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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 1—5. Cuando po<strong>de</strong>mos a<strong>la</strong>bar a Dios con todo nuestro corazón no tenemos que indisponernos<br />

para que todo el mundo sea testigo <strong>de</strong> nuestra gratitud y gozo en Él. Los que confían en su<br />

benignidad y verdad por medio <strong>de</strong> Jesucristo, siempre lo hal<strong>la</strong>rán fiel a su pa<strong>la</strong>bra. Si no escatimó a<br />

su propio Hijo, ¿no nos dará con Él generosamente todas <strong>la</strong>s cosas? Si Dios nos da fortaleza en<br />

nuestra alma para soportar <strong>la</strong>s cargas, resistir <strong>la</strong>s tentaciones y cumplir los <strong>de</strong>beres <strong>de</strong> un estado <strong>de</strong><br />

aflicción, si nos fortalece para aferrarnos a Él por fe, y esperar con paciencia los acontecimientos,<br />

estamos obligados a ser agra<strong>de</strong>cidos.<br />

Vv. 6—8. Aunque el Señor es alto, tiene respeto por todo pecador bajo y abatido; pero el<br />

orgulloso e incrédulo será echado <strong>de</strong> su bendita presencia. Los consuelos divinos tienen suficiente en<br />

sí para revivirnos, aunque an<strong>de</strong>mos en medio <strong>de</strong> problemas. Y Dios salvará a su pueblo, para que sea<br />

revivido por el Espíritu Santo, el Dador <strong>de</strong> vida y santidad. —Si damos a Dios <strong>la</strong> gloria por su<br />

misericordia, po<strong>de</strong>mos recibir el consuelo. Esta confianza no eliminará, antes bien reavivará <strong>la</strong><br />

oración. Lo bueno que hay en nosotros es Dios, que obra en nosotros así el querer como el hacer. El<br />

Señor perfeccionará <strong>la</strong> salvación <strong>de</strong> todo creyente verda<strong>de</strong>ro y nunca abandonará a los que ha creado<br />

en Cristo Jesús para buenas obras.<br />

SALMO CXXXIX<br />

Versículos 1—6. Dios sabe todas <strong>la</strong>s cosas. 7—16. Está presente por doquier. 17—24. El odio <strong>de</strong>l<br />

salmista por el pecado, y el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ser dirigido rectamente.<br />

Vv. 1—6. Dios tiene un conocimiento perfecto <strong>de</strong> nosotros, y todos nuestros pensamientos y<br />

acciones están abiertos ante Él. Más provechoso es meditar en <strong>la</strong>s verda<strong>de</strong>s divinas aplicándo<strong>la</strong>s a<br />

nuestros propios casos, con el corazón elevado a Dios en oración, que con un enfoque mental <strong>de</strong><br />

curiosidad o <strong>de</strong> <strong>de</strong>bate. Que Dios sabe todas <strong>la</strong>s cosas, es omnisciente y que esté por doquier, es<br />

omnipresente, ambas son verda<strong>de</strong>s reconocidas por todos, pero rara vez creídas correctamente por <strong>la</strong><br />

humanidad. Dios lleva <strong>la</strong> cuenta estricta <strong>de</strong> cada paso que damos, <strong>de</strong> cada paso bueno y cada paso<br />

malo. Él sabe por qué reg<strong>la</strong> andamos, hacia cuál finalidad nos encaminamos, con qué compañía<br />

andamos. Cuando soy separado <strong>de</strong> toda compañía, tú sabes lo que tengo en mi corazón. No hay<br />

pa<strong>la</strong>bra vana, ni pa<strong>la</strong>bra buena en mí sin que sepas qué origen tuvo en mis pensamientos, y con qué<br />

intención fue dicha. Don<strong>de</strong>quiera estemos, estamos bajo el ojo y <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> Dios. No po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>scubrir cómo Dios nos escudriña; no conocemos cómo somos conocidos. Tales pensamientos<br />

<strong>de</strong>bieran evitarnos el pecar.<br />

Vv. 7—16. No po<strong>de</strong>mos ver a Dios, pero Él pue<strong>de</strong> vernos. El salmista no <strong>de</strong>sea irse <strong>de</strong>l Señor.<br />

¿Adón<strong>de</strong> puedo ir? En los rincones más distantes <strong>de</strong>l mundo, en el cielo o en el infierno, no puedo<br />

escapar <strong>de</strong> tu alcance. Ningún velo pue<strong>de</strong> taparnos <strong>de</strong> Dios; ni siquiera <strong>la</strong> oscuridad más <strong>de</strong>nsa.<br />

Ningún disfraz pue<strong>de</strong> salvar a una persona, o evitar que un hecho sea visto a <strong>la</strong> verda<strong>de</strong>ra luz por Él.<br />

Los acosos secretos <strong>de</strong>l pecado son tan abiertos ante Dios como <strong>la</strong>s vil<strong>la</strong>nías más francas. Por otro<br />

<strong>la</strong>do, el creyente no pue<strong>de</strong> ser quitado <strong>de</strong> <strong>la</strong> presencia conso<strong>la</strong>dora y sostenedora <strong>de</strong> su Amigo<br />

Omnipotente. Si el perseguidor le quita <strong>la</strong> vida, su alma ascen<strong>de</strong>rá muy presta al cielo. La tumba no<br />

pue<strong>de</strong> separar su cuerpo <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> su Salvador, que lo levantará como cuerpo glorioso. Ninguna<br />

circunstancia externa pue<strong>de</strong> separarlo <strong>de</strong> su Señor. Mientras esté en <strong>la</strong> senda <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, pue<strong>de</strong> estar<br />

feliz en cualquier situación por el ejercicio <strong>de</strong> <strong>la</strong> fe, <strong>la</strong> esperanza y <strong>la</strong> oración.<br />

Vv. 17—24. Los consejos <strong>de</strong> Dios acerca <strong>de</strong> nosotros y <strong>de</strong> nuestro bienestar son profundos,<br />

tanto, que no pue<strong>de</strong>n ser conocidos. No po<strong>de</strong>mos pensar cuántas misericordias hemos recibido <strong>de</strong> Él.

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