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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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pue<strong>de</strong>n ver<strong>la</strong>; o es una maldición lenta y no obra pronto; pero los pecadores están reservados por el<strong>la</strong><br />

para el día <strong>de</strong> <strong>la</strong> ira. Canaán tiene aquí una tierra mejor que Sem o Jafet y, sin embargo, ellos tienen<br />

mejor suerte pues heredan <strong>la</strong> bendición. —Abram y su simiente, el pueblo <strong>de</strong>l pacto <strong>de</strong> Dios,<br />

<strong>de</strong>scendieron <strong>de</strong> Heber, y por él fueron l<strong>la</strong>mados hebreos. Cuanto mejor es ser como Heber, el padre<br />

<strong>de</strong> una familia <strong>de</strong> hombres santos y honestos que ser el padre <strong>de</strong> una familia <strong>de</strong> cazadores <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r,<br />

<strong>de</strong> riquezas mundanas o <strong>de</strong> vanida<strong>de</strong>s. La bondad es <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra gran<strong>de</strong>za.<br />

CAPÍTULO XI<br />

Versículos 1—4. Un lenguaje en el mundo—La construcción <strong>de</strong> Babel. 5—9. La confusión <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

lenguas—Dispersión <strong>de</strong> los constructores <strong>de</strong> Babel. 10—26. Los <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> Sem. 27—32.<br />

Taré, el padre <strong>de</strong> Abram, abuelo <strong>de</strong> Lot—viaje a Harán.<br />

Vv. 1—4. ¡Con cuánta prontitud se olvidan los hombres <strong>de</strong> los juicios más graves y vuelven a sus<br />

crímenes anteriores! Aunque <strong>la</strong> <strong>de</strong>vastación <strong>de</strong>l diluvio estaba <strong>de</strong><strong>la</strong>nte <strong>de</strong> sus ojos, aunque surgieron<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> simiente <strong>de</strong>l justo Noé, aún durante su vida, <strong>la</strong> maldad aumenta en forma excesiva. Nada sino<br />

<strong>la</strong> gracia santificadora <strong>de</strong>l Espíritu Santo pue<strong>de</strong> quitar <strong>la</strong> lujuria pecaminosa <strong>de</strong> <strong>la</strong> voluntad humana y<br />

<strong>la</strong> <strong>de</strong>pravación <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>l hombre. —El propósito <strong>de</strong> Dios era que <strong>la</strong> humanidad formara<br />

muchas naciones y pob<strong>la</strong>ra toda <strong>la</strong> tierra. Despreciando <strong>la</strong> voluntad divina y contrariando el consejo<br />

<strong>de</strong> Noé, el grueso <strong>de</strong> <strong>la</strong> humanidad se unió para edificar una ciudad y una torre que les impidiera ser<br />

separados. Empezó <strong>la</strong> ido<strong>la</strong>tría y Babel llegó a ser una <strong>de</strong> sus principales se<strong>de</strong>s. Ellos se hicieron<br />

mutuamente más osados y resueltos. Aprendamos a estimu<strong>la</strong>rnos mutuamente al amor y a <strong>la</strong>s buenas<br />

obras, así como los pecadores se incitan y alientan unos a otros a <strong>la</strong>s ma<strong>la</strong>s obras.<br />

Vv. 5—9. He aquí una expresión a <strong>la</strong> manera <strong>de</strong> los hombres: ―Descendió Jehová para ver <strong>la</strong><br />

ciudad‖. Dios es justo y bueno en todo lo que hace contra el pecado y los pecadores y no con<strong>de</strong>na a<br />

nadie sin oírlo. El pío Heber no se encuentra en este grupo impío; pues él y los suyos son l<strong>la</strong>mados<br />

hijos <strong>de</strong> Dios; sus almas no se unieron a <strong>la</strong> asamblea <strong>de</strong> estos hijos <strong>de</strong> los hombres. Dios permitió<br />

que ellos llegaran a cierto punto para que <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> sus manos, <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cuales se prometían honra<br />

perdurable para sí mismos, resultasen para su reproche eterno. Dios tiene fines sabios y santos al<br />

permitir que los enemigos <strong>de</strong> su gloria ejecuten en gran medida sus malos proyectos y prosperen por<br />

<strong>la</strong>rgo tiempo. —Observe <strong>la</strong> sabiduría y misericordia <strong>de</strong> Dios en los métodos usados para <strong>de</strong>rrotar<br />

esta empresa. Y <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> Dios al no hacer el castigo igual a <strong>la</strong> ofensa; pues Él no nos trata<br />

conforme a nuestros pecados. La sabiduría <strong>de</strong> Dios, al establecer una forma segura <strong>de</strong> <strong>de</strong>tener sus<br />

procedimientos. Si no se podían enten<strong>de</strong>r entre sí, no podrían ayudarse uno a otro; esto apartaría <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> edificación. Dios tiene diversos medios, y eficaces, para frustrar y <strong>de</strong>rrotar los proyectos <strong>de</strong><br />

hombres orgullosos que se ponen en su contra y, en particu<strong>la</strong>r, los divi<strong>de</strong> entre ellos mismos. A pesar<br />

<strong>de</strong> su unidad y obstinación, Dios estaba por encima <strong>de</strong> ellos; ¿pues quién ha endurecido su corazón<br />

contra Él y ha prosperado? Su lenguaje fue confundido. Por ellos todos sufrimos hasta hoy todos los<br />

dolores y problemas necesarios para apren<strong>de</strong>r idiomas, todo ello por <strong>la</strong> rebeldía <strong>de</strong> nuestros<br />

antepasados <strong>de</strong> Babel. Y, ¡vaya!, cuántas <strong>de</strong>sdichadas disputas, peleas <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bras, surgen por<br />

enten<strong>de</strong>r mal unos <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong> otros, y, por todo lo que sabemos, se <strong>de</strong>ben a esta confusión <strong>de</strong><br />

lenguas. —Ellos <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> edificar <strong>la</strong> ciudad. La confusión <strong>de</strong> sus lenguas no sólo los incapacitó<br />

para ayudarse unos a otros sino que vieron <strong>la</strong> mano <strong>de</strong>l Señor contra ellos. Es sabiduría <strong>de</strong>jar algo en<br />

cuanto nos damos cuenta que Dios se opone a ello. Dios pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>struir y reducir a nada todas <strong>la</strong>s<br />

artes y <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> los constructores <strong>de</strong> Babel: no hay sabiduría ni consejo que pueda levantarse<br />

contra el Señor. —Los constructores se fueron conforme a sus familias y <strong>la</strong>s lenguas que hab<strong>la</strong>ban a<br />

los países y lugares asignados a ellos. Los hijos <strong>de</strong> los hombres nunca se volvieron a juntar, ni jamás

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