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Comentario de la Biblia Matthew Henry

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Vv. 1—8. Los que empiezan bien pero no perseveran, serán justamente reconvenidos <strong>de</strong>bido a sus<br />

comienzos promisorios y esperanzadores. Los que <strong>de</strong>sertan <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, corrientemente se oponen<br />

más que quienes nunca <strong>la</strong> conocieron. Por eso no podían tener excusas. El Israel espiritual <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong>be reconocerse obligado con Él por su conducción a salvo a través <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto <strong>de</strong> este mundo, tan<br />

peligroso para el alma. ¡Sí, todos los que una vez parecían <strong>de</strong>votos <strong>de</strong>l Señor, viven en forma tal que<br />

su profesión <strong>de</strong> fe agrava sus <strong>de</strong>litos! Cuidémonos <strong>de</strong> no per<strong>de</strong>r el celo y el fervor al ganar<br />

conocimiento.<br />

Vv. 9—13. Antes <strong>de</strong> castigar a los pecadores, Dios <strong>de</strong>bate con ellos para llevarlos al<br />

arrepentimiento. Él nos rec<strong>la</strong>ma lo que nosotros <strong>de</strong>biéramos rec<strong>la</strong>marnos a nosotros mismos. —<br />

Tened temor al pensar en <strong>la</strong> ira y <strong>la</strong> maldición que será <strong>la</strong> porción <strong>de</strong> los que se apartan <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia y<br />

el favor <strong>de</strong> Dios. La gracia en Cristo se compara con el agua <strong>de</strong> una fuente, fría y refrescante, que<br />

limpia y fertiliza: al agua viva porque vivifica a los pecadores muertos, revive a los santos<br />

<strong>de</strong>sanimados, sostiene y mantiene <strong>la</strong> vida espiritual, y manda vida eterna y fluye para siempre.<br />

Abandonar esta Fuente es el primer mal; se hace esto cuando el pueblo <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>scuida su pa<strong>la</strong>bra y<br />

sus or<strong>de</strong>nanzas. Excavaron para sí cisternas rotas, que no retienen el agua. Así son el mundo y sus<br />

cosas; así son los inventos <strong>de</strong> los hombres si se les sigue y se confía en ellos. Con propósito <strong>de</strong><br />

corazón aferrémonos sólo <strong>de</strong>l Señor: ¿adón<strong>de</strong> más iremos? ¡Qué dados somos a abandonar <strong>la</strong><br />

conso<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>l Espíritu Santo por el goce sin valor <strong>de</strong>l entusiasta e hipócrita!<br />

Vv. 14—19. ¿Es Israel un siervo? No, son <strong>la</strong> simiente <strong>de</strong> Abraham. Po<strong>de</strong>mos aplicar esto<br />

espiritualmente: ¿es el alma <strong>de</strong>l hombre una esc<strong>la</strong>va? No, pero ha vendido su libertad y se ha<br />

esc<strong>la</strong>vizado a diversas concupiscencias y pasiones. Los príncipes asirios, como leones, dominaron a<br />

Israel. La gente <strong>de</strong>l Egipto <strong>de</strong>struyó <strong>la</strong> gloria y <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> ellos. Atrajeron esas ca<strong>la</strong>mida<strong>de</strong>s al<br />

alejarse <strong>de</strong>l Señor. El uso y aplicación <strong>de</strong> esto es: Arrepiéntete <strong>de</strong> tu pecado para que tu corrección<br />

no sea tu <strong>de</strong>strucción. ¿Qué tiene que hacer un cristiano en el camino <strong>de</strong> los p<strong>la</strong>ceres prohibidos o <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> vana alegría pecaminosa o con <strong>la</strong>s búsquedas <strong>de</strong> <strong>la</strong> codicia y ambición?<br />

Vv. 20—28. A pesar <strong>de</strong> todas sus ventajas, Israel se había vuelto como <strong>la</strong> vid silvestre que da<br />

fruto venenoso. —A menudo, los hombres están tan sometidos al po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>senfrenados<br />

y <strong>de</strong> su lujuria pecaminosa como los animales. Pero el Señor les advierte aquí que no se fatiguen en<br />

una búsqueda que sólo les traerá angustias y miseria. Como no <strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sesperar <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

misericordia <strong>de</strong> Dios, sino creer<strong>la</strong> suficiente para el perdón <strong>de</strong> nuestros pecados, así tampoco<br />

<strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sesperar <strong>de</strong> <strong>la</strong> gracia <strong>de</strong> Dios, sino creer que es capaz <strong>de</strong> vencer nuestras corrupciones,<br />

aunque sean muy fuertes.<br />

Vv. 29—37. La nación no había respondido a los juicios <strong>de</strong> Dios; buscaba justificarse a sí<br />

misma. El mundo es un <strong>de</strong>sierto y una tierra <strong>de</strong> tinieb<strong>la</strong>s para los que lo hacen su hogar y porción,<br />

pero los que habitan en Dios, tienen los límites fijados en lugares agradables. Este es el lenguaje <strong>de</strong><br />

los pecadores presuntuosos. —Los judíos habían <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> pensar seriamente en Dios hacía mucho<br />

tiempo. ¡Cuántos días <strong>de</strong> nuestras vidas pasan sin que nos acor<strong>de</strong>mos <strong>de</strong> Él como correspon<strong>de</strong>! El<br />

Señor estaba <strong>de</strong>scontento con su forma <strong>de</strong> poner <strong>la</strong> confianza y no los iba a prosperar en el<strong>la</strong>. —Los<br />

hombres emplean todo su ingenio, pero no pue<strong>de</strong>n hal<strong>la</strong>r <strong>la</strong> felicidad en el camino <strong>de</strong>l pecado ni en<br />

<strong>la</strong>s excusas. Pue<strong>de</strong>n ir <strong>de</strong> un pecado a otro, pero nadie que se haya endurecido contra Dios y lo haya<br />

abandonado prospera.<br />

CAPÍTULO III

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