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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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pecado tienen muchos amos, sus lujurias los apresuran a ir por diferentes caminos; el orgullo manda<br />

una cosa, <strong>la</strong> codicia, otra. Así son odiosos, y merecen ser odiados. Desgracia <strong>de</strong> los pecadores es que<br />

se odien unos a otros, y <strong>de</strong>ber y dicha <strong>de</strong> los santos es amarse los unos a los otros. Somos librados <strong>de</strong><br />

nuestro estado miserable sólo por <strong>la</strong> misericordia y <strong>la</strong> libre gracia <strong>de</strong> Dios, el mérito y los<br />

sufrimientos <strong>de</strong> Cristo, y <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> su Espíritu. —Dios Padre es Dios nuestro Salvador. Él es <strong>la</strong><br />

fuente <strong>de</strong> <strong>la</strong> cual fluye el Espíritu Santo para enseñar, regenerar y salvar a sus criaturas caídas; y esta<br />

bendición llega a <strong>la</strong> humanidad por medio <strong>de</strong> Cristo. El brote y el surgimiento <strong>de</strong> ellos son <strong>la</strong> bondad<br />

y el amor <strong>de</strong> Dios al hombre. El amor y <strong>la</strong> gracia tienen gran po<strong>de</strong>r, por medio <strong>de</strong>l Espíritu, para<br />

cambiar y volver el corazón a Dios. Las obras <strong>de</strong>ben estar en el salvado, pero no son <strong>la</strong> causa <strong>de</strong> su<br />

salvación. Obra un nuevo principio <strong>de</strong> gracia y santidad, que cambia, gobierna y hace nueva criatura<br />

al hombre. La mayoría preten<strong>de</strong> que al final tendrá el cielo, aunque ahora no les importa <strong>la</strong> santidad:<br />

ellos quieren el final sin el comienzo. He aquí el signo y sello externo <strong>de</strong> ello en el bautismo,<br />

l<strong>la</strong>mado el <strong>la</strong>vamiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> regeneración. La obra es interior y espiritual; es significada y sel<strong>la</strong>da<br />

exteriormente en esta or<strong>de</strong>nanza. No se reste importancia al signo y sello exterior; pero no<br />

<strong>de</strong>scanséis en el <strong>la</strong>vamiento exterior, pero busca <strong>la</strong> respuesta <strong>de</strong> una buena conciencia, sin <strong>la</strong> cual el<br />

<strong>la</strong>vado externo no sirve <strong>de</strong> nada. El que obra en el interior es el Espíritu <strong>de</strong> Dios; es <strong>la</strong> renovación <strong>de</strong>l<br />

Espíritu Santo. Por Él mortificamos el pecado, cumplimos el <strong>de</strong>ber, andamos en los caminos <strong>de</strong><br />

Dios; toda <strong>la</strong> obra <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida divina en nosotros, los frutos <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia afuera, son por este Espíritu<br />

bendito y santo. El Espíritu y sus dones y gracias salvadoras vienen por medio <strong>de</strong> Cristo, como<br />

Salvador, cuya empresa y obra es llevar a los hombres a <strong>la</strong> gracia y <strong>la</strong> gloria. La justificación, en el<br />

sentido <strong>de</strong>l evangelio, es el perdón gratuito <strong>de</strong>l pecador; aceptarlo como justo por <strong>la</strong> justicia <strong>de</strong><br />

Cristo recibida por fe. Dios es bueno con el pecador cuando lo justifica según el evangelio, pero es<br />

justo consigo mismo y con su ley. Como el perdón es por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia perfecta, y Cristo<br />

satisface <strong>la</strong> justicia, esta no pue<strong>de</strong> ser merecida por el pecador mismo. La vida eterna se presenta<br />

ante nosotros en <strong>la</strong> promesa; el Espíritu produce <strong>la</strong> fe en nosotros y <strong>la</strong> esperanza <strong>de</strong> esa vida; <strong>la</strong> fe y<br />

<strong>la</strong> esperanza <strong>la</strong> acercan y llenan <strong>de</strong> gozo por <strong>la</strong> expectativa <strong>de</strong> el<strong>la</strong>.<br />

Vv. 8—11. Cuando se ha <strong>de</strong>c<strong>la</strong>rado <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios para con <strong>la</strong> humanidad, se insta <strong>la</strong><br />

necesidad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s buenas obras. Los que creen en Dios <strong>de</strong>ben cuidar <strong>de</strong> mantener <strong>la</strong>s buenas obras,<br />

buscando oportunida<strong>de</strong>s para hacer<strong>la</strong>s, influidos por el amor y <strong>la</strong> gratitud. Hay que evitar <strong>la</strong>s<br />

cuestiones necias y vanas, <strong>la</strong>s distinciones sutiles y <strong>la</strong>s preguntas vanas; tampoco <strong>de</strong>be <strong>la</strong> gente<br />

<strong>de</strong>sear lo novedoso, sino amar <strong>la</strong> sana doctrina que tien<strong>de</strong> mayormente a edificar. Aunque ahora<br />

pensemos que algunos pecados son leves y pequeños, si el Señor <strong>de</strong>spierta <strong>la</strong> conciencia, sentiremos<br />

que aun el menor pesa mucho en nuestras almas.<br />

Vv. 12—15. El cristianismo no es una profesión infructuosa, y quienes lo profesan <strong>de</strong>ben estar<br />

llenos <strong>de</strong> los frutos <strong>de</strong> justicia que son por Jesucristo, para <strong>la</strong> gloria y a<strong>la</strong>banza <strong>de</strong> Dios. Deben hacer<br />

el bien y mantenerse lejos <strong>de</strong>l mal. Que los ‗nuestros‘ tengan <strong>la</strong>bores y ocupaciones honestas para<br />

proveer para sí mismos y para sus familias. El cristianismo obliga a todos a buscar algún trabajo y<br />

vocación honesta, y en ellos, permanecer con Dios. —El apóstol termina con expresiones <strong>de</strong><br />

consi<strong>de</strong>ración amable y una oración ferviente. La gracia sea con todos vosotros; el amor y el favor<br />

<strong>de</strong> Dios, con sus frutos y efectos, para los casos <strong>de</strong> necesidad; y abun<strong>de</strong>n en ellos en sus almas cada<br />

vez más. Este es el <strong>de</strong>seo y <strong>la</strong> oración <strong>de</strong>l apóstol que muestra su afecto por ellos, y su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> bien<br />

para ellos, y quiere que sea el medio <strong>de</strong> obtener y traigan sobre sí, lo pedido. La gracia es <strong>la</strong> cosa<br />

principal que se <strong>de</strong>be <strong>de</strong>sear y rogar orando, con respecto a nosotros o al prójimo; es ―todo bien‖.

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