12.05.2013 Views

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

018-El último hombre-1 28/11/07 13:59 Página 1 - Cermi

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>018</strong>-<strong>El</strong> <strong>último</strong> <strong>hombre</strong>-1 <strong>28</strong>/<strong>11</strong>/<strong>07</strong> <strong>13</strong>:<strong>59</strong> <strong>Página</strong> 96<br />

Mary Shelley<br />

Velada para siempre a la mirada marchita del mundo ha de<br />

quedar la emoción de ese momento. Todavía siento su gracioso<br />

perfil apretado contra mi corazón acongojado. Todavía mi vista,<br />

mi pulso y mi aliento se estremecen y flaquean con el recuerdo de<br />

ese primer beso. Lentamente, en silencio, fuimos al encuentro de<br />

Adrian, al que oíamos acercarse.<br />

Convencí a mi amigo para que viniera a verme una vez hubiera<br />

dejado a su hermana en casa. Y esa misma noche, mientras paseábamos<br />

por los senderos del bosque, iluminados por la luna, le<br />

confié lo que oprimía mi corazón, sus emociones y esperanzas.<br />

Durante un momento pareció alterado.<br />

–Debí haberlo supuesto –dijo–. Cuántas dificultades surgirán.<br />

Perdóname, Lionel, y no te extrañes si te digo que la contienda<br />

que, imagino, iniciará mi madre, me desagrada. En lo demás,<br />

confieso con agrado que, al confiar a mi hermana a tu protección,<br />

se cumple lo que yo más esperaba ver cumplido. Por si aún<br />

no lo sabías, pronto descubrirás el odio profundo que mi madre<br />

siente por el nombre de Verney. Hablaré con Idris. Y luego haré<br />

todo lo que puede hacer un amigo. A ella le corresponde representar<br />

el papel de la amada, si es capaz de asumirlo.<br />

Mientras los dos hermanos dudaban sobre el mejor modo de<br />

guiar a su madre hacia su terreno, ella, que había empezado a<br />

sospechar de nuestros encuentros, les acusó de mantenerlos. Acusó<br />

a su inocente hija de engañarla, de relacionarse de modo indigno<br />

con alguien cuyo único mérito era ser hijo de un <strong>hombre</strong><br />

disoluto, el favorito de su imprudente padre, y que sin duda era<br />

tan ruin como aquél de quien se enorgullecía de descender. Los<br />

ojos de Idris centellearon al oír semejante acusación.<br />

–No niego que amo a Verney. Demuéstreme que es indigno y<br />

no volveré a verlo.<br />

–Querida señora –intervino Adrian–, permítame convencerla<br />

para que lo conozca, para que cultive su amistad. Si lo hace,<br />

se maravillará, como me maravillo yo, del alcance de sus méritos<br />

y del brillo de sus talentos. (Disculpa, querido lector, pues<br />

esto no es inútil vanidad; en todo caso no inútil, pues saber que<br />

Adrian sentía de ese modo regocija incluso ahora mi corazón solitario.)<br />

96

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!