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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 4—6. Los comienzos <strong>de</strong> <strong>la</strong>s misericordias nos animan a orar por su completación. Mientras<br />

estamos en este mundo habrá tema para orar, aunque estemos bastante provistos <strong>de</strong> temas <strong>de</strong><br />

a<strong>la</strong>banza. —Los santos sufrientes suelen llorar; ellos comparten <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida humana y<br />

corrientemente tienen una cuota mayor que los <strong>de</strong>más. Pero siembran con lágrimas; cumplen su<br />

<strong>de</strong>ber en un estado <strong>de</strong> aflicción. Llorar no <strong>de</strong>be estorbar <strong>la</strong> siembra; <strong>de</strong>bemos obtener bien <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

épocas <strong>de</strong> aflicción. Y los que siembran con lágrimas <strong>de</strong> santa tristeza, para el Espíritu, cosecharán<br />

vida eterna <strong>de</strong>l Espíritu, e indudablemente, esa será una grata cosecha. Bienaventurados los que<br />

lloran, porque ellos serán conso<strong>la</strong>dos para siempre. Cuando nos <strong>la</strong>mentamos por nuestros pecados, o<br />

sufrimos por amor a Cristo, estamos sembrando con lágrimas para cosechar con gozo. Y, acordaos<br />

que <strong>de</strong> Dios nadie se bur<strong>la</strong>; pues lo que el hombre sembrare, eso cosechará, Gá<strong>la</strong>tas vi, 7–9. Aquí, oh<br />

discípulo <strong>de</strong> Jesús, contemp<strong>la</strong> un emblema <strong>de</strong> tu presente trabajo y recompensa futura; viene el día<br />

en que cosecharás con gozo, abundante será tu cosecha y gran<strong>de</strong> será tu gozo en el Señor.<br />

SALMO CXXVII<br />

El valor <strong>de</strong> <strong>la</strong> bendición divina.<br />

Siempre miremos <strong>la</strong> provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios. En todos los asuntos y negocios <strong>de</strong> una familia, <strong>de</strong>bemos<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su bendición. —1. Para criar una familia. Si Dios no fuera reconocido, no tenemos<br />

razón para esperar su bendición; y los p<strong>la</strong>nes mejor hechos fracasan a menos que Él los corone con<br />

éxito. —2. Para <strong>la</strong> seguridad <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia o <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad. Si Jehová no guardare <strong>la</strong> ciudad, en vano<br />

ve<strong>la</strong> <strong>la</strong> guardia, aunque no duerman ni se adormezcan; <strong>la</strong> maldad pue<strong>de</strong> irrumpir, sin que se pueda<br />

prevenir al <strong>de</strong>scubrir<strong>la</strong> prematuramente. —3. Para enriquecer <strong>la</strong> familia. Algunos están tan ansiosos<br />

<strong>de</strong>l mundo que están continuamente llenos <strong>de</strong> afán, lo que amarga su bienestar y hace <strong>de</strong> su vida una<br />

carga. Todo esto es para obtener dinero; pero todo es en vano, salvo que Dios los prospere; mientras<br />

los que aman al Señor, usando <strong>la</strong> <strong>de</strong>bida diligencia en sus acciones lícitas, y echando toda su<br />

ansiedad sobre Él, tienen el éxito necesario sin incomoda<strong>de</strong>s ni vejaciones. Nuestro afán <strong>de</strong>be ser<br />

mantenernos en el amor <strong>de</strong> Dios; entonces estamos cómodos, tengamos mucho o poco <strong>de</strong> este<br />

mundo. Pero <strong>de</strong>bemos usar diligentemente los medios apropiados. —Los hijos son dádivas <strong>de</strong> Dios,<br />

una herencia, una recompensa y tienen que ser contados como bendiciones, no como cargas: el que<br />

envía bocas, enviará el pan si confiamos en Él. Son un gran apoyo y <strong>de</strong>fensa para una familia. Los<br />

hijos que son jóvenes pue<strong>de</strong>n ser dirigidos rectamente a <strong>la</strong> meta, <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> Dios y el servicio <strong>de</strong> su<br />

generación; pero cuando se han ido al mundo, son flechas que han salido <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano, es <strong>de</strong>masiado<br />

tar<strong>de</strong> para dirigir<strong>la</strong>s. Pero estas flechas en <strong>la</strong> mano resultan, con <strong>de</strong>masiada frecuencia, ser flechas en<br />

el corazón, una pena para los padres piadosos. No obstante, si se les educa conforme a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong><br />

Dios, generalmente resultan ser <strong>la</strong> mejor <strong>de</strong>fensa en los años <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>ca<strong>de</strong>ncia, recordando sus<br />

obligaciones para con sus padres, y cuidándolos en <strong>la</strong> vejez. —Todos los consuelos terrenales son<br />

inciertos, pero el Señor conso<strong>la</strong>rá y ben<strong>de</strong>cirá con toda seguridad a los que le sirven; y quienes<br />

procuran <strong>la</strong> conversión <strong>de</strong> los pecadores encontrarán que sus hijos espirituales son su gozo y corona<br />

en el día <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

SALMO CXXVIII<br />

Las bendiciones <strong>de</strong> los que temen a Dios.

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