12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 102<br />

Mary Shelley<br />

tada causa. Su madre concluyó la conversación con un gesto de<br />

desprecio y triunfo encubierto, que por un instante despertaron<br />

las sospechas de Idris. Antes de acostarse, la condesa se despidió<br />

de ella diciéndole:<br />

–Espero que tu tono sea otro mañana. Que te muestres más<br />

compuesta. Te he alterado. Acuéstate y descansa. Ordenaré que<br />

te lleven la medicina que yo siempre tomo cuando me siento inquieta.<br />

Te ayudará a dormir.<br />

Cuando, presa de inquietantes ideas, Idris apoyó apenas la<br />

mejilla en la almohada, la criada de su madre le trajo un brebaje.<br />

La sospecha volvió a cruzar su mente ante lo atípico del<br />

procedimiento y la alarmó hasta el punto de llevarla a decidir<br />

que no tomaría la poción. Con todo, su aversión a los problemas,<br />

y el deseo de descubrir si sus conjeturas eran fundadas, la<br />

llevaron, casi instintivamente, a ir en contra de su sinceridad<br />

habitual, y fingió beber la medicina. Después, inquieta a causa<br />

de la vehemencia demostrada por su madre y de los temores<br />

desacostumbrados que la asaltaban, notó que no tenía sueño y<br />

que cualquier ruido la sobresaltaba. Al poco oyó que la puerta<br />

se abría despacio, y al incorporarse oyó una voz que susurraba:<br />

–Todavía no duerme.<br />

La puerta volvió a cerrarse.<br />

Aguardó la siguiente visita con el corazón en un puño, y cuando,<br />

transcurrido cierto tiempo, sintió de nuevo invadida su cámara,<br />

después de cerciorarse de que las intrusas eran su madre y<br />

una asistenta, decidió fingirse dormida. Unos pasos se acercaron<br />

al lecho y ella, sin osar moverse, esforzándose por serenar los latidos<br />

de su pecho, que cada vez resonaban con más fuerza, oyó<br />

murmurar a su madre:<br />

–Pequeña necia, qué poco imaginas que tu juego ha terminado<br />

para siempre.<br />

Por un momento la pobre muchacha imaginó que su madre<br />

creía que había ingerido el veneno: ya estaba a punto de levantarse<br />

de la cama cuando la condesa, que se había alejado un poco<br />

de su lado, habló en voz baja a su acompañante, e Idris volvió<br />

a oír:<br />

102

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!