño, por lo cual no <strong>de</strong>bemos maravil<strong>la</strong>rnos. Por esto somos<br />

tentados a angustiarnos, a pensar que es <strong>la</strong> única gente feliz, y ten<strong>de</strong>mos a hacer como ellos; sin<br />

embargo, se nos advierte en contra. La prosperidad exterior se <strong>de</strong>svanece. Si miramos a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, con<br />

el ojo <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, no veremos razón para envidiar al impío. Su lloro y <strong>la</strong>mento serán eternos. —La vida<br />

religiosa es confianza proveniente <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe en el Señor y el cuidado diligente <strong>de</strong> servirle conforme a<br />

su voluntad. No es confiar en Dios, sino tentarlo, no tomar conciencia <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>ber para con Él.<br />

La vida <strong>de</strong>l hombre no consiste en su abundancia, sino en tener el alimento suficiente para ti. Esto es<br />

más <strong>de</strong> lo que merecemos y basta para el que va al cielo. —Deleitarse en Dios es tanto un privilegio<br />

como un <strong>de</strong>ber. Él no ha prometido comp<strong>la</strong>cer los apetitos <strong>de</strong>l cuerpo y los humores <strong>de</strong> <strong>la</strong> fantasía,<br />

sino los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l alma renovada y santificada. ¿Cuál es el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> un hombre bueno?<br />

Es conocer y amar y servir a Dios. —Encomienda a Jehová tu camino; entrega tu camino al Señor,<br />

se pue<strong>de</strong> leer. Echa tu carga sobre el Señor, <strong>la</strong> carga <strong>de</strong> tu preocupación. Debemos <strong>de</strong>scargarnos<br />

nosotros mismos, no afligirnos ni quedarnos perplejos con pensamientos sobre cosas futuras, sino<br />

referirlos a Dios. Presenta en oración tu caso y todas tus preocupaciones ante el Señor y confía en Él.

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