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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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nada hay en nuestros sufrimientos que pueda ser mérito ante Dios, pero Dios verá que quienes<br />

pier<strong>de</strong>n por Él, aun <strong>la</strong> misma vida, no pierdan finalmente por causa <strong>de</strong> Él. —¡Bendito Jesús, cuán<br />

diferentes son tus máximas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> este mundo! Ellos l<strong>la</strong>man dichoso al orgulloso,<br />

y admiran al alegre, al rico, al po<strong>de</strong>roso y al victorioso. Alcancemos nosotros misericordia <strong>de</strong>l Señor;<br />

que podamos ser reconocidos como sus hijos, y here<strong>de</strong>mos el reino. Con estos <strong>de</strong>leites y esperanzas,<br />

po<strong>de</strong>mos dar <strong>la</strong> bienvenida con alegría a <strong>la</strong>s circunstancias bajas o dolorosas.<br />

Vv. 13—16. Vosotros sois <strong>la</strong> sal <strong>de</strong> <strong>la</strong> tierra. La humanidad, en <strong>la</strong> ignorancia y <strong>la</strong> maldad, era<br />

como un montón enorme, listo para podrirse, pero Cristo envió a sus discípulos, para sazonar<strong>la</strong>, por<br />

sus vidas y doctrinas, con el conocimiento y <strong>la</strong> gracia. Si no son como <strong>de</strong>bieran ser, son como sal<br />

que ha perdido su sabor. Si un hombre pue<strong>de</strong> adoptar <strong>la</strong> confesión <strong>de</strong> Cristo, y, sin embargo,<br />

permanecer sin gracia, ninguna otra doctrina, ningún otro medio lo hace provechoso. Nuestra luz<br />

<strong>de</strong>be bril<strong>la</strong>r haciendo buenas obras tales que los hombres puedan ver<strong>la</strong>s. Lo que haya entre Dios y<br />

nuestras almas <strong>de</strong>be ser guardado para nosotros mismos, pero lo que, <strong>de</strong> sí mismo, queda abierto a <strong>la</strong><br />

vista <strong>de</strong> los hombres, <strong>de</strong>bemos procurar que se conforme a nuestra profesión y que sea encomiable.<br />

Debemos apuntar a <strong>la</strong> gloria <strong>de</strong> Dios.<br />

Vv. 17—20. Que nadie suponga que Cristo permite que su pueblo juegue con cualquiera <strong>de</strong> los<br />

mandamientos <strong>de</strong> <strong>la</strong> santa ley <strong>de</strong> Dios. Ningún pecador participa <strong>de</strong> <strong>la</strong> justicia justificadora <strong>de</strong> Cristo<br />

hasta que se arrepiente <strong>de</strong> sus ma<strong>la</strong>s obras. La misericordia reve<strong>la</strong>da en el evangelio guía al creyente<br />

a un aborrecimiento <strong>de</strong> sí mismo aún más profundo. La ley es <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber <strong>de</strong>l cristiano, y éste<br />

se <strong>de</strong>leita en el<strong>la</strong>. Si alguien que preten<strong>de</strong> ser discípulo <strong>de</strong> Cristo se permitirse cualquier<br />

<strong>de</strong>sobediencia a <strong>la</strong> ley <strong>de</strong> Dios, o enseña al prójimo a hacerlo, cualquiera sea su situación o<br />

reputación entre los hombres, no pue<strong>de</strong> ser verda<strong>de</strong>ro discípulo. La justicia <strong>de</strong> Cristo, que nos es<br />

imputada por <strong>la</strong> so<strong>la</strong> fe, es necesaria para todos los que entran al reino <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia o <strong>de</strong> <strong>la</strong> gloria,<br />

pero <strong>la</strong> nueva creación <strong>de</strong>l corazón para santidad produce un cambio radical en el temperamento y <strong>la</strong><br />

conducta <strong>de</strong>l hombre.<br />

Vv. 21—26. Los maestros judíos habían enseñado que nada, salvo el homicidio, era prohibido<br />

por el sexto mandamiento. Así, eliminaban su significado espiritual. Cristo mostró el significado<br />

completo <strong>de</strong> este mandamiento; conforme al cual <strong>de</strong>bemos ser juzgados en el más allá y, por tanto,<br />

<strong>de</strong>biera ser obe<strong>de</strong>cido ahora. Toda ira precipitada es homicidio en el corazón. Por nuestro hermano,<br />

aquí escrito, <strong>de</strong>bemos enten<strong>de</strong>r a cualquier persona, aunque muy por <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> nosotros, porque<br />

somos todos hechos <strong>de</strong> una sangre. ―Necio‖ es una pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong> bur<strong>la</strong> que viene <strong>de</strong>l orgullo; ―Tú eres<br />

un necio‖ es pa<strong>la</strong>bra <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosa que viene <strong>de</strong>l odio. La calumnia y <strong>la</strong>s censuras maliciosas son<br />

veneno que mata secreta y lentamente. Cristo les dijo que por ligeros que consi<strong>de</strong>raran estos<br />

pecados, ciertamente serían l<strong>la</strong>mados a juicio por ellos. Debemos conservar cuidadosamente el amor<br />

y <strong>la</strong> paz cristianas con todos nuestros hermanos; y, si en algún momento, hay una pelea, <strong>de</strong>bemos<br />

confesar nuestra falta, humil<strong>la</strong>rnos a nuestro hermano, haciendo u ofreciendo satisfacción por el mal<br />

hecho <strong>de</strong> pa<strong>la</strong>bra u obra: y <strong>de</strong>bemos hacer esto rápidamente porque hasta que lo hagamos, no<br />

seremos aptos para nuestra comunión con Dios en <strong>la</strong>s santas or<strong>de</strong>nanzas. Cuando nos estamos<br />

preparando para algún ejercicio religioso bueno es que nosotros hagamos <strong>de</strong> esto una ocasión para<br />

reflexionar y examinarnos con seriedad. —Lo que aquí se dice es muy aplicable a nuestro ser<br />

reconciliados con Dios por medio <strong>de</strong> Cristo. Mientras estemos vivos, estamos en camino a su trono<br />

<strong>de</strong> juicio, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> muerte, será <strong>de</strong>masiado tar<strong>de</strong>. Cuando consi<strong>de</strong>ramos <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong>l caso,<br />

y <strong>la</strong> incertidumbre <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida, ¡cuán necesario es buscar <strong>la</strong> paz con Dios sin <strong>de</strong>mora!<br />

Vv. 27—32. La victoria sobre los <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong>be ir acompañada con ejercicios<br />

dolorosos, pero <strong>de</strong>be hacerse. Toda cosa es dada para salvarnos <strong>de</strong> nuestros pecados, no en ellos.<br />

Todos nuestros sentidos y faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ben evitar <strong>la</strong>s cosas que conducen a transgredir. Quienes

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