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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 1—10. Los impíos poco ven <strong>de</strong> <strong>la</strong>s consecuencias <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>litos cuando los perpetran, pero<br />

<strong>de</strong>ben rendir cuentas por todo. Judas reconoció <strong>de</strong> <strong>la</strong> manera más completa ante los principales<br />

sacerdotes que él había pecado y traicionado a una persona inocente. Este fue un testimonio total <strong>de</strong>l<br />

carácter <strong>de</strong> Cristo; pero los gobernantes estaban endurecidos. Judas se fue, tirando al suelo el dinero,<br />

y se ahorcó por ser incapaz <strong>de</strong> soportar el terror <strong>de</strong> <strong>la</strong> ira divina, y <strong>la</strong> angustia <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>de</strong>sesperación.<br />

Poca duda cabe <strong>de</strong> que <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> Judas fue anterior a <strong>la</strong> <strong>de</strong> nuestro bendito Señor. —Pero, ¿fue<br />

nada para ellos haber tenido sed <strong>de</strong> esta sangre, y haber contratado a Judas para traicionarlo, y que <strong>la</strong><br />

hubieran con<strong>de</strong>nado a ser <strong>de</strong>rramada injustamente? Así hacen los necios que se bur<strong>la</strong>n <strong>de</strong>l pecado.<br />

Así hacen muchos que toman a <strong>la</strong> ligera a Cristo crucificado. Y es caso corriente <strong>de</strong> lo engañoso <strong>de</strong><br />

nuestros corazones tomar a <strong>la</strong> ligera nuestro propio pecado insistiendo en los pecados <strong>de</strong>l prójimo.<br />

Pero el juicio <strong>de</strong> Dios es según verdad. —Muchos aplican este pasaje <strong>de</strong> <strong>la</strong> compra <strong>de</strong>l campo con el<br />

dinero que Judas <strong>de</strong>volvió para significar el favor concebido por <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> Cristo para con los<br />

extraños y los pecadores gentiles. Eso cumplió una profecía, Zacarías xi, 12. —Judas avanzó mucho<br />

en el arrepentimiento, pero no fue para salvación. Confesó, pero no a Dios; él no acudió a Él y dijo:<br />

Padre he pecado contra el cielo. Nadie se satisfaga con <strong>la</strong>s convicciones parciales que pueda tener un<br />

hombre, si sigue lleno <strong>de</strong> orgullo, enemistad y rebeldía.<br />

Vv. 11—25. No teniendo maldad contra Jesús, Pi<strong>la</strong>to le instó a ac<strong>la</strong>rar <strong>la</strong>s cosas, y se esforzó por<br />

<strong>de</strong>c<strong>la</strong>rarlo sin culpa. El mensaje <strong>de</strong> su esposa fue una advertencia. Dios tiene muchas maneras <strong>de</strong><br />

advertir a los pecadores sobre sus empresas pecaminosas, siendo una gran misericordia tener tales<br />

restricciones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> <strong>la</strong> Provi<strong>de</strong>ncia, <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> amigos fieles y <strong>de</strong> nuestras propias conciencias.<br />

¡Oh, no hagas esta cosa abominable que el Señor odia! Es algo que po<strong>de</strong>mos oír que se nos dice<br />

cuando estamos entrando en tentación, si queremos consi<strong>de</strong>rarlo. —Siendo dominado por los<br />

sacerdotes, el pueblo optó por Barrabás. Las multitu<strong>de</strong>s que eligen al mundo más que a Dios, como<br />

rey y porción <strong>de</strong> ellos, eligen así su propio engaño. Los judíos insistían tanto en <strong>la</strong> muerte <strong>de</strong> Cristo<br />

que Pi<strong>la</strong>to pensó que rehusar sería peligroso, y esta lucha muestra el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> <strong>la</strong> conciencia aun en<br />

los peores hombres. Pero todo estaba or<strong>de</strong>nado para <strong>de</strong>jar en evi<strong>de</strong>ncia que Cristo sufrió no por<br />

faltas propias sino por los pecados <strong>de</strong> su pueblo. ¡Qué vano fue que Pi<strong>la</strong>to esperara librarse <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

culpa <strong>de</strong> <strong>la</strong> sangre inocente <strong>de</strong> una persona justa, a <strong>la</strong> cual estaba obligado a proteger por su oficio!<br />

—La maldición <strong>de</strong> los judíos contra ellos mismos ha sido espantosamente contestada en los<br />

sufrimientos <strong>de</strong> su nación. Nadie pue<strong>de</strong> llevar el pecado <strong>de</strong> otros salvo aquel que no tenía pecado<br />

propio por el cual respon<strong>de</strong>r. ¿Y no estamos todos interesados? ¿No fue Barrabás preferido a Jesús<br />

cuando los pecadores rechazaron <strong>la</strong> salvación para conservar sus amados pecados, que roban su<br />

gloria a Dios, y asesinan <strong>la</strong>s almas <strong>de</strong> ellos? Ahora <strong>la</strong> sangre <strong>de</strong> Cristo está sobre nosotros, para<br />

siempre por medio <strong>de</strong> <strong>la</strong> misericordia, dado que los judíos <strong>la</strong> rechazaron. ¡Oh, huyamos a el<strong>la</strong> para<br />

refugiarnos!<br />

Vv. 26—30. La crucifixión era una muerte empleada sólo por los romanos; muy terrible y<br />

miserable. Se ponía en el suelo <strong>la</strong> cruz, a <strong>la</strong> cual se c<strong>la</strong>vaban manos y pies, entonces <strong>la</strong> levantaban y<br />

afirmaban en forma vertical, <strong>de</strong> modo que el peso <strong>de</strong>l cuerpo colgara <strong>de</strong> los c<strong>la</strong>vos hasta que el<br />

sufriente muriera con tremendo dolor. Cristo correspon<strong>de</strong> así al tipo <strong>de</strong> <strong>la</strong> serpiente <strong>de</strong> bronce<br />

levantada en el palo <strong>de</strong>l estandarte. Cristo pasó por toda <strong>la</strong> miseria y vergüenza aquí re<strong>la</strong>tada para<br />

adquirir para nosotros vida eterna, gozo y gloria.<br />

Vv. 31—34. Cristo fue llevado como Cor<strong>de</strong>ro al mata<strong>de</strong>ro, como Sacrificio al altar. Hasta <strong>la</strong>s<br />

misericordias <strong>de</strong> los impíos son realmente crueles. Quitándole <strong>la</strong> cruz, ellos obligaron a llevar<strong>la</strong> a un<br />

tal Simón. Prepáranos Señor para llevar <strong>la</strong> cruz que tú nos has asignado, para tomar<strong>la</strong> diariamente<br />

con júbilo, y seguirte. ¿Hubo alguna vez dolor como su dolor? Cuando contemp<strong>la</strong>mos su tipo <strong>de</strong><br />

muerte con que murió, en eso contemplemos con qué tipo <strong>de</strong> amor nos amó. Como si <strong>la</strong> muerte, una<br />

muerte tan dolorosa, no fuera suficiente, ellos agregaron varias cosas a su amargura y terror.

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