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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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eternidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> miseria que está ante los obstinados que rechazan a Cristo y su evangelio, po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>cir en verdad: Los juicios terrenales más gran<strong>de</strong>s sólo son principio <strong>de</strong> dolores. Consue<strong>la</strong> que<br />

algunos perseveren hasta el fin. —Nuestro Señor predice <strong>la</strong> predicación <strong>de</strong>l evangelio en todo el<br />

mundo. El fin <strong>de</strong>l mundo sólo vendrá cuando el evangelio haya hecho su obra. —Cristo anuncia <strong>la</strong><br />

ruina que sobrevendrá al pueblo judío; y lo que dice aquí, servirá a sus discípulos para su conducta y<br />

para consuelo. Si Dios abre una puerta <strong>de</strong> escape, <strong>de</strong>bemos escapar, <strong>de</strong> lo contrario no confiamos en<br />

Dios, sino lo tentamos. En tiempos <strong>de</strong> trastorno público correspon<strong>de</strong> a los discípulos <strong>de</strong> Cristo estar<br />

orando mucho: eso nunca es inoportuno, pero se vuelve especialmente oportuno cuando estamos<br />

angustiados por todos <strong>la</strong>dos. Aunque <strong>de</strong>bemos aceptar lo que Dios envíe, aún po<strong>de</strong>mos orar contra<br />

los sufrimientos; y algo que prueba mucho al hombre bueno es ser sacado por una obra <strong>de</strong> necesidad<br />

<strong>de</strong>l servicio y adoración solemnes <strong>de</strong> Dios en el día <strong>de</strong> reposo. Pero he aquí una pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> consuelo,<br />

que por amor a los elegidos esos días serán acortados en re<strong>la</strong>ción a lo que concibieron sus enemigos,<br />

que los hubieran cortados a todos, si Dios, que usó a esos enemigos para servir sus propósitos, no<br />

hubiera puesto límite a <strong>la</strong> ira <strong>de</strong> ellos. —Cristo anuncia <strong>la</strong> rápida difusión <strong>de</strong>l evangelio en el mundo.<br />

Es visto simplemente como el rayo. Cristo predicó abiertamente su evangelio. Los romanos eran<br />

como águi<strong>la</strong> y <strong>la</strong> insignia <strong>de</strong> sus ejércitos era el águi<strong>la</strong>. Cuando un pueblo, por su pecado, se hace<br />

como asquerosos esqueletos, nada pue<strong>de</strong> esperarse, sino que Dios envíe enemigos para <strong>de</strong>struirlo.<br />

Esto es muy aplicable al día <strong>de</strong>l juicio, <strong>la</strong> venida <strong>de</strong> nuestro Señor Jesucristo en ese día, 2<br />

Tesalonicenses ii, 1, 2. Pongamos diligencia para hacer segura nuestra elección y vocación; entonces<br />

podremos saber que ningún enemigo ni engañador prevalecerá contra nosotros.<br />

Vv. 29—41. Cristo predice su segunda venida. Es habitual que los profetas hablen <strong>de</strong> cosas<br />

cercanas y a <strong>la</strong> mano para expresar <strong>la</strong> gran<strong>de</strong>za y certidumbre <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. En cuanto a <strong>la</strong> segunda<br />

venida <strong>de</strong> Cristo, se anuncia que habrá un gran cambio para hacer nuevas todas <strong>la</strong>s cosas. Entonces<br />

verán al Hijo <strong>de</strong>l hombre que viene en <strong>la</strong> nubes. En su primera venida fue puesto como señal que<br />

sería contradicha, pero en su segunda venida, una señal que <strong>de</strong>be ser admirada. —Tar<strong>de</strong> o temprano,<br />

todos los pecadores se <strong>la</strong>mentarán, pero los pecadores arrepentidos miran a Cristo y se duelen <strong>de</strong><br />

manera santa; y los que siembran con lágrimas cosecharán con gozo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco. Los pecadores<br />

impenitentes verán a Aquel que traspasaron y, aunque ahora ríen, entonces <strong>la</strong>mentarán y llorarán con<br />

horror y <strong>de</strong>sesperación interminable. —Los elegidos <strong>de</strong> Dios están dispersos en todas partes; los hay<br />

en todas partes y en todas <strong>la</strong>s naciones, pero cuando llegue ese gran día <strong>de</strong> reunión no habrá uno solo<br />

<strong>de</strong> ellos que falte. La distancia <strong>de</strong>l lugar no <strong>de</strong>jará a nadie fuera <strong>de</strong>l cielo. Nuestro Señor <strong>de</strong>c<strong>la</strong>ra que<br />

los judíos nunca cesarán <strong>de</strong> ser un pueblo distinto hasta que se cump<strong>la</strong>n todas <strong>la</strong>s cosas que había<br />

predicho. Su profecía llega al día <strong>de</strong>l juicio final; por tanto, aquí, versículo 34, anuncia que Judá<br />

nunca <strong>de</strong>jará <strong>de</strong> existir como pueblo distinto, mientras dure este mundo. —Los hombres <strong>de</strong>l mundo<br />

complotan y p<strong>la</strong>nean <strong>de</strong> generación en generación, pero no p<strong>la</strong>nean con referencia al hecho más<br />

seguro <strong>de</strong> <strong>la</strong> segunda venida <strong>de</strong> Cristo, que se acerca sobrecogedor, el cual terminará con toda<br />

estratagema humana, y echará a un <strong>la</strong>do por siempre todo lo que Dios prohíbe. Ese será un día tan<br />

sorpresivo como el diluvio para el mundo antiguo. —Aplíquese esto, primero, a los juicios<br />

temporales, particu<strong>la</strong>rmente el que entonces llegaba apresuradamente a <strong>la</strong> nación y pueblo <strong>de</strong> los<br />

judíos. Segundo, al juicio eterno. Aquí Cristo muestra el estado <strong>de</strong>l mundo antiguo cuando llegó el<br />

diluvio; y ellos no creían. Si nosotros supiéramos correctamente que todas <strong>la</strong>s cosas terrenales <strong>de</strong>ben<br />

pasar <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> poco, no pondríamos nuestros ojos y nuestro corazón en el<strong>la</strong>s tanto como lo<br />

hacemos. ¡Qué pa<strong>la</strong>bras pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>scribir con más fuerza lo súbito <strong>de</strong> <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> nuestro Salvador!<br />

Los hombres estarán en sus respectivas ocupaciones y, repentinamente se manifestará el Señor <strong>de</strong><br />

gloria. Las mujeres estarán en sus tareas domésticas, pero en ese momento toda otra obra será <strong>de</strong>jada<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong>do, y todo corazón se volverá a<strong>de</strong>ntro y dirá, ¡es el Señor! ¿Estoy preparado para encontrarlo?<br />

¿Puedo estar ante Él? Y <strong>de</strong> hecho ¿qué es el día <strong>de</strong>l juicio para todo el mundo, si no el día <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

muerte <strong>de</strong> cada uno?

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