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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 14—17. En esta época Juan estaba preso; sus circunstancias, su carácter, y <strong>la</strong> naturaleza <strong>de</strong>l<br />

mensaje que fue enviado a dar, guió a los que estaban peculiarmente afectos a él, a realizar ayunos<br />

frecuentes. Cristo los refirió al testimonio que Juan da <strong>de</strong> Él, Juan iii, 29. Aunque no cabe duda <strong>de</strong><br />

que Jesús y sus discípulos vivieron en forma frugal y económica, sería impropio que sus discípulos<br />

ayunaran mientras tenían el consuelo <strong>de</strong> su presencia. Cuando está con ellos, todo está bien. La<br />

presencia <strong>de</strong>l sol hace el día, y su ausencia produce <strong>la</strong> noche. —Nuestro Señor les recuerda luego <strong>la</strong>s<br />

reg<strong>la</strong>s comunes <strong>de</strong> <strong>la</strong> pru<strong>de</strong>ncia. No se acostumbraba tomar un pedazo <strong>de</strong> te<strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong>na cruda, que<br />

nunca había sido preparada, para coser<strong>la</strong> a un traje viejo, porque no se uniría bien con el ropaje viejo<br />

y suave, sino que lo <strong>de</strong>sgarraría aún más, y <strong>la</strong> rasgadura sería peor. Ni tampoco los hombres echaban<br />

vino nuevo en odres viejos, que iban a podrirse y se reventarían por <strong>la</strong> fermentación <strong>de</strong>l vino; al<br />

poner el vino nuevo en odres nuevos y fuertes, ambos serían preservados. Se requiere gran pru<strong>de</strong>ncia<br />

y caute<strong>la</strong> para que los nuevos convertidos no reciban i<strong>de</strong>as sombrías y prohibitorias <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong><br />

nuestro Señor; antes bien serán estimu<strong>la</strong>dos en los <strong>de</strong>beres a medida que sean capaces <strong>de</strong> soportarlos.<br />

Vv. 18—26. La muerte <strong>de</strong> nuestros familiares <strong>de</strong>be llevarnos a Cristo que es nuestra vida. Gran<br />

honor para los reyes más gran<strong>de</strong>s es esperar en el Señor; y los que reciban misericordia <strong>de</strong> Cristo<br />

<strong>de</strong>ben honrarle. La variedad <strong>de</strong> métodos que Cristo usó para hacer sus mi<strong>la</strong>gros quizá se <strong>de</strong>bió a <strong>la</strong>s<br />

diferentes disposiciones mentales y temperamentos con que venían los que a Él acudían; todo esto lo<br />

conocía perfectamente Aquel que escudriña los corazones. —Una pobre mujer apeló a Cristo y<br />

recibió <strong>de</strong> Él misericordia, al pasar por el camino. Si sólo tocásemos, como si así fuera, el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> túnica <strong>de</strong> Cristo por fe viva, serán sanados nuestros peores males; no hay otra cura verda<strong>de</strong>ra ni<br />

tenemos que temer que sepa cosas que son dolor y carga para nosotros, y que no <strong>la</strong>s contaríamos a<br />

ningún amigo terrenal. —Cuando Cristo entró a <strong>la</strong> casa <strong>de</strong>l hombre principal dijo: Apartaos. A<br />

veces, cuando prevalece el dolor <strong>de</strong>l mundo, es difícil que entren Cristo y sus conso<strong>la</strong>ciones. La hija<br />

<strong>de</strong>l principal estaba realmente muerta, pero no para Cristo. La muerte <strong>de</strong>l justo, <strong>de</strong> manera especial,<br />

<strong>de</strong>be ser consi<strong>de</strong>rada sólo un dormir. —Las pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong>s obras <strong>de</strong> Cristo pue<strong>de</strong>n no ser entendidas<br />

al comienzo, aunque por eso no <strong>de</strong>ben ser <strong>de</strong>spreciadas. La gente fue fortalecida. Los escarnecedores<br />

que se ríen <strong>de</strong> lo que no entien<strong>de</strong>n no son testigos apropiados <strong>de</strong> <strong>la</strong>s maravillosas obras <strong>de</strong> Cristo.<br />

Las almas muertas no son resucitadas a <strong>la</strong> vida espiritual, a menos que Cristo <strong>la</strong>s tome <strong>de</strong> <strong>la</strong> mano:<br />

está hecho en el día <strong>de</strong> su po<strong>de</strong>r. Si este solo caso en que Cristo resucitó a un muerto reciente,<br />

aumentó tanto su fama, ¡qué será su gloria cuando todos los que están en los sepulcros oigan su voz<br />

y salgan; los que hicieron bien a resurrección <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida, y los que hicieron mal, a resurrección <strong>de</strong><br />

con<strong>de</strong>nación!<br />

Vv. 27—31. En esa época los judíos esperaban que apareciera el Mesías; estos ciegos supieron y<br />

proc<strong>la</strong>maron en <strong>la</strong>s calles <strong>de</strong> Capernaum que había venido, y que era Jesús. Los que, por <strong>la</strong><br />

provi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios, han perdido <strong>la</strong> vista física, por gracia <strong>de</strong> Dios, pue<strong>de</strong>n tener plenamente<br />

iluminados los ojos <strong>de</strong> su entendimiento. Sean <strong>la</strong>s que sean nuestras necesida<strong>de</strong>s y cargas, no<br />

necesitamos más provisión y apoyo que participar en <strong>la</strong> misericordia <strong>de</strong> nuestro Señor Jesús. En<br />

Cristo hay suficiente para todos. —Ellos lo siguieron gritando en voz alta. Iba a probar su fe, y nos<br />

enseñaría a orar siempre y no <strong>de</strong>smayar, aunque <strong>la</strong> respuesta no llegue <strong>de</strong> inmediato. Ellos siguieron<br />

a Cristo y lo siguieron c<strong>la</strong>mando, pero <strong>la</strong> gran pregunta es: ¿Crees tú? La naturaleza pue<strong>de</strong> hacernos<br />

fervorosos, pero es sólo <strong>la</strong> gracia <strong>la</strong> que pue<strong>de</strong> obrar <strong>la</strong> fe. —Cristo tocó sus ojos. Él da vista a <strong>la</strong>s<br />

almas ciegas por el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> su gracia que va unida a su pa<strong>la</strong>bra, e imparte <strong>la</strong> cura sobre <strong>la</strong> fe <strong>de</strong><br />

ellos. Los que ape<strong>la</strong>n a Jesucristo serán tratados, no conforme a sus fantasías ni a su profesión, sino<br />

conforme a su fe. —A veces Cristo ocultaba sus mi<strong>la</strong>gros porque no quería dar pie al engaño que<br />

prevalecía entre los judíos <strong>de</strong> que su Mesías sería un príncipe temporal, y así, dar ocasión a que el<br />

pueblo intentara tumultos y sediciones.

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