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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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temen a Dios; en Él se reúnen en uno y cobran valor. En su nombre y po<strong>de</strong>r, ellos hacen <strong>la</strong> guerra<br />

contra <strong>la</strong>s potesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tinieb<strong>la</strong>s.<br />

Vv. 6—12. Si Cristo es nuestro, todas <strong>la</strong>s cosas serán para nuestro eterno bien, <strong>de</strong> una u otra<br />

manera. La nueva criatura en Cristo pue<strong>de</strong> regocijarse en todas <strong>la</strong>s preciosas promesas que Dios ha<br />

dado en su santidad. Sus privilegios presentes y <strong>la</strong>s influencias santificadoras <strong>de</strong>l Espíritu son<br />

primicias seguras <strong>de</strong> <strong>la</strong> gloria celestial. —David se regocija al vencer a <strong>la</strong>s naciones vecinas que<br />

habían sido enemigas <strong>de</strong> Israel. El Israel <strong>de</strong> Dios es más que vencedor a través <strong>de</strong> Cristo. Aunque a<br />

veces ellos piensen que el Señor los ha <strong>de</strong>sechado, al final Él los traerá aun a <strong>la</strong> ciudad fuerte. La fe<br />

en <strong>la</strong> promesa nos asegura que al Padre le ha p<strong>la</strong>cido darnos el reino. Pero todavía no somos<br />

completamente vencedores, y ningún creyente verda<strong>de</strong>ro abusará <strong>de</strong> estas verda<strong>de</strong>s para entregarse a<br />

<strong>la</strong> pereza o <strong>la</strong> vana confianza. Esperar en Dios es el mejor principio <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro valor, porque,<br />

¿qué pue<strong>de</strong>n temer los que tienen a Dios <strong>de</strong> su <strong>la</strong>do? Todas nuestras victorias son suyas, y mientras<br />

quienes se someten voluntariamente a nuestro ungido Rey compartirán sus glorias, todos sus<br />

enemigos serán puestos bajo sus pies.<br />

SALMO LXI<br />

Versículos 1—4. David busca a Dios por experiencias anteriores. 5—8. Hace voto <strong>de</strong> servir a Dios.<br />

Vv. 1—4. David empieza con oraciones y lágrimas, pero termina con a<strong>la</strong>banza. El alma así elevada a<br />

Dios, vuelve a <strong>de</strong>leitarse. Don<strong>de</strong> estemos, tenemos <strong>la</strong> libertad <strong>de</strong> acercarnos a Dios y po<strong>de</strong>mos hal<strong>la</strong>r<br />

el camino abierto al trono <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia. Lo que nos separa <strong>de</strong> otras conso<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong>be acercarnos<br />

más a Dios, <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> todo consuelo. Aunque el corazón esté abrumado, pue<strong>de</strong> aún elevarse a Dios<br />

en oración. Sí, yo c<strong>la</strong>maré a ti, porque por este medio seré sostenido y aliviado. El l<strong>la</strong>nto <strong>de</strong>be<br />

vivificar <strong>la</strong> oración y no matar<strong>la</strong>. —El po<strong>de</strong>r y <strong>la</strong> promesa <strong>de</strong> Dios son como roca más alta que<br />

nosotros. Esta roca es Cristo. David <strong>de</strong>sea apoyar su alma en <strong>la</strong> misericordia divina, como sobre una<br />

roca, pero era como un marinero náufrago, a merced <strong>de</strong> <strong>la</strong>s o<strong>la</strong>s, al pie <strong>de</strong> una roca <strong>de</strong>masiado alta<br />

para trepar<strong>la</strong> sin ayuda. David halló que no podía afirmarse sobre <strong>la</strong> Roca <strong>de</strong> salvación a menos que<br />

el Señor lo pusiera sobre el<strong>la</strong>. Puesto que hay seguridad en Él, y no en nosotros, oremos para ser<br />

guiados a Cristo y ser puestos sobre nuestra Roca. —El servicio <strong>de</strong> Dios será su actividad y obra<br />

constante: así <strong>de</strong>ben hacer todos los que esperan hal<strong>la</strong>r su refugio y torre fuerte en Dios. La gracia <strong>de</strong><br />

Dios será su consuelo constante.<br />

Vv. 5—8. Hay un pueblo en el mundo que teme el nombre <strong>de</strong> Dios. Hay un legado peculiar <strong>de</strong><br />

ese pueblo: conso<strong>la</strong>ciones presentes en el alma, primicias <strong>de</strong> futura bendición. Quienes temen a Dios<br />

tienen bastante en Él y no <strong>de</strong>ben quejarse. No tenemos que <strong>de</strong>sear mejor herencia que <strong>la</strong> <strong>de</strong> los que<br />

temen a Dios. —Los que mantienen un buen propósito en este mundo, los que perseveran en Dios, le<br />

sirven y andan en el temor <strong>de</strong> Dios; ellos permanecerán en su presencia para siempre. Estas pa<strong>la</strong>bras<br />

se aplican a Aquel <strong>de</strong> quien el ángel dijo: el Señor Dios le dará el trono <strong>de</strong> David su padre; y<br />

reinará sobre <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin, Lucas i, 32. —Las promesas<br />

<strong>de</strong> Dios, y nuestra fe en el<strong>la</strong>s, no <strong>de</strong>ben <strong>de</strong>secharse sino estimu<strong>la</strong>r <strong>la</strong> oración. No necesitamos <strong>de</strong>sear<br />

un mejor seguro que estar bajo <strong>la</strong> protección <strong>de</strong> <strong>la</strong> misericordia y <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> Dios. Si participamos<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong> verdad que vinieron por Jesucristo, po<strong>de</strong>mos a<strong>la</strong>barle no importa cuales sean<br />

nuestras circunstancias externas. Pero <strong>la</strong> experiencia renovada <strong>de</strong> <strong>la</strong> misericordia y <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> Dios<br />

hacia su pueblo en Cristo es el tema principal <strong>de</strong> nuestro gozo en Él, y <strong>de</strong> nuestra a<strong>la</strong>banza a Él.

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