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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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CAPÍTULO XXXVIII<br />

Versículos 1—8. El altar y <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> bronce. 9—20. El atrio. 21—31. Las ofrendas <strong>de</strong>l pueblo.<br />

Vv. 1—8. En todas <strong>la</strong>s eda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> iglesia ha habido algunas personas más <strong>de</strong>votas a Dios, más<br />

constantes que otras en su asistencia a sus or<strong>de</strong>nanzas y más dispuestas a <strong>de</strong>jar hasta <strong>la</strong>s cosas lícitas<br />

por amor a Él. Algunas mujeres, <strong>de</strong>dicadas a Dios y celosas <strong>de</strong> <strong>la</strong> adoración <strong>de</strong>l tabernáculo,<br />

expresaron su celo dando los espejos que eran p<strong>la</strong>cas pulidas <strong>de</strong> bronce. Antes <strong>de</strong> inventar los<br />

espejos <strong>de</strong> vidrio, estas servían para lo mismo.<br />

Vv. 9—20. Los muros <strong>de</strong>l atrio eran <strong>de</strong> cortina so<strong>la</strong>mente, lo que insinúa que el estado <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

iglesia judía misma era movible y cambiable; en el momento oportuno, lo iban a <strong>de</strong>sarmar y dob<strong>la</strong>r,<br />

o vendría el tiempo cuando el lugar <strong>de</strong> <strong>la</strong> tienda <strong>de</strong>bería ampliarse y sus cuerdas se exten<strong>de</strong>rían para<br />

dar lugar al mundo gentil.<br />

Vv. 21—31. El fundamento <strong>de</strong> basas <strong>de</strong> p<strong>la</strong>ta <strong>de</strong>mostraba <strong>la</strong> soli<strong>de</strong>z y <strong>la</strong> pureza <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad<br />

sobre <strong>la</strong> cual está fundada <strong>la</strong> iglesia. —Consi<strong>de</strong>remos al Señor Jesucristo cuando leemos acerca <strong>de</strong>l<br />

mobiliario <strong>de</strong>l tabernáculo. Cuando consi<strong>de</strong>remos el altar <strong>de</strong>l holocausto, veamos a Jesús. En Él, en<br />

su justicia y salvación, hay una ofrenda completa y suficiente por el pecado. Dejemos que nuestra<br />

alma sea <strong>la</strong>vada en <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> <strong>la</strong> regeneración por su Espíritu Santo, y será limpia; y como el<br />

pueblo ofrendó voluntariamente, así pueda, ser nuestra alma voluntaria. Estemos prontos a <strong>de</strong>jar<br />

cualquier cosa y contarlo todo como pérdida para ganar a Cristo.<br />

CAPÍTULO XXXIX<br />

Versículos 1—31. Las vestiduras <strong>de</strong> los sacerdotes. 32—43. El tabernáculo terminado.<br />

Vv. 1—31. Las vestiduras <strong>de</strong> los sacerdotes eran ricas y espléndidas. La iglesia en su infancia fue así<br />

enseñada por sombras <strong>de</strong> <strong>la</strong>s buenas cosas veni<strong>de</strong>ras, pero <strong>la</strong> sustancia es Cristo y <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong>l<br />

evangelio. Cristo es nuestro gran Sumo Sacerdote. Cuando Él emprendió <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> nuestra<br />

re<strong>de</strong>nción, se puso los ropajes <strong>de</strong>l servicio, se adornó con los dones y <strong>la</strong>s gracias <strong>de</strong>l Espíritu, se ciñó<br />

con resolución para realizar <strong>la</strong> empresa, se encargó <strong>de</strong> todo el Israel espiritual <strong>de</strong> Dios, lo puso sobre<br />

su corazón, lo grabó en <strong>la</strong> palma <strong>de</strong> sus manos, y lo presentó a su Padre. Y Él se coronó con santidad<br />

al Señor, consagrando toda su empresa completa al honor <strong>de</strong> <strong>la</strong> santidad <strong>de</strong> su Padre. —Los<br />

creyentes verda<strong>de</strong>ros son sacerdotes espirituales. El lino fino con que <strong>de</strong>be confeccionarse toda su<br />

ropa <strong>de</strong> servicio es <strong>la</strong>s acciones justas <strong>de</strong> los santos, Apocalipsis xix, 8.<br />

Vv. 32—43. El tabernáculo era tipo o emblema <strong>de</strong> Jesucristo. Así como el Altísimo habitaba<br />

visiblemente en el santuario, sobre el arca, así Él residió en <strong>la</strong> naturaleza humana y en el tabernáculo<br />

<strong>de</strong> su amado Hijo; en Cristo habita corporalmente toda <strong>la</strong> plenitud <strong>de</strong> <strong>la</strong> Deidad, Colosenses ii, 9. El<br />

tabernáculo era un símbolo <strong>de</strong> cada cristiano verda<strong>de</strong>ro. En el alma <strong>de</strong> todo seguidor verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>l<br />

Salvador, habita el Padre, el objeto <strong>de</strong> su adoración y autor <strong>de</strong> sus bendiciones. El tabernáculo<br />

también tipifica <strong>la</strong> iglesia <strong>de</strong>l Re<strong>de</strong>ntor. El más bajo y el más po<strong>de</strong>roso, por igual, son caros para el<br />

amor <strong>de</strong>l Padre, libremente ejercido por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe en Cristo. El tabernáculo era un tipo y<br />

emblema <strong>de</strong>l templo celestial, Apocalipsis xxi, 3. Entonces, ¡cuál será el esplendor <strong>de</strong> Su<br />

manifestación cuando sea quitada <strong>la</strong> nube y sus adoradores fieles lo vean como Él es!

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