12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 121<br />

Capítulo VII<br />

Tras dejar a nuestro amigo instalado en su nuevo puesto, volvimos<br />

los ojos hacia Windsor. Su cercanía de Londres atenuaba el<br />

dolor de tener que separarnos de Raymond y Perdita. Nos despedimos<br />

de ellos en el palacio del Protectorado. Me impresionó<br />

bastante ver a mi hermana tratando de interpretar su papel, intentando<br />

ocupar su nuevo cargo con su acostumbrada dignidad.<br />

Su orgullo interior y su sencillez de modales se hallaban, más que<br />

nunca, en guerra. Su timidez no era un rasgo artificial, surgía del<br />

temor a no ser lo bastante apreciada, de cierta conciencia de la indiferencia<br />

con que la trataba el mundo, que también caracterizaba<br />

a Raymond. Pero ella pensaba en los demás con más insistencia<br />

que él, y parte de su retraimiento nacía del deseo de extraer de<br />

quienes la rodeaban un sentimiento de inferioridad, un sentimiento<br />

que a ella no se le pasaba por la cabeza. A causa de su<br />

cuna y de su educación, Idris hubira estado mejor capacitada<br />

para las actividades ceremoniales, pero la naturalidad con que<br />

ella acompañaba tales acciones, surgida del hábito, se las hacía<br />

tediosas, mientras que, a pesar de todas las dificultades, no había<br />

duda de que Perdita disfrutaba de su posición. Estaba demasiado<br />

llena de nuevas ideas como para sentir pesar cuando nos dijimos<br />

adiós. Se despidió de nosotros afectuosamente y prometió acudir<br />

a visitarnos pronto. Pero no lamentaba las circunstancias causantes<br />

de nuestra separación. Raymond se mostraba exultante:<br />

no sabía qué hacer con el poder recién adquirido. Mil planes bullían<br />

en su mente, aunque todavía no había decidido poner ninguno<br />

en práctica. Con todo, se prometía a sí mismo, y prometía<br />

a sus amigos y al mundo entero, que su Protectorado estaría marcado<br />

por algún acto de inigualable gloria. Así, menguados en número,<br />

conversando sobre ello, regresamos al castillo de Windsor.<br />

121

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!