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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 1—16. ¿Está alguno afligido? Que ore; y que en oración <strong>de</strong>rrame su queja ante Dios. El pueblo<br />

<strong>de</strong> Dios hace eso aquí; se quejan, no <strong>de</strong> los males temidos, sino <strong>de</strong> los males sentidos. Si nos<br />

arrepentimos y tenemos paciencia por lo que sufrimos por los pecados <strong>de</strong> nuestros padres, po<strong>de</strong>mos<br />

tener <strong>la</strong> expectativa <strong>de</strong> que Aquel que castiga, volverá a nosotros con misericordia. —Ellos<br />

reconocen: ¡Ay <strong>de</strong> nosotros que hemos pecado! Todos nuestros ayes se <strong>de</strong>ben a nuestro pecado y a<br />

nuestra necedad. Aunque nuestros pecados y el justo <strong>de</strong>scontento <strong>de</strong> Dios causan nuestros<br />

sufrimientos, po<strong>de</strong>mos tener esperanza <strong>de</strong> su misericordia que perdona, su gracia que santifica y su<br />

buena provi<strong>de</strong>ncia. Pero los pecados <strong>de</strong> toda <strong>la</strong> vida <strong>de</strong> un hombre serán castigados con venganza al<br />

final, a menos que ponga interés en Aquel que llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el ma<strong>de</strong>ro.<br />

Vv. 17—22. El pueblo <strong>de</strong> Dios expresa profunda preocupación por <strong>la</strong>s ruinas <strong>de</strong>l templo, más<br />

que por cualquiera otra <strong>de</strong> sus ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s. Pero sea lo que sea que cambie aquí en <strong>la</strong> tierra, Dios es<br />

aún el mismo y sigue siendo por siempre sabio y santo, justo y bueno; en Él no hay cambio ni<br />

sombra <strong>de</strong> variación. —Ellos oran con fervor a Dios por misericordia y gracia, Vuélvenos a ti, oh<br />

Señor. Dios nunca <strong>de</strong>ja a nadie hasta que ellos lo <strong>de</strong>jan a Él primero; si los hace volver a sí mismos<br />

por el camino <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber, sin duda que Él se volverá a ellos con prontitud por un camino <strong>de</strong><br />

misericordia. Si Dios por su gracia renueva nuestros corazones, renovará por su favor nuestros días.<br />

Los trastornos pue<strong>de</strong>n hacer que nuestros corazones <strong>de</strong>sfallezcan, y que se nublen nuestros ojos, pero<br />

está abierto el camino al trono <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> nuestro Dios reconciliado. En todas nuestras pruebas<br />

pongamos toda nuestra confianza y fe en su misericordia; confesemos nuestros pecados y<br />

<strong>de</strong>rramemos nuestros corazones ante Él. Velemos contra los afanes y el <strong>de</strong>saliento; porque<br />

seguramente sabemos que al final todo será bueno para todos los que confían en el Señor, le temen,<br />

le aman y le sirven. —¿No son los juicios <strong>de</strong>l Señor en <strong>la</strong> tierra los mismos que en <strong>la</strong> época <strong>de</strong><br />

Jeremías? Entonces, que Sion sea recordada por nosotros en nuestras oraciones y su bienestar sea<br />

buscado por encima <strong>de</strong> todo goce terrenal. Salva, Señor, salva a tu pueblo, y no <strong>de</strong>s tu herencia al<br />

reproche para que el pagano no reine sobre ellos.<br />

EZEQUIEL<br />

Ezequiel fue uno <strong>de</strong> los sacerdotes; fue llevado al cautiverio a Cal<strong>de</strong>a con Joaquín. Todas sus<br />

profecías fueron entregadas en ese país, en alguna parte en el norte <strong>de</strong> Babilonia. Su principal<br />

objetivo era conso<strong>la</strong>r a sus hermanos cautivos. Se le manda que advierta <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s<br />

espantosas que vienen a Ju<strong>de</strong>a, particu<strong>la</strong>rmente a los profetas falsos y a <strong>la</strong>s naciones vecinas.<br />

También, para anunciar <strong>la</strong> restauración futura <strong>de</strong> Israel y Judá <strong>de</strong> sus varias dispersiones y su estado<br />

<strong>de</strong> dicha en sus días postreros, bajo el Mesías. Hay mucho <strong>de</strong> Cristo en este libro, especialmente en<br />

<strong>la</strong> conclusión.<br />

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CAPÍTULO I

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