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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Habiendo resultado malos conso<strong>la</strong>dores sus amigos, Job se contenta con <strong>la</strong> expectativa <strong>de</strong>l cambio.<br />

Si nuestros pecados son perdonados y nuestros corazones renovados para santidad, el cielo será el<br />

reposo <strong>de</strong> nuestras almas, mientras nuestros cuerpos estén en <strong>la</strong> tumba a salvo <strong>de</strong> <strong>la</strong> maldad <strong>de</strong><br />

nuestros enemigos, sin sentir más el dolor <strong>de</strong> nuestras corrupciones o <strong>de</strong> nuestras correcciones.<br />

Vv. 16—22. La fe y <strong>la</strong> esperanza <strong>de</strong> Job hab<strong>la</strong>ron, y <strong>la</strong> gracia pareció revivir, pero volvió a<br />

prevalecer <strong>la</strong> <strong>de</strong>pravación. Representa a Dios como exagerando <strong>la</strong>s cosas contra él. El Señor <strong>de</strong>be<br />

prevalecer contra todos los que contiendan con Él. Dios pue<strong>de</strong> enviar enfermedad y dolor, po<strong>de</strong>mos<br />

per<strong>de</strong>r todas nuestras conso<strong>la</strong>ciones en quienes nos son cercanos y amados, toda esperanza <strong>de</strong><br />

felicidad terrenal pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong>struida, pero Dios recibirá al creyente en los ámbitos <strong>de</strong> <strong>la</strong> felicidad<br />

eterna. Pero ¡qué cambio espera al incrédulo próspero! ¿Cómo respon<strong>de</strong>rá cuando Dios lo l<strong>la</strong>me a su<br />

tribunal? El Señor está aún en el trono <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia, dispuesto a mostrar su bondad. ¡Oh, qué los<br />

pecadores sean sabios, que consi<strong>de</strong>ren su <strong>de</strong>finitivo fin! —El hombre tendrá dolores mientras <strong>la</strong><br />

carne esté en él, esto es, el cuerpo que se niega a someter; <strong>la</strong>mentará mientras su alma esté <strong>de</strong>ntro<br />

suyo, esto es, el espíritu al cual no quiere renunciar. El trabajo <strong>de</strong> morir es trabajo duro; los dolores<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte a menudo son terribles. Necedad es que el hombre postergue el arrepentimiento hasta el<br />

lecho <strong>de</strong> muerte, y tenga que hacer lo único que es necesario, cuando está impedido <strong>de</strong> hacer algo.<br />

CAPÍTULO XV<br />

Versículos 1—16. Elifaz repren<strong>de</strong> a Job. 17—35. La inquietud <strong>de</strong> los hombres impíos.<br />

Vv. 1—16. Elifaz empieza un segundo ataque a Job en lugar <strong>de</strong> ab<strong>la</strong>ndarse con sus quejas. Acusa<br />

injustamente a Job <strong>de</strong> abandonar el temor <strong>de</strong> Dios y toda consi<strong>de</strong>ración hacia Él, y <strong>de</strong> reprimir <strong>la</strong><br />

oración. Fíjese en que se resume <strong>la</strong> religión: temer a Dios y orar a Él; siendo lo primero el principio<br />

más necesario; lo último, <strong>la</strong> costumbre más necesaria. —Elifaz acusa a Job <strong>de</strong> engañarse a sí mismo.<br />

Lo acusa <strong>de</strong> <strong>de</strong>spreciar los consejos y consuelos dados por sus amigos. Somos buenos para pensar<br />

que lo que nosotros <strong>de</strong>cimos es lo importante, cuando los <strong>de</strong>más lo consi<strong>de</strong>ran poca cosa con toda<br />

razón. Él lo acusa <strong>de</strong> oponerse a Dios. Elifaz no <strong>de</strong>biera haber interpretado duramente <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras <strong>de</strong><br />

uno bien conocido por piadoso y que, ahora, está en tentación. C<strong>la</strong>ro que estos polemistas estaban<br />

profundamente convencidos <strong>de</strong> <strong>la</strong> doctrina <strong>de</strong>l pecado original y <strong>la</strong> <strong>de</strong>pravación total <strong>de</strong> <strong>la</strong> naturaleza<br />

humana. ¿No <strong>de</strong>beremos admirar <strong>la</strong> paciencia <strong>de</strong> Dios para soportarnos, y aún más, Su amor por<br />

nosotros en <strong>la</strong> re<strong>de</strong>nción <strong>de</strong> Cristo Jesús, Su amado Hijo?<br />

Vv. 17—35. Elifaz sostiene que los malos son ciertamente <strong>de</strong>sgraciados: <strong>de</strong> lo cual inferirá que<br />

los <strong>de</strong>sgraciados son ciertamente malos y, por tanto, Job lo era. Pero <strong>de</strong>bido a que mucho pueblo <strong>de</strong><br />

Dios ha prosperado en este mundo no significa, por tanto, que aquellos iracundos y empobrecidos,<br />

como Job, no sean pueblo <strong>de</strong> Dios. Elifaz también seña<strong>la</strong> que <strong>la</strong> gente ma<strong>la</strong>, en particu<strong>la</strong>r los<br />

opresores, están sujetos a terror continuo, viven muy incómodamente y perecen muy<br />

miserablemente. —¿La prosperidad <strong>de</strong> los pecadores presuntuosos terminará miserablemente como<br />

se <strong>de</strong>scribe aquí? Entonces, que <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s que caen sobre los <strong>de</strong>más, sean advertencias para<br />

nosotros. Aunque en el presente ninguna disciplina parece ser motivo <strong>de</strong> gozo, sino penosa, <strong>de</strong>spués<br />

produce, no obstante, los frutos apacibles <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia en aquellos ejercitados por el<strong>la</strong>. Ninguna<br />

ca<strong>la</strong>midad, ningún trastorno, por duro y severo que sea, pue<strong>de</strong> quitar <strong>de</strong> Su favor a un seguidor <strong>de</strong>l<br />

Señor ¿Qué lo separará <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Cristo?

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